Sanabria: política y santidad

Ocean Castillo Loría

Sanabria: política y santidad

La herencia espiritual de Monseñor Sanabria es patrimonio de todos los costarricenses y no puede apropiársela ningún partido ni tenerla por exclusiva ninguna ideología”.

Otilio Ulate Blanco, Presidente de la República (1949 – 1953)

Con sumo interés, hemos recibido la noticia de que se abra la posibilidad de presentar la causa de santidad de Monseñor Víctor Manuel Sanabria. Entre el 13 y el 18 de febrero, en la visita ad Limina de los Obispos costarricenses a Roma, se consultó sobre el modo de emprender el proceso.

Y es que Sanabria es una de las principales fuentes del cristianismo social, cristianismo social, que tiene entre sus mártires al salvadoreño, Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980. El hoy beato es conocido y venerado en todo el planeta.

El Beato Romero fue asesinado, el Beato Romero, ha resucitado en su pueblo y en la admiración de su iglesia. En esta misma línea del cristianismo social, hoy la Iglesia Católica, es guiada por el Papa Francisco.

Romero murió como fruto de su seguimiento al camino liberador que marcó Jesucristo, Romero fue “piedra de escándalo”, igualmente Sanabria lo fue. Romero tuvo que sufrir una conversión para convertirse en el defensor de los oprimidos, Sanabria siempre tuvo conciencia de ser defensor de los pobres y marginados (Así se lo expresaba Monseñor Víctor Manuel, al líder del Partido Vanguardia Popular, Manuel Mora Valverde)

En el caso de Romero, sus homilías eran grito de denuncia contra la opresión de la oligarquía salvadoreña y el imperio estadounidense. Sanabria, será parte de una alianza con el “Calderonismo” y el Partido Vanguardia Popular, que hará una reforma de corte socialcristiano en Costa Rica.

En 1945 dijo Sanabria: “Se acusa a la Iglesia de ser de izquierda. Pero la Iglesia no es de derecha ni de izquierda. ¡Sursum! (En latín, “hacia arriba”). La Iglesia siempre ha estado con la justicia. Pero como la mayoría de las veces la justicia está de lado de los pobres, la mayoría de las veces la Iglesia está con los pobres”.

Cuando el padre Víctor Manuel, fue elegido Obispo de Alajuela (1938), recibió una carta de felicitación de Oscar Arnulfo Romero y de otros estudiantes que cursaban estudios superiores de Teología en Roma.

La edad separaba a Sanabria y a Romero, pero en la historia de la Iglesia en Latinoamérica en general y en la Centroamericana en particular, los unía el amor por una política en pro de servicio, una economía en pro de la solidaridad y una cultura para la verdadera libertad; eso que Jesús llamara en su tiempo: “el Reino de Dios”. Se dice que San Alberto Hurtado (Santo chileno, que sentó importantes bases del socialismo cristiano), vino a visitar al prelado costarricense, y quedó admirado por su obra, su vida y su personalidad.

Asimismo, Víctor Manuel y Oscar Arnulfo, vivieron una vida intensa de oración y una fortísima lucha por los pobres. Se dice que Sanabria muere como fruto de los sinsabores que le produjeron su participación en la lucha por la reforma social y la guerra civil o revolución de 1948 (cuentan testigos, que un mes antes de su muerte, él mismo presentía el final. Ese final, quizás lo sospechaba, cuando entre llantos, sufría por Costa Rica). Al morir, solo contaba con una valija, en la que guardaba sus signos de Obispo.

Diría el ex Presidente Otilio Ulate, que en esa dura época (La de los 40), fue un “apóstol de la paz y de la fraternidad de los costarricenses”. Esto constaba a Ulate. Sanabria protegió su vida en aquellos aciagos momentos.

Se cuenta que en alguna etapa de su vida, Sanabria quiso ingresar a la Compañía de Jesús (Los Jesuitas), pero Monseñor Rafael Otón Castro, lo hizo desistir de esa idea. Lo que son las cosas de la historia y de la vida, hoy el catolicismo es liderado por un Jesuita: Jorge Mario Bergoglio.

Ahora bien, el gobierno de Calderón fue perdiendo apoyos de los sectores poderosos, por lo que se alió con el Partido Vanguardia Popular y con Monseñor Sanabria. Es interesante, como desde una perspectiva histórico – ideológica, se ha dado una disputa entre socialcristianos y comunistas sobre este tema.

Los primeros, levantan la figura casi exclusiva del Dr. Calderón Guardia en esa trama, mientras que los segundos, resaltan a su líder Manuel Mora Valverde y en segundo término a Monseñor Sanabria. De hecho, está por verse como explotarán la figura del doctor, en la campaña electoral del 2018, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), el Partido Republicano Social Cristiano (PRSC) y la Alianza Demócrata Cristiana (ADC)

En lo que refiere a la valoración de los socialdemócratas, basta leer los libros: “De Calderón a Figueres” o “Voces del 43”; del sociólogo e historiador, Eugenio Rodríguez Vega, para mirar un justiprecio a la figura de Monseñor Sanabria.

El fortalecimiento de la Iglesia Católica en materia social por parte de Sanabria, se observa en los siguientes nombramientos:

• Padre Benjamín Núñez, en la Central Sindical: “Rerum Novarum”.
• Sacerdote Carlos Humberto Rodríguez Quirós, en la Liga Espiritual Católica.
• Presbítero Vicente Salazar, en la Juventud Obrera Católica.

El pastorado de Sanabria se da en momentos convulsos, anotemos ahora uno: en diciembre de 1948, los “Calderonistas”, invaden Costa Rica, para derrocar al líder socialdemócrata José Figueres Ferrer. En ese evento muere el padre Jorge Manuel Quesada, que era Capellán de la Cruz Roja. Sanabria siempre llevó ese dolor.

Desde la perspectiva eminentemente pastoral, se observa como Monseñor lucha por la construcción del Seminario Mayor, también creó el Seminario Menor: “Nuestra Señora de los Ángeles”. Durante su Arzobispado, ordenó a 30 sacerdotes.

Durante su gobierno pastoral, se hacen presentes en Costa Rica:

• Los Franciscanos.
• Los Franciscanos Conventuales.
• Los Capuchinos.
• Los Carmelitas Descalzos.
• Los Padres Claretianos.

También se fortalece la presencia de:

• Los Padres Salesianos.
• Los Hermanos de La Salle.

Otras evidencias de la obra pastoral de Sanabria son:

• 10 parroquias.
• 2 coadjutoras territoriales.
• El Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles, es elevado a parroquia.
• Funda Radio Fides.

También Monseñor tenía una visión regional y diríamos latinoamericana de la Iglesia, él fue un fuerte impulsor de la Conferencia de Obispos de Centroamérica y Panamá, que es un claro antecedente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)

De igual manera, Sanabria impulsó las obras religiosas de mujeres, tal fue el caso de las Hermanas Misioneras de la Asunción. Según las investigaciones de religiosas de la obra, al prelado le gustaba ir a Fraijanes y a las cercanías del Irazú, para orar. No en balde su lema era: “Ora y espera”, este es el mismo lema de las hermanas.

Hay otra faceta que es clave en Víctor Manuel Sanabria: la de historiador. He aquí un listado cronológico de algunas de sus obras:

• Los Orígenes de la Masonería en Costa Rica (1928)
• El Doctor Domingo Rivas (1930)
• Fray Alonso Bravo de Laguna (Publicado en el Mensajero del Clero en 1930)
• Una relación de la Batalla de Rivas (Publicado en el Mensajero del Clero en 1930)
• Los últimos años de la Orden Franciscana en Costa Rica (1931)
• Los Muertos de la Campaña Nacional (1932)
• El Obispado de Nicaragua y Costa Rica (Publicado en el Mensajero del Clero en 1932)
• Anselmo Llorente y Lafuente, primer Obispo de Costa Rica (1933)
• La Primera Vacante de la Diócesis de San José (1933)
• Datos Cronológicos para la Historia Eclesiástica de Costa Rica (1935)
• Bernardo Augusto Thiel, Segundo Obispo de Costa Rica (1941)
• Episcopologio de Nicaragua y Costa Rica, 1531 – 1850 (1943)
• Documenta Histórica Beatae Marie Virginis Angelorum (1945)

En el primer texto de la lista, Monseñor deja claro que la Masonería, es una institución política. En el segundo estudio, vinculaba el autor a Domingo Rivas, con la Diócesis de Costa Rica; cuando Sanabria escribe sobre Fray Alonso Bravo Laguna, refiere al tema de los Obispados de Costa Rica y Nicaragua.

En “Una relación de la Batalla de Rivas”, Sanabria justifica el por qué, los capellanes del ejército de 1856, no refieren a la quema del Mesón o a la acción de Juan Santamaría. Al año siguiente, cuando escribe sobre “Los últimos años de la Orden Franciscana”, retorna a las relaciones de los Obispados de nuestro país y el vecino del norte. En esta misma línea se encuentra: “El Obispado de Nicaragua y Costa Rica”.

Como consta, en 1932, cuando aborda las defunciones en la Campaña Nacional de 1856 – 1857, cambia de posición, en relación a su escrito de 1930, sobre la Batalla de Rivas y la presencia del tamborcillo de Alajuela.

“Anselmo Llorente y Lafuente, primer Obispo de Costa Rica”, es el primer estudio extenso de Sanabria, aquí se verá mucha de la práctica de su filosofía y su honestidad como investigador, por estos elementos, este texto fue altamente adversado en la época.

En la obra siguiente, Monseñor aborda el periodo de 1871 a 1880, tiempo en que el Dr. Domingo Rivas, dirigió la diócesis de San José, como Vicario Capitular y luego, la Vicaría Apostólica del delegado Papal, Monseñor Luis Bruschetti.

Por otro lado, como ya lo hemos visto, luego Sanabria, publicará: “Datos Cronológicos para la Historia Eclesiástica de Costa Rica”. Con este texto, continúa la obra iniciada por Thiel, y Stork. Es curioso que en la introducción de esta obra, dijera Sanabria: “Me he introducido en estos trigos que ciertamente nunca habían sido los preferidos de mis estudios”.

Posteriormente escribirá sobre el mismo Monseñor Thiel: es la segunda mitad del siglo XIX, el ambiente es liberal y anticlerical, para muchos historiadores, esta es la obra más importante de Sanabria como historiador. En lo que compete al “Episcopologio…”, ya ese estudio lo hizo, o lo terminó ya siendo Arzobispo de San José.

Volvamos ahora, a la acción política de Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez. Como ya lo hemos expuesto, el gobierno de Calderón fue perdiendo apoyos de los sectores poderosos, por lo que se alió con el Partido Vanguardia Popular y con Monseñor Sanabria. Con esa alianza, los católicos podían ser militantes del Partido Vanguardia Popular.

Conforme lo publicó el historiador y teólogo Miguel Picado, existe un documento escrito de puño y letra de Manuel Mora, líder del Vanguardia Popular, que dice: “el Partido apoya la política social del presidente Calderón Guardia, basada en las encíclicas papales y declara que esa política se enmarca sin contradicciones en la política del Partido para la organización económico – social del país”.

En la línea del historiador Oscar Aguilar Bulgarelli, Picado dirá que la alianza mencionada, permitirá evitar un golpe de Estado contra Calderón Guardia y permitió la aprobación de las garantías sociales.

Adicionalmente, Sanabria probaría que la Doctrina Social de la Iglesia, iba más allá de predicar la resignación de los pobres. Dirá Monseñor: “…La doctrina católica, sin embargo, ha enseñado siempre que en la solución de la cuestión social han de entrar la justicia y la caridad, y precisamente en el orden enunciado, y que justicia sin caridad es injusticia y caridad sin justicia es egoísmo”.

En ese marco, la Iglesia está a favor de la justicia, y como ya hemos dicho, pensaba Monseñor que, frecuentemente, la justicia estaba a favor de los pobres, por lo que la Iglesia los defendía. Con ese telón de fondo, es que se da el memorando en el que se pacta la disolución del Partido Comunista (Este texto lo resalta Picado en sus investigaciones). En esas gestiones, Sanabria, contó con el apoyo del cuerpo eclesial.

La oposición de los “Cortesistas” no se hizo esperar. Se decía que Sanabria había apoyado el gobierno de Calderón Guardia, y que ese gobierno, había generado fraude electoral, divisiones y odios.

En razón de la muerte de Monseñor, publicó el “Mensajero del Clero”, en 1952: “Hombre de fe profunda, de esperanza firme, de caridad abnegada…camino que siguen los santos en su marcha hacia Dios”.

De la vida y obra de Sanabria, debe entenderse que el reformismo no puede despreciar a la Iglesia Católica, asimismo, la izquierda y el reformismo, deben comprender que sus verdaderos oponentes, no están en la Iglesia, sino, en los liberales y monetaristas.

Quizás sea sano que en este tiempo, se recuerden las palabras de Don Otilio Ulate: “Aún hoy, después de su muerte, si no oímos su voz, que ya nos llega de ultratumba y si quedan ricos codiciosos y gobernantes soberbios, a todos los puede arrollar la nueva era del mundo.”.

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