Ya es diciembre

De vuelta 15

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

Ya estamos en diciembre, pucha ya es diciembre, increíblemente rápido, rapidísimo, ayer celebrábamos la llegada del 2020 y ya estamos casi en el 2021, a lo mejor no conviene celebrarlo hasta no ver cómo se comporta…´músico pagado no toca buen son…”—me dije.

“—Castrosalazar: ¿y qué con que sea diciembre?”—me dijo mi vocecita que me da vueltas por la cabeza.

“—Bueno pues, es diciembre, la gente no tiene ánimo de leer pendejadas, está más enfocada en la Navidad, en celebraciones”—contesté.

Y se hizo un silencio….de esos interminables, que cortan el aire y que lastiman.

Al rato escuché, porque a mi vocecita interna la escucho, no la oigo.

“—Castrosalazar: Sí, es verdad, pero podrías escribir sobre muchas cosas de diciembre: la abolición del ejército, tradiciones navideñas, comidas…qué sé yo, de tantas cosas”—me replicó.

Yo de inmediato contesté, porque como a mí los silencios me matan, respondo rápido. “—la gente no está para eso”.

Pero me quedé pensando y le dije a mi vocecita: “—¿qué le puede interesar a la gente que uno le cuente que estamos muy orgullosos de no tener ejército y que se abolió el primero de diciembre de 1949, de que tengo certeza que mis hijos ni mis nietos van a tener que empuñar un arma para ir a pelear con nuestros vecinos por la ocurrencia de algún militar o que no verán militares reprimiendo al pueblo o recibir una bala de un soldado por protestar?

¿Y que en muchos países a los ticos nos ven como pendejos porque no tenemos ejército y nos hacen broma tras broma y algunas veces una más pesada que otra?

¿O que cuando vemos militares armados y con tanquetas por las calles en zonas consideradas de alto riesgo criminal nos sintamos más amenazados que protegidos? ¿o qué en reuniones donde ha habido militares defendiendo sus obras en pro de comunidades afectadas por desastres hemos dicho que no hay justificación alguna y que nos parece una barbaridad que compren aviones de guerra y armas en lugar de montar una defensa civil de verdad para proteger a la gente en inundaciones y terremotos? Que les saldría miles de veces más barato…

¿O que digamos que nos parece un abuso que hayan tiendas sin impuestos para oficiales?¿o que ingresen fondos a las arcas del ejército directamente de las petroleras sin pasar por ningún control legislativo o presupuestario y que se gasten sin respaldo alguno?”

Y, esta vez, mi vocecita me contestó de inmediato: “—Castrosalazar: esos temas podrían ser interesantes…¿Por qué no escribís sobre ellos? ¿y te da cólera que te digan pendejo por no tener ejército”.

“No, en realidad no, no me da cólera, me da pesar ver como en países que están mal, digamos tan hechos leña como nosotros o peor, haya gente que defiende los gastos militares—dije, pero de verdad es un tema espeso para tratarlo en Navidad”.

“—Castrosalazar: ¿y qué tal las comidas? ¿Todos los países comen lo mismo en Navidad?

“—Diay, pues sí, no se come lo mismo, pero ¿qué interesa hablar de nacatamales, pavos, chanchos, caballos, ciervos, rosti, fondue, stollen, vacherin, pernil, bizcocho manabita, torreja, y de esas comidas? Muy aburrido”—contesté.

“—Castrosalazar: ¿y de las cartas al Niño Dios, a Santa Claus, a Papá Noel, al viejito Pascuero, a Ded Moroz,
a Colacho, a San Nicolás o a los Reyes Magos?

“No, no creo que eso interese tampoco, a nadie le va a interesar a quién le escriben los güilas en Navidad para pedir regalos…”—dije.

“—Castrosalazar: ¿y escribir de cuando estaban en la U, las navidades, los fines de año? ¿o hay algo que ocultar?

Esta vez fui yo el que hice el silencio, me quedé trabado.

No contesté de forma rápida como es usual en mí…

Pero me puso a penar y me dije: “–mejor de eso no hablar, hay gente que todavía es susceptible a esos temas…”

“—Castrosalazar: en realidad te veo quitado para escribir”—me dijo mi vocecita interna.

“No estoy quitado, quizás es porque estoy escribiendo casi 12 horas al día informes de fin de año y no tengo mucho chance, como que la inspiración se va…”—contesté rápidamente.

“—Castrosalazar, está bien, dejémoslo así, pero hay mucho que escribir, me hubiera encantado que escribieras de la Abolición del Ejército y de la oportunidad que tuviste de escuchar a don Pepe de viva voz en medio de un grupo de poca gente contar los hechos..”—me dijo mi vocecita.

“No—dije—ya han pasado muchos años y la gente va a creer que soy un viejito recordando cosas, y sobre todo que con el tiempo uno empieza a perder detalles de lo que dijo”

Y me dije para mí: “—Aunque todavía me recuerdo verlo sonreír maliciosamente y contestar a la pregunta por qué abolió el ejército:

¿Para qué ejército… ¿¿para pelear con los vecinos? No queríamos eso.

¿Para agredir al pueblo cuando protesta como hacen en varios países?…no queríamos eso.

¿Para qué me dieran un golpe de Estado? Y ya casi riéndose y maliciosamente dijo: Yo no quería eso…

Mejor invertir en educación y salud.

“—En fin Castrosalazar: es tu decisión”—me dijo mi vocecita interna que me da vueltas en mi cabeza.

Y ciertamente mi decisión fue no escribir.

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