Tiempo al tiempo…

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Dos actitudes sobresalieron en el traspaso de poderes del pasado 8 de mayo: La del presidente de la República Rodrigo Chaves, prometiendo con gran entusiasmo y firmeza “transformaciones históricas” para Costa Rica, y la del presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias, ofreciendo “diálogo constructivo, honesto y transparente” entre esos dos Poderes del Estado.

Teóricamente, es un excelente comienzo. Pero yo digo… ¡Tiempo al tiempo! Y no porque tenga alguna duda sobre las necesarias y urgentes trasformaciones estructurales que necesita nuestro país, sino porque he estado ahí en donde asustan y sé que se requiere no solo decisión, buenas intenciones y una hoja de ruta clara, sino porque se necesita también mucha capacidad de diálogo y un buen manejo de cintura para negociar y llegar a consensos viables y equilibrados. De eso se trata precisamente la POLÍTICA en Costa Rica.

Este no es un país fácil y existe, gracias a Dios y a nuestra propia historia republicana, un fuerte régimen de opinión pública y un pueblo con pensamiento crítico que sabe analizar, valorar e ir más allá de las promesas oficiales o de la oposición política y establecer sus propios criterios y opiniones. Tanto que un predecesor en la Casa Presidencial confesó que “no es lo mismo verla venir que bailar con ella” y así se perdió en la historia dicho Gobierno.

Hay que decirlo: el presidente Rodrigo Chaves se ve y se proyecta como un hombre lleno de firmeza y seguridad en sí mismo. Eso es bueno, porque se necesitará mucha firmeza y determinación para hacer esas “transformaciones históricas” que son estructurales y obligan a importantes acuerdos nacionales.
No era prudente, por ello, exagerar en su discurso inaugural y decir que “Es hora de que las promesas políticas añejas desaparezcan. Vivimos una preocupante situación en el país producto de la desigualdad originada por la corrupción y la mala administración de los últimos 60 años”.

Eso es mucho tiempo. En ese plazo histórico de 60 años hay mucha tela que cortar para bien y para mal e incluye a demasiados gobiernos y varios Beneméritos de la Patria que, con gran visión y fortaleza, hicieron sus aportes para una mejor Costa Rica y construyeron un país del que sentirnos legítimamente orgullosos. Ciertamente hay errores que corregir, pero también grandes aciertos y ese es un balance mucho más equilibrado, sensato y políticamente correcto para arrancar un Gobierno con minoría parlamentaria.

Sea como sea, solo por la vía de un diálogo “constructivo, honesto y transparente” entre el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa y también con la sociedad civil organizada y con mucho respeto a la libertad de prensa y al pensamiento crítico, Costa Rica podrá avanzar hacia esa sociedad democrática, próspera, inclusiva, desarrollada, sin corrupción y sin las actuales y grandes desigualdades, que es lo que todos anhelamos y que resume el justo propósito manifiesto de la Administración Chaves. ¡Nuestro mayor deseo es que sea así!

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