Trump y la geopolítica de materializar el monroismo en el BID

Miguel Ángel Barrios

Foto: https://www.gentedecabecera.com

La lógica profunda de la historia de América Latina está enmarcada, como lo dijo Vasconcelos, bajo antinomia Bolivarismo y Monroismo, una obra clásica del pensador y político mexicano.

Bolívar representa la lucha por el unionismo hispanoamericano en sentido amplio (incluido el polo lusitano de la Hispania clásica, es decir el Brasil contemporáneo) y Monroe, la búsqueda de la integración panamericana o América para los americanos o mejor decir, América hispánica «patio trasero» de los EEUU o, para expresarlo en lenguaje políticamente correcto, América Latina y el Caribe para las doctrinas geopolíticas de los EEUU, que, a lo largo de la historia, constituyen la «frontera de seguridad interior» de los EEUU.

Nada se puede analizar de la política latinoamericana sin contextualizar en estos parámetros. Peor aún, nada se entendería.

Esto se puede manifestar en forma directa o en forma solapada en las apariencias, pero tanto en una como en otra forma, son destructivas.

En el caso de una forma violenta, no hay mejor ejemplo más paradigmático que la «doctrina Guaidó».

Es decir, la nueva versión militar de la doctrina Monroe, en la cual un legislador se sube a una tarima y en función de sus «intereses» se proclama presidente sin elecciones, y EEUU, a la hora, reconoce a ese ciudadano como «presidente encargado» de Venezuela.

Es una violación absoluta al Derecho Diplomático y a la tradición del Derecho Interamericano del «principio de no intervención y autodeterminación» de los pueblos, en la que la Argentina es pionera, ya que es el país creador de la Doctrina Drago.

Porque justamente fue canciller argentino Luis María Drago quién proclama la doctrina a su nombre en 1.902, cuando potencias imperialistas europeas pretendieron cobrar a cañonazos un empréstito a la Venezuela presidida por Cipriano Castro.

El dilema no pasa por discutir sobre el carácter «moralista» del gobierno del presidente Maduro, sino por encuadrar el problema geopolíticamente.

Si aceptamos este peligroso precedente, la «doctrina Guaidó» puede servir para una neobalcanización de América Latina, ya que un ciudadano cualquiera se puede proclamar «presidente encargado» de la Amazonia, de la Patagonia, de la «media luna» boliviana o de la mal llamada «Triple Frontera» -para nosotros el hito de las Tres Fronteras- descuartizando Nuestra América.

Por eso, debemos ser muy claros en este foco de conflicto que en verdad es verdadera amenaza.

Y eso, no lo podemos permitir, porque no estamos en los bicentenarios sino en una nueva fase de la guerra por nuestra segunda independencia o independencia definitiva, al decir del último Libertador José Martí.

No es un problema de Nicolás Maduro, lo trasciende enormemente, y el árbol debe dejarnos ver el bosque y no a la inversa.

La noticia de la semana, mucho más solapada, pero enormemente grave, es lo que está ocurriendo con la sucesión en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El BID creado en 1.959 a través del chileno integracionista Felipe Herrera, ex Ministro de Economía del General Carlos Ibáñez del Campo cuando los Acuerdos del Nuevo ABC impulsado por Juan Domingo Perón en 1.953- constituye una organización financiera que, más allá de que tenga su sede en Washington, tiene autonomía del FMI, del Banco Mundial y de la OEA.

Posee como finalidad motorizar la ayuda a través de créditos blandos y subsidios a América Latina y el Caribe. Su objetivo es reducir la pobreza y fomentar un crecimiento con desarrollo sostenible y duradero en Nuestra América.

Además de los países prestatarios (los países de América Latina), existen los países no prestatarios como los países europeos, EEUU e incluso China, que se integró al BID como país donante.

Debemos decir que el origen más remoto de la creación de un Banco americano fue en la Primer Conferencia Panamericana o monroista de 1.890 en Washington, que fracasó.

La regla respetada por tradición diplomática desde la existencia del BID pasa porque un latinoamericano sea el presidente del Banco, por legitimidad multilateral.

Era un pacto multilateral siempre respetado, reiteramos.

Por ello, México y la Argentina impulsaron para el mes de setiembre al actual Secretario de Asuntos Estratégicos de la Argentina al Dr. Gustavo Beliz, en la lógica de la dimensión unionista.

Sin embargo, Trump causando una sorpresa absoluta, promovió para reemplazar a Luis Alberto Moreno a Maurice Claver-Carone en la lógica de la dimensión monroista panamericanista.

Claver-Carone (para que nos quede claro) es el actual Director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y antes ocupó la silla de EEUU en el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando el organismo aprobó el primer préstamo por 50 mil millones de dólares para la Argentina durante el gobierno de Macri .Y más aún, para que quede más que transparente, es uno de los arquitectos del endurecimiento extremo de la política exterior de los EEUU hacia Venezuela, un tema que le valió un par de roces con el gobierno argentino.

Queremos subrayar qué es la primera vez que EEUU propone un candidato para presidir el BID desde su creación.

Todos los presidentes del BID han sido oriundos de América Latina: Felipe Herrera, de Chile; Antonio Ortiz Mena, de México; Enrique Iglesias, de Uruguay y el colombiano Luis Alberto Moreno, que culmina su mandato.

Es de tal gravedad la situación en términos estratégicos, que en el día de hoy -18 de junio- han sacado un documento ex presidentes latinoamericanos de Colombia, Brasil, Chile, Uruguay y México manifestando públicamente su disconformidad.

Y señalaron que la propuesta tiene «obvias derivaciones políticas». Afirman que la decisión de los EEUU supone «una agresión del gobierno de los EEUU al sistema multilateral basado en reglas convenidas por los países miembros», sostiene el texto.

El hecho es de altísima tensión, porque los firmantes como Santos, Cardoso, Lagos, Sanguinetti y Zedillo, fueron presidentes que no tuvieron políticas de confrontación con los EEUU, muy por el contrario, y la ofensiva de Trump los pone en la vereda opuesta objetivamente.

La historia posee marchas y contramarchas y no traduce un mismo camino siempre. Nada más movediza que la historia.

Entonces nos interrogamos: ¿Por qué el cambio de conducta política de los EEUU?

En nuestra hipótesis, EEUU se halla en un momento sin dudas de debilidad como consecuencia de la pandemia y de sus consecuencias multidimensionales en el contexto de una mutación del «orden» mundial de una época de apolaridad a multipolaridad dónde China surge fortalecido, con el agravante de que se encuentra en las vísperas de las elecciones presidenciales.

Trump desesperado no quiere perder el control de la isla mundial-Eurasia- y tampoco de la isla continental – América-.

No le queda otra alternativa de ir quebrando todo multilateralismo cómo el acuerdo climático de París, el retiro de la OMS y romper el acuerdo del BID.

Y para suplir su tremenda crisis social y económica pretende convertir al BID en un Banco norteamericano.

Por lo tanto, el conflicto que parece una cuestión de simples nominaciones entre Gustavo Beliz y Maurice Claver-Carone traduce una grave crisis geopolítica de enorme magnitud para el destino de nuestros pueblos.

Donald Trump representa el punto más alto del imperialismo norteamericano y sintetiza en su figura al soberanismo (el viejo nacionalismo teológico fundamentalista de Norteamérica) y al globalismo (las pretensiones de hegemonía económica y financiera globalista más allá de los EEUU).

Esto es muy importante dilucidar, porque su estratega de campaña, Steve Bannon, con su vocabulario de «globalismo», «soberanismo», «estado profundo» fue generando gran confusión a propios y extraños.

Y muchos ven a Trump como un defensor de un Estado protector y del pueblo, sin aclarar las diferencias entre el nacionalismo de países hegemónicos y el nacionalismo liberacionista de países dependientes, como siempre lo hicimos.

Trump, Bannon y el ex Nuncio Apostólico en los EEUU, el Arzobispo Carlos María Vigano, que acaba de escribir una elogiosa carta de admiración a Trump como defensor de occidente, son enemigos del Papa Francisco, porque Su Santidad representa lo antagónico a la «globalización de la indiferencia».

La característica más definitoria del BID desde el momento de su creación y esto es inseparable de la figura, el pensamiento y la acción de su promotor y primer presidente Felipe Herrera, fue su condición de ser un banco regional, no solo por ser el primero que tuvo ese ámbito geográfico, sino también porque su estructura, sus políticas y sus estilos de trabajo tuvieron, desde un comienzo, una raíz latinoamericana que marcó todas sus actividades, y es justamente, lo que Trump pretende erradicar.

Dijo Felipe Herrera en la conferencia pronunciada en la Universidad de Bahía en 1.962 en la reunión organizada por el Consejo del BID y titulada «Integración económica y reintegración política»: «No es una entidad ficticia la Nación latinoamericana. Subyacente en la raíz de nuestros Estados modernos, persiste como fuerza vital y realidad profunda. Sobre su secular material indígena, diverso en sus formas y maneras, pero similar en su esencia, lleva el sello de tres siglos de dominación Ibera… América Latina no es un conjunto de naciones: es una gran nación deshecha». (Felipe Herrera. «América Latina integrada». Losada. BsAs.1.964. Página 48)

Sin dudas aquí podemos comprender con honduras el bolivarismo de Felipe Herrera (admirador público del Libertador Simón Bolívar), el origen integracionista del BID e incluso podemos entender las causas del por qué el BID a través de su presidente de entonces, Enrique Iglesias ayudó a la Argentina y al presidente Eduardo Duhalde en la crisis del 2.001.

No por casualidad, Alberto Methol Ferré le dedica páginas enteras a rescatar la figura de Felipe Herrera en su último libro «Los Estados continentales y el Mercosur».

Aprovecho para contar una anécdota personal con Methol Ferré que posiblemente lo haya compartido con otras personas. Me confesó que, para él, Felipe Herrera había sido el que mejor entendió a Perón en la idea de un Estado continental industrial.

Atribuye al hecho, de que Felipe Herrera frecuentó a Perón siendo Ministro de Economía de Ibáñez del Campo. No olvidemos que cuando el líder justicialista planteo el Nuevo ABC viajó a Santiago de Chile en 1.953 a firmar los acuerdos de Complementación Económica.

Trump, en forma prepotente, como síntoma de su evidente crisis de liderazgo endurece su política como así también se vuelven intransigente los fondos de inversión estadounidense y entre ellos el fondo Black Rock, uno de los mayores administradores de fondos del capitalismo occidental y dueño entre 1.600 a 2.000 mil millones de dólares de la deuda externa que contrajo Macri, y que está asociado al Estado norteamericano en el manejo de fondos de pensión de California.

Es decir, participa de los negocios globales en su carácter de élite global, pero teniendo sus raíces en el Estado norteamericano. El capitalismo global, en última instancia, en caso de crisis estructural, recurre a sus Estados de origen como ocurrió en la crisis financiera del 2.008.

Y el endurecimiento de Trump en su política monroista imperialista coincide con la agresividad del fondo inversionista Blac Rock en una operación combinada conjunta, en lo que hace a las negociaciones de la deuda externa. Es fundamental entender las causas profundas y solo podemos hacerlo desde la actualidad histórica, es decir yendo al origen. No existe la actualidad por la actualidad misma.

Miguel Ángel Barrios (Argentina)
Dr. en Ciencias de la Educación
Dr. en Ciencia Política
Autor de más de quince obras de política Latinoamericana

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