Por quién NO votar

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Carlos Revilla

Carlos Revilla M.
crevilla@cambiopolitico.com

Un amigo en Facebook escribió en su muro un largo mensaje sobre su decisión —pensada y meditada— de a quien quería darle su voto el próximo 2 de febrero en las elecciones nacionales. Su intervención desató una seguidilla de otros comentarios muy interesantes sobre el tema. Esto me llevó a pensar en hacer algo parecido, pero desde otro ángulo.

Lo usual es lo que hizo mi amigo de explayarse en porque uno apoya a tal o cual candidato o partido político. En mi caso, creo que ya todos saben que soy socialdemócrata y liberacionista, por lo que apoyo a Johnny Araya. Así, que en lugar de hacerles un anodino discurso sobre mis preferencias, decidí —apoyado en mi experiencia personal con los otros candidatos— más bien, hacer el ejercicio de decirles por quién no hay que votar y por qué.

En mis labores en Cambio Político tuve el privilegio, junto a nuestra directora, de entrevistar a casi todos los candidatos presidenciales para estas próximas elecciones. Este hecho de conocerlos y haber conversado con ellos, me dio una perspectiva muy especial y que creo vale la pena compartir, mas que todo que las entrevistas se enfocaron en los planes que tiene para el país cada candidato en caso de llegar al poder.

Partidos cristianos. Voy a comenzar con los candidatos Carlos Avendaño de Restauración Nacional (RN) y Justo Orozco de Renovación Costarricense (RC). En el caso de Avendaño, nos recibió en su oficina de la Asamblea Legislativa, y estaba leyendo y firmando unos papeles en su escritorio, y nos dijo que enpezáramos la entrevista y que el seguía trabajando, como diciéndonos, miren estoy muy ocupado, así que apúrense, algo muy descortés de su parte y dando a entender que no le daba mucha importancia al asunto. Claro tres minutos después tuvo que dejar lo que estaba haciendo y concentrarse en la entrevista. Con Orozco fue todo lo contrario, también nos recibió en su oficina en la Asamblea y estuvo siempre acompañado por uno de sus asesores. La entrevista fue muy cordial y amena. Tengo que reconocer que tenía otra impresión de él, por supuesto esto es en el plano de personal, no el de las ideas.

El problema con estos partidos y sus candidatos es la postura excluyente que tienen hacia sectores de la sociedad. No voy a ahondar en esto, pero sus posiciones sobre las sociedades de convivencia para parejas del mismo sexo, la fecundación in vitro, la familia y otras hace que no pueda votar por ellos. Y si, defienden valores importantes, pero es aun más importante el reconocer que la sociedad es plural, y que hay otras personas —seres humanos como nosotros— que tienen todo el derecho no solo a pensar diferente si no a ser diferentes y no ser juzgados por ello.

Héctor Monestel, Partido de los Trabajadores (PT). Posturas interesantes, pero totalmente irrealizables o para nada acordes con el tiempo actual, esta gente se quedó varada en algún momento de principios del siglo XX y pareciera que no han evolucionado. Si de algo les sirve conocer, son lo que se llama troskistas, es decir seguidores del troskismo. Se denominan «la verdadera izquierda».

José Manuel Echandi, Partido Avance Nacional (PAN). Nos confesó que su verdadera intención es llegar a la Asamblea Legisltiva ya que lleva la doble postulación. Siempre ha sido buen diputado, pero para presidente que va.

Oscar López, Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE). Otro que su intención es solo llegar a ser diputado —de nuevo—. Su partido no tiene músculo y él menos. Me parecio un arribista.

Rodolfo Piza, Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Lleno de buenas intenciones, pero eso es todo. Es candidato de un partido moribundo y putrefacto, del que —como en todo naufragio— las ratas salen primero, algo que ya se vio con la huida de algunos hacia el Movimiento Libertario. Piza —como todo Capitán con honor, que eso le reconozco— se hundirá con su barco.

Sergio Mena, Partido Nueva Generación (PNG). Después de entrevistarlo, quedé con la sensación de que el tiempo que pasamos con él, fue un desperdicio. No nos dijo nada que fuera relevante, solo lugares comunes y salimos sin realmente saber que es lo que piensa y eso que fue más de una hora de prácticamente un monólogo.

Walter Muñoz, Partido Integración Nacional (PIN). No tengo nada que decir y con eso lo digo todo…

Otto Guevara, Movimiento Libertario (ML). Ahhh… la joya de la corona de por quien no hay que votar. Es un lobo con piel de oveja. Representante de lo más rancio de la derecha y extrema derecha de nuestro país y del pensamiento liberal más recalcitrante. Conservador y cavernícola como pocos, aunque capaz y versado, no en balde es su cuarta candidatura, con las soluciones —según él— para sacar adelante a Costa Rica, pero desgraciadamente totalmente equivocado. Yo jamás, bajo ninguna circunstancia podría votar por él, ya que representa todo en lo que no creo. Para resumir, estoy en las antípodas de su pensamiento.

Me quedan Johnny Araya, Partido Liberación Nacional (PLN), José María Villalta, Frente Amplio (FA), José Miguel Corrales, Patria Nueva (PN) y Luis Guillermo Solís, Partido Acción Ciudadana (PAC). Algunos mejores que otros, pero ya no en la categoría de por los que no hay que votar. Ahí se los dejo a la libre, aunque como ya mencioné, en mi caso ya tengo mi candidato.

Por supuesto esta lista y criterios son muy personales, no lo hago para convencer a nadie, si no para que conozcan mi opinión al respecto y de alguna forma hacer catarsis.

Eso si, no se queden sin votar.

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Un comentario

  1. Don Carlos, yo lo considero una persona inteligente y analítica, coincido con usted en que no se puede votar ni por los «cristianos», ni mucho menos por Guevara. Aunque obviamente respeto su posición, no solo no la comparto, sino me parece poco racional argumentar que por ser socialdemócrata y liberacionista, tiene que votar por su candidato. Yo fui liberacionista y fiel creyente de la autentica Social Democracia, pero la corrupción escandalosa, el abuso del poder y todos los otros males, me hicieron renunciar del partido y salir corriendo. No encuentro explicación que tenga que apoyar a un candidato, solo por ser del mismo partido, sin importar todos los cuestionamientos y descalabros de un candidato y partido.

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