Planificación y mercado

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

No lo podía creer, pero me dio mucho gusto que una persona de tanta reputación y de opinión tan sensata como el doctor Roberto Artavia Loría expresara recientemente que Costa Rica necesita planificar, es quizás reflejo de un punto de inflexión en el ideario económico costarricense, en el que el Dr. Artavia tiene su influencia. Aunque ciertamente la planificación de una nación trasciende en mucho lo económico, toral sí, pero insuficiente si de desarrollo se trata, el comentario es de tomar en cuenta.

Por mis años como viceministro-subdirector de la OFIPLAN de la Presidencia de la República y habiendo sido estudiante en la Universidad de Harvard de Sistemas Económicos Comparativos, he reflexionada mucho al respecto de sí la planificación socio económica conviene o no. Depende.

Un país es como una familia. Aún las familias muy limitadas de recursos, planifican a largo plazo los eventos importantes en su vida, como por ejemplo el que los hijos se preparen bien para enfrentar la vida y contribuir en el futuro. “Esto es planificar estratégicamente, lo que conviene un país haga. El asunto se complica cuando los padres se ponen a planificarle las actividades de corto plazo a sus vástagos. Eso es planificación táctica centralizada, la que rara vez se cumple. El hijo, aunque sea por llevar la contraria no seguirá el consejo.

Parecido funciona un país: conviene establecer una dirección a largo plazo como nos dijo el distinguido costarricense ingeniero Jorge Manuel Dengo Obregón a los ocho que integrábamos la 1ª Comisión de Reforma del Estado Costarricense (COREC I) allá por 1989: “es necesario para el Estado saber por ejemplo cuáles serán las necesidades de escuelas y de pupitres en el 2015 y así sucesivamente en todos los campos básicos de la actividad humana, sociales y económicos”. Viene la post pandemia y quien sabe que otras más. El cambio climático arreciará. Debemos ser cuidadosos como país al igual como lo es una familia precavida. No podemos dejar que el mercado nos maneje la vida nacional. Hay que planificar.

He sostenido por la vía de mis escritos y opiniones en programas de comunicación, que se puede planificar estratégicamente, entendiendo por estrategia la forma de organizarse para lograr un objetico plasmado en una meta concreta. Dentro de ese marco estratégico para no salirse de los objetivos y metas a largo plazo, se deja que sean los mecanismos de mercado los que en el corto plazo definan las relaciones entre la oferta y la demanda de bienes y servicios a nivel no estatal. Ir más allá es dejar que sea el mercado el que determine el rumbo del país y eso no funciona. Se enreda éste igual a como sucedería cuando la planificación se mete a ajustar la demanda y la oferta arbitrariamente y con precios establecidos también arbitrariamente como lo plantea la funesta planificación centralizada. Ergo, es posible combinar las ventajas de la planificación estratégica y de la economía de mercado, la que sabemos requiere regulación por sus imperfecciones, pero que sigue siendo el mejor sistema para asignar recursos productivos en el plazo inmediato o cercano.

Roberto (Artavia) recomienda que sea el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN), la instancia que se encargue de la planificación. Yo voy algo más allá.

Nunca me ha gustado la idea de que la Oficina de Planificación Nacional y Política Económica de la Presidencia de la República (OFIPLAN) con rango de ministerio, dejara de serlo para convertirse en ministerio, MIDEPLAN. Ha dicho el doctor Wilburg Jiménez Castro con su característica experticia en la Gestión Pública, que la planificación es algo así como 25% planificación y 75% coordinación. Es difícil coordinar pares inter pares o iguales. Es más fácil hacerlo desde un nivel superior como es la Presidencia de la República, donde además le puede prestar valiosa asesoría técnica-política a quien ocupe el cargo presidencial. Es un buen momento, cuando estamos como sociedad analizando la necesidad de redimensionar el aparato estatal del Estado costarricense, el contemplar que MIDEPLAN vuelva a ser OFIPLAN, lo que requiere de una modificación legal.

Es poco práctico e inconveniente pienso por la concentración de poder pedirle a una instancia sea un ministerio o una oficina que planifique para todo el país aunque sea en los campos principales. MIDEPLAN debe concentrarse en analizar a presente y a futuro con el pasado como referencia, las principales variables controlables y no, externas e internas, los temas como la acumulación, la inversión y el consumo, los balances entre los sectores privado y gubernamental. Así mismo hacer lo propio con los sectores primario, secundario y terciario; analizar y pautar temas como el desarrollo científico y tecnológico, la facilitación de la competitividad y productividad del sector productivo y comercial, entre otros fundamentales. No debemos olvidar otros como los desequilibrios territoriales, la tozuda pobreza que no hemos logrado disminuir y la creciente desigualdad social, los temas de reforma del estado, que ha de ser un proceso permanente, así como de la eficiencia y la eficacia en la gestión pública… todos fundamentales. Accionar como ese le permitiría a MIDEPLAN realizar ejercicios de futurología haciendo uso de las herramientas tecnológicas que existen para validar esos procesos como las técnicas de análisis macro econométrico. Aunque pueden fallar, como sucede cuando se da una pandemia, son útiles para establecer un rumbo y determinar la estrategia para alcanzar la meta y sus desagregaciones.

En Costa Rica la Ley 5525 de Planificación Nacional, creó el Sistema Nacional de Planificación (SNP) o sea un conjunto de instancias interdependientes entre sí, con MIDEPLAN como cabeza. Este sistema que tiene ramificaciones de planificación en gran parte de las dependencias del estado, es el llamado a generar los planes y facilitar su implementación en el aparato estatal, en sus instancias global, regionales, sectoriales e institucionales vinculantemente y plasmadas en procesos de presupuestación, control y evaluación modernos. Que sea MIDEPLAN u OFIPLAN la entidad que generé las directrices básicas a las instancias para alcanzar coherencia y dirección de la acción estatal a nivel sectorial y regional, que las coordine, asesore y supervise.

Recordemos que para efectos de desarrollo el país se divide en 6 regiones compuestas por un total de 22 subregiones. Las provincias están totalmente obsoletas desde la perspectiva desarrollista y en estos tiempos su única utilidad es que sirven como referencia para elegir diputados a la Asamblea Legislativa. Un ejemplo para corroborar lo indicado: ¿Qué tiene que ver San Vito de Java con Puntarenas, ambas ciudades parte de la Provincia de Puntarenas? Antes de la carretera interamericana, había que ir al área de San Vito de Java en lancha partiendo desde Puntarenas, donde se hacía gestiones administrativas sin tener que llegar a San José. ¿O que tiene que ver San Miguel de Sarapiquí con la Ciudad de Heredia? Ergo, la provincia desde la perspectiva de planificación para el desarrollo pierde totalmente su sentido. Las regiones y más aún las subregiones, si tienen una lógica desarrollista. No hay municipios en más de una subregión, por lo que la regionalización decretada en Costa Rica, facilita la coordinación con el orden municipal descentralizado o sea un orden al que el Presidente no puede exigirle cumplimiento de sus directrices de política de estado.

Igualmente el tema de la sectorialización, que al amparo de la ley 5525 y de la 6227 General de la Administración Pública permite agrupar a las entidades autónomas sectorialmente según su área de actividad, en algunos casos como el de la CCSS en varios sectores por ser una entidad multifuncional. De esta forma y como lo define la ley 6227, el ministro del ramo o rector, como vocero del Presidente de la República y del Consejo de Gobierno en su campo, transmite las directrices políticas, de cumplimiento obligatorio excepto que sean ilegales. Recordemos que la autonomía de las entidades autónomas, como entes desconcentrados que son y no descentralizados es administrativa no más. Aún las universidades con su autonomía política no son entes autárquicos.

Lo anterior facilita el funcionamiento del SNP tanto a nivel sectorial como regional y facilita los procesos de presupuestación, pues si lo planeado en el sector público no tiene respaldo financiero, la planificación de operativa pasa a ser decorativa. Dicho lo anterior y para efectos de elaborar el proyecto de presupuesto nacional, conviene que la Oficina Nacional de Presupuesto se devuelva al ámbito de MIDEPLAN. Que el Ministerio de Hacienda se restrinja a plantear el monto máximo global de recursos disponibles.

Un punto importante para asegurar la “potabilidad política” de los planes es la participación de la ciudadanía en su concepción y etapas posteriores, lo que también ha previsto la ley 5525, que establece mecanismos como los consejos de desarrollo regional y subregional, así como los consejos sectoriales. Es por la vía de estos mecanismos que se concreta la participación de los estamentos representativos de la sociedad civil, como el sector empresarial en sus diferentes dimensiones, el cooperativista, el sindicalista, el solidarista, los de género, raíces antropológicas y otros según el ramo de actividad. Activando los consejos de desarrollo se logra la participación privada en el proceso de planificación estatal, se promueve la transparencia, el compromiso y el involucramiento de los sectores no públicos con las grandes metas nacionales, pues recordemos que para el sector no público, los planes son indicativos.

No quiero complicar el planteamiento. Prefiero llegar hasta este nivel, sin profundizar en diagnósticos y detalles. Lo que si puede asegurar es que en estos tiempos, la planificación nacional o global, la sectorial, la regional e institucional están en un nivel muy incipiente, reflejando un declive que empezó cuando OFIPLAN pasó a ser MIDEPLAN. Considero la primera etapa para revitalizar el SNP es revitalizar su cabeza. No creo se requiera de muchos nuevos recursos financieros o transformaciones legales, pero sí de formación y reubicación de personal. Se planifica para ser más efectivo, hacer más con menos, no lo contrario. Por eso me esperanza el que personas que conocen de economía o de economía política, se estén interesando en un tema tan toral para facilitar el progreso sostenible y sostenido hacia el desarrollo, pues sin una masa crítica pertinente no es posible generar los cambios requeridos.

Un punto importante: el éxito de la gestión pública no se mide con la misma vara que la privada. Sin embargo, en el marco de su naturaleza estatal y social, la empresa pública central, desconcentrada o descentralizada, debe promover una gestión eficiente en el uso de los recursos y eficaz en el logro de las metas. En el presente y de cara al futuro hay prácticas privadas que son útiles a la empresa pública y viceversa. Una buena gestión pública debe de incluir indicadores precisos, ambiciosos pero realistas y medibles. En el campo de la administración pública nuestras escuelas superiores tienen mucho que mejorar.

Para algunos puede haber sido complicado entender lo que he planteado aquí. Eso me sucede cuando mi hijo habla de ingeniería mecánica que es su especialidad. Lo que no sería de recibo es pretender con la excusa de simplificar las cosas, el convertir la planificación en un remedo de tal.

Ex viceministro-subdirector de OFIPLAN de la Presidencia de la República.

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