Utopía y solidaridad ante el Covid-19

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

El mundo vive momentos críticos con la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2 y su enfermedad COVID-19); que muchos seres humanos a la fecha no han tenido que atravesar por esta desgarradora experiencia y que impone el cambio de las reglas del trato social; es un cambio de paradigma en todos los países del planeta Tierra. La realidad social y económica con un deterioro constante de la forma en que estábamos acostumbrados a vivir y de forma exponencial la curva de crecimiento de los infectados y fallecidos por esta enfermedad; siendo que todos los habitantes de un territorio estamos expuestos a sufrir en carne propia, o de un familiar o un amigo tan lamentable situación.

Costa Rica no escapa a la llegada del COVID-19 y nuestro sistema de salud pública es robusta gracias a la existencia de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la rectoría del Ministerio de Salud. Todos los días la curva de nuevos casos sube entre 30 a 40 casos y a la fecha con 314 personas positivas y dos personas fallecidas (se trata de 150 mujeres y 164 hombres, de los cuales 290 son costarricenses y 24 extranjeros), a sabiendas de que el número de casos seguirá subiendo; se impone mantenerse en la casa “guardaditos” lo que se denomina la cuarentena (quédese en su casa) y el Gobierno decreta una serie de medidas sanitarias que implican restricciones a la libertad de tránsito y suspenden los eventos masivos y otras actividades para evitar una mayor propagación del “virus”. Ya existe presentado un proyecto de Ley para suspender los derechos y garantías individuales con fundamento en lo que expresa el Artículo 121 inciso 7) de la Constitución Política.

Además de las otras atribuciones que le confiere esta Constitución, corresponde exclusivamente a la Asamblea Legislativa: 7) Suspender por votación no menor de los dos tercios de la totalidad de sus miembros, en caso de evidente necesidad pública, los derechos y garantías individuales consignados en los artículos 22, 23, 24, 26, 28, 29, 30 y 37 de esta Constitución. Esta suspensión podrá ser de todos o de algunos derechos y garantías, para la totalidad o parte del territorio, y hasta treinta días; durante ella y respecto de las personas, el Poder Ejecutivo sólo podrá ordenar su detención en establecimientos no destinados a reos comunes o decretar su confinamiento en lugares habitados. Deberá también dar cuenta a la Asamblea en su próxima reunión de las medidas tomadas para salvar el orden público o mantener la seguridad del Estado. En ningún caso podrán suspenderse derechos o garantías individuales no consignados en este inciso;

El Gobierno de la República con las medidas restrictivas en materia sanitaria ha entregado los protocolos para evitar el virus: Lavado de manos constante, utilizar alcohol en gel, distanciamiento social entre personas entre 1.80 metros a 2 metros, estornudos tapándose la boca, nada de eventos masivos de ningún tipo, cierres de locales públicos donde asistan muchas personas; restricciones a la libertad de tránsito vehicular entre semana a partir de las 10pm y los fines de semana a partir de las 8pm, etc. El Ministro de Salud Dr. Daniel Salas ha sido enfático en sus manifestaciones y casi de súplica ha instruido el “quédese en su casa” de los ciudadanos, con el fin de evitar la expansiva propagación del virus y se dé un colapso en el sistema de salubridad pública y el equipo existente en los Hospitales del país para atender estos casos como son los respiradores y ventiladores de oxígeno y demás equipo médico para combatir este virus, etc.

Por otra parte, el Gobierno de la República ha implementado el “Plan Proteger” para paliar la crisis económica, buscando una serie de fuentes de financiamiento para otorgar el subsidio a todos los trabajadores afectados por esta crisis nacional. Los posibles ingresos serían de 1 billón de colones, para enfrentar “esta pesadilla causada por el coronavirus”; además de impulsar el Impuesto solidario a los salarios más altos de los funcionarios públicos con destino específico a los desempleos que se quedaron sin fuentes de ingresos (A la fecha el sector comercial y turístico han sido los más golpeados) y otras medidas que deben ser aprobadas mediante leyes en la Asamblea Legislativa. A la fecha el Congreso ha aprobado: 1-Moratoria del IVA entre marzo, abril y mayo. 2-Eliminación de pagos parciales del impuesto sobre utilidades entre abril, mayo y junio 2020.3-Moratoria del impuesto Selectivo de Consumo entre marzo, abril y mayo.4-Moratoria de Aranceles durante abril, mayo y junio.4-Eliminación del IVA en alquileres comerciales entre abril, mayo y junio.

5-Proyecto 21.854 Flexibilización de jornadas laborales ante declaratoria de Emergencia Nacional. 6-Proyecto 21.449 Para el préstamo de $ 500 millones de la CAF, el cual se utilizará prioritariamente para atender la emergencia nacional y pagos de deuda. 7-Proyecto 21.759 Para fortalecer el régimen de pensiones no contributivo mediante asignación de recursos recortados a pensiones de lujo. Esperemos que en los próximos días la Asamblea Legislativa apruebe una serie de leyes que vengan a paliar esta crisis y se busque una mayor justicia distributiva y solidaria a favor de los más vulnerables, desempleados y de los conciudadanos que están realmente pasando por las peores situaciones en su vida diaria.

Seguidamente transcribo esta reflexión de Fe; de que estamos como si volviéramos al pasado en un mundo utópico:

¡Imagina! Vivir en un mundo más allá del tiempo y del espacio: un mundo sin congestionamientos de tránsito. Imagina no tener que esperar en la fila del supermercado, ¡ni siquiera en la caja rápida! Todos entrando y saliendo a su gusto (y pagando, por supuesto, por aquello que llevan ya que el dinero no será un problema). Imagina una suntuosa comida hogareña que llevaría horas preparar. Todo lo que necesitas es desearla y será tuya, de manera instantánea. Imagina arrancar de un árbol la vestimenta que necesitas, lista para usar, de tu talle y estilo.

Imagina desear comunicarte con un pariente o con un amigo que se encuentra lejos. No hay necesidad de un teléfono para lograrlo. Puedes ir allí directamente y verlos, más rápido aún que el tiempo que te demandaría teclear los botones de tu teléfono digital. E imagina una memoria absoluta: sin dudas sobre la palabra o la frase que quieres decir y sin trabarte con algo que daba por hecho que tenías guardado en la memoria. Imagina no tener que preocuparte nunca sobre el próximo vencimiento o cuota del colegio o sobre cómo podrás solventar las próximas vacaciones. Tu riqueza será increíble y nunca te faltará aquello que tu corazón desee. Y lo mismo le sucederá a todos tus conocidos, pues no habrá más pobreza.

Imagina un mundo con el medio ambiente ideal: sin polución atmosférica, sin agujeros en la capa de ozono, sin lluvia ácida, sin destrucción de bosques y sin residuos químicos o radiactivos por los cuales preocuparse. La temperatura será perfecta: ni muy caliente ni muy fría. Sin huracanes no tornados, sin tormentas de arena, sin lluvias heladas o celliscas. Habrá suficiente lluvia, pero nunca en nuestro día de campo o durante el desfile. También los animales estarán seguros. No habrá matanzas de elefantes o de rinocerontes en busca de sus cuernos, ni destrucción de armiños y nutrias.

Imagina la gente disfrutando al sol sin temor a las quemaduras ni al cáncer de piel. Un mundo sin enfermedades ni sufrimiento: sin cáncer, sin enfermedades del corazón ni SIDA; sin bronquitis, tuberculosis, tifus, malaria, sin siquiera gripe o un simple resfrío. Todo el mundo haciendo sus tareas sin siquiera provocarse un rasguño o aplastarse un dedo. Imagina un mundo sin celos ni odios; sin ira ni arrogancia; sin la búsqueda del poder para intimidar o dominar a los demás. Un mundo en el cual la gente se amará y se respetará, simplemente por ser como son, sin otro motivo.

Parece utópico, ¡verdad? Y de hecho lo es y no parece que fuese ni remotamente posible en nuestro tiempo. Pero en verdad, antes del 1800, nadie hubiera pensado que muchos de los bienes del mundo contemporáneo llegarán alguna vez a existir. Un viaje de ciento veinte kilómetros llevaba todo un día, en el mejor de los casos y al trote sobre un carruaje tirado por caballos, por caminos polvorientos. Hoy día, mucha gente recorre diariamente esa distancia en menos de una hora y sin pensarlo dos veces. La comunicación entre ciudades solía llevar semanas, mientras que hoy es posible telefonear o enviar un fax al otro lado del planeta en menos de un minuto.” (Libro: Mashiaj. Pägs.3 y 4)

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