Regulación de la actividad cafetalera

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

En medio de la discusión de la reforma a la Ley 2762 que regula las relaciones entre productor, beneficiador y exportador, hemos encontrado la resistencia de un grupo de torrefactores y comerciantes, que usan como materia prima en su mayoría café importado, hasta un 75 % del total, quienes aducen algunas consecuencias sacadas de la manga y alejadas de la realidad.

La primera aclaración es que más del 90 % de nuestro grano de oro es exportado a distintos mercados del orbe, comercialización regulada hasta en los mínimos detalles por el Instituto del Café de Costa Rica, ICAFE; incluye desde el control de inventarios en los beneficios, los contratos de exportación, el precio de embarque, el precio promedio de la cosecha, la calidad de los envíos, los costos de beneficiado y comisiones de la comercialización, de tal manera que al definir la liquidación final de la cosecha, se garantiza que al productor le llegue a sus bolsillos más del 80 % de la venta del café. Ese esquema no es común en otros países, en México eliminaron en 1989 el INMECAFE que había logrado una gran expansión del cultivo, alegando el gobierno de turno que los agentes privados manejaban el mercado con eficiencia. En los años posteriores, una multinacional alimentaria se adueñó del mercado y a partir de allí, es la encargada de definir los precios, por supuesto alineados con sus intereses; los que antes eran pujantes cafetaleros, hoy entraron al círculo de la pobreza.

En estos días recibimos a productores de café de un país de América del Sur, quienes quedaron asombrados de la regulación que tenemos en nuestro país, mientras ellos están expuestos a la salida del café, casi todo de contrabando, hacia un país vecino que lo nacionaliza y lo triangula para el mercado internacional; algo muy parecido sucede en Costa Rica con sacos provenientes de Centro América que toman el buen nombre del país para salir a mercados internacionales sin conocer su origen, no podemos jugarnos el chance que los compradores determinen ese fraude y que los diferenciales que se pagan por el café origen Costa Rica de más de $ 100 se tiren por la borda, poniendo en peligro la economía de más de 38 000 familias productoras de café.

Esto último es lo que se pretende controlar en la reforma y que ha causado la reacción de un grupo muy reducido de la cadena, quienes han lanzado al aire efectos que no tienen sustento técnico como alegar un impacto para 1 500 familias, el incremento del precio del café de consumo nacional hasta en un 20 % y la confiscación de la materia prima por parte de ICAFE. Si nos vamos al texto de la reforma, los artículos que el grupo contrario a la reforma considera perjudiciales son los siguientes:

Artículo 88- Las Aduanas del país no permitirán la exportación de café, sin la previa autorización del Instituto del Café de Costa Rica. Tampoco permitirá la exportación de café de otros orígenes bajo el nombre y con documentos de Café de Costa Rica.

De igual manera, la Aduanas del país no permitirán la importación de café, independientemente de su origen, sin contar con la respectiva nota técnica de importación; lo anterior para evitar la triangulación del producto y resguardar el nombre de Café de Costa Rica.

Artículo 118- Con la finalidad de velar por el origen del café y en resguardo del buen nombre del Café de Costa Rica, el Instituto del Café de Costa Rica verificará la trazabilidad del café independientemente de su origen, accediendo por todos los medios a su alcance a información sobre todo tipo de comercialización del café propia o de terceros, incluyendo entre ellas, el uso de una Nota Técnica de importaciones, avalada por la autoridad competente.

Este contenido lo que busca es la protección del buen nombre del café origen Costa Rica y tiene mucho menos alcance de lo indicado en la ley en cuanto a las facultades del ICAFE para el grano que exportan las Cooperativas y otros Beneficiadores; tal como lo indica el dirigente de UPAS don Guido Vargas, el café recién fue declarado Símbolo Nacional y como tal, debemos defender su buen nombre como hacemos con la Bandera, el Escudo y nuestro Himno, qué pareciera que en una actividad internacional le agregáramos a esa bella melodía unas estrofas de canciones de Mejía Godoy (muy buenas por ciertas) y unos cuantos ritmos de nuestros hermanos hondureños.

Por último, debemos considerar que el texto de la reforma fue consensuada con todos los involucrados de la cadena, no se vale salirse del saco y tras de eso hacer circular entre los señores diputados y la opinión pública situaciones irreales o medias verdades, como dijo hace unos meses en el plenario un Padre de la Patria.

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