Reflexiones de fe, el bien y el mal

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Para esta época hacemos las reflexiones de fe, en este caso sobre el bien y el mal; conceptos muy utilizados por los seres humanos, según la capacidad de discernimiento dado por el Ser Supremo y Eterno a todos (as) en este mundo. Constantemente escuchamos estas palabras llamando a que se haga el bien y no el mal, y en menor cantidad este último. Según la Biblia en el libro de Génesis 2,3 se nos habla del Jardín del Edén, que estaba en el Oriente, donde Dios puso al hombre que había creado y contenía el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Siendo el Jardín del Edén uno de los grandes misterios de la Biblia, tiene una ubicación histórica y geográfica, en un valle donde brotaban cuatro ríos: El Tigris, el Éufrates, el Guijón y el Pisón, lo cual hace que esté en algún punto de la Mesopotamia meridional, sin embargo a la fecha no se ha encontrado. El Señor les había prohibido a Adán y Eva comer el fruto del Árbol del bien y del mal; pero violaron la regla; Eva come primero y luego le da de comer a Adán. Se dice que Eva fue inducida por el espíritu maligno representado en forma de serpiente, para que comiera el fruto del conocimiento.

Al comer el fruto prohibido, tanto Adán como Eva, los primeros seres humanos creados por Dios a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), adquirieron el conocimiento sobre qué son: el bien y el mal, el libre albedrío y el discernimiento de escogencia; pasaron de un estado de inocencia pura y amoral a ser moral y poder pensar individualmente con su propia voluntad y no como hasta entonces con obediencia absoluta al Ser Supremo que los crió (pecado original). El ser humano a partir de su autonomía propia puede escoger entre lo bueno y lo malo, la ética y la moral o lo contrario. Adquiere la posibilidad de amar, es decir el amor se da y se recibe con la mente libre, con el corazón y espíritu independiente.

Asimismo encontramos otros valores y principios altruistas como la bondad, solidaridad, misericordia, gentileza, pero a su vez lo contrario al escoger toda forma de maldad, violando las leyes religiosas del Antiguo Testamento, o los Diez Mandamientos entregados al profeta Moisés por Dios. El libre albedrío permite escoger entre ambos caminos. Al ser humano le corresponde escoger y juzgar cada situación moral; pero tampoco se debe permitir los autoritarismos y ortodoxias, para que en nombre de las leyes sancionar o matar al que no cumple las leyes. Por ejemplo la época de la Inquisición dejó muchas muertes a los que no pensaban igual que los gobernantes y autoridades vigentes.

Dios nos hace libres de pensamiento y ahí es donde podemos distinguir entre lo bueno y lo malo, lo corrupto y no corrupto. En la época actual el sistema de derechos que tiene una sociedad, nos permite a todos (as) sus integrantes vivir en orden y respeto, para que cada quién no se sienta que pueda hacer lo que le plazca en detrimento de sus conciudadanos. Donde hay orden está Dios, reza el dicho. Caín al matar a su hermano Abel, fue el primer asesino de la historia, se llenó de envidia y entró en enormes contradicciones internas y mentales. Posiblemente inducido por el espíritu maligno que algunos llaman en las escrituras con el nombre de Samael (que puede ser el mismo Satán o un mensajero del mal).

Otro misterio bíblico que es necesario mencionar es el Diluvio Universal para destruir la humanidad pecadora y mala. Es una inundación a gran escala, por lo que Dios le ordena a Noé la construcción de un gran arca (embarcación donde solamente Noé y su familia se salvan más una pareja de animales “hembra y macho” de cada especie). También se expresa que se da en la zona de Mesopotamia y el diluvio dura 150 días, luego otros 150 días para que bajasen las aguas. Se dice que el arca encalló en el Monte Ararat, que tenía las montañas más altas entonces conocidas (Génesis 8,4) y Dios hace una alianza con Noé de que la tierra nunca volverá a ser destruida por inundaciones y la señal fue poner el arco iris. (Los Grandes Misterios de la Biblia. L y P. Fanthorpe. Pág. 68)

Otro aspecto fundamental sobre el bien y el mal, se refiere a la justicia humana y la justicia divina. En la tierra los seres humanos imponen la justicia con sanciones a los que violen el ordenamiento jurídico, basado en el discernimiento entre el bien y el mal, y de ahí ha trazado y creado todo un sistema de normas que se consideran justas para poner orden y que las personas actúen al lado de lo que se considera el bien. La justicia divina es la justicia de Dios, que es la suprema y será revelada una vez que nuestras almas estén cerca del Eterno y conozcamos también la absoluta verdad, que todos (as) la ansiamos.

El lado del mal está representado por el Demonio, como lo señala el Papa Francisco: “es, teológicamente, un ser que optó por no aceptar el plan de Dios. La obra maestra del Señor es el hombre, algunos ángeles no lo aceptaron y se rebelaron. El Demonio es uno de ellos. En el libro de Job es el tentador, aquel que busca destruir la obra de Dios, el que nos lleva a la suficiencia, a la soberbia. Jesús lo define como el padre de la mentira, y el libro de la Sabiduría dice que el pecado entró en el mundo por la envidia del Diablo a la obra maestra de Dios. Sus frutos son siempre la destrucción, la división, el odio, la calumnia.” (Sobre el Cielo y la Tierra. Jorge Bergoglio -Papa Francisco-, y Abraham Skorda. Pág. 23)

En esto hay que entender, sobre el bien y del mal, lo que señala el profeta Isaías que Dios es el hacedor de la luz y el creador de la oscuridad, el que hace la paz y él crea el mal. La oscuridad no existe sino es la ausencia de la luz. Asimismo si el ser humano actúa por instinto, no necesariamente lo empuja el Demonio, pero todos tenemos el desafío para dominar al mal y que ésta no nos domine. Estamos ante una constante lucha terrenal establecida por el libre albedrío a partir del pecado original (Jardín del Edén). (Op.Cit. Pág.24)

Se concluye, que nuestras actuaciones en los distintos campos en que nos desenvolvemos, debe predominar en la conciencia los principios superiores, éticos y morales, según el libre pensamiento que Dios nos otorgó. En la familia, en el trabajo, los gobernantes de turno deben aplicar y luchar por el bien común. Recordamos que la paz y estabilidad en un barrio, ciudad, y el país debemos contar con una mayoría de hombres y mujeres justos (as), para traer hacia estos los ideales de justicia, solidaridad, igualdad, libertad, bondad, tolerancia hacia las minorías, y poder anular la maldad, la mala fe, y las actuaciones no éticas y contrarias al ordenamiento jurídico.

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