Patrulla Internacional de Bares: La cantina más grande del mundo

Especial para Cambio Político

Patrulla de Bares Misión: Bar El Parian
Dónde: Tlaquepaque, Jalisco, México (ver mapa)

Bar El Parian

El lector alguna vez se habrá puesto metafísico y en medio de las disgresiones entre Kant y Hegel se habrá preguntado cuál es la cantina más grande del mundo. Los madrileños sin duda alguna dirán que la tienen, pues en “Las Moreras”, cerca de la Puerta del Sol, se entra por Cádiz y se sale por Barcelona, sólo que se trata de los nombres de las calles. Los alemanes sí pueden rajar porque en su Oktoberfest se construyen varias enormes carpas en donde caben hasta 10.000 sedientos bebedores. Pero el honor al establecimiento permanente de expendio de licores más grande del mundo está en México y por supuesto, este Cronista estuvo allí.

La afortunada comarca que alberga este templo sibarítico se llama Tlaquepaque, que en cristiano significa “hombres fabricantes de trastos de barro” y para más señas es un municipio que se encuentra dentro de la zona metropolitana de Guadalajara. Así que llegar es muy fácil, ya una vez asentado en la capital tapatía, obviamente todos los caminos conducen a Tlaquepaque y una vez llegado ahí, el centro del pueblo no lo ocupa la iglesia, sino el Parián, que es el objeto de estudio de la presente crónica.

 
Una última aproximación teórico-metodológica: curiosamente la palabra “parián” es de origen filipino, significa mercado, sólo que en Tlaquepaque evolucionó para dedicarse únicamente al edificante oficio de llenar los vientres de los parroquianos con los deliciosos elíxires y viandas que produce la zona. Los tlaquepaqueños se jactan de que su pueblo es la cuna del mariachi y por lo tanto en el Parián no faltan los músicos. Y a unos pocos kilómetros de distancia se encuentra la Cervecería Modelo, hogar de la famosa “Corona”. También no muy lejos se encuentra el pueblo de Tequila, donde hacen yasabenqué. O sea, los astros se combinaron en este mágico lugar.

Birria de chivo
Birria de chivo
La vista desde nuestra mesa
La vista desde nuestra mesa
 
El Parián no es un único negocio, en total el inmueble alberga 18 cantinas con una particularidad: todas tienen el mismo tipo de mobiliario y básicamente el mismo menú, es un lugar en donde los bomberos no se majan la manguera. Además, son muy considerados con la salud de los visitantes, de sólo pensar que este Cronista tenía que elegir entre 18 bares para catar, da un ataque de ansiedad. Así que no importa adónde se sienta uno, da lo mismo. La recomendación en comida es pedir la birria de chivo, es un caldo espeso con carne de cabrito que se prepara muy elaborado con muchas especias a fuego muy lento durante 4 ó 5 horas, o sea, algo que uno nunca va a hacer en la casa, aparte de que sabe a gloria es capaz de levantar a un muerto y muy importante, neutraliza mágicamente los perniciosos efectos que deja una ingesta excesiva de tequila el día previo, de eso puede dar fe este Cronista. Otro infaltable del menú son las tortas ahogadas, recordemos que en México se le llama torta a los emparedados (obvio, ¿quién no vio el Chavo?) y en este caso al plato típico jaliciense se le dice así porque la bañan en salsa de chile, una delicia y para quitarse la enchilada para eso están las Coronas. La verdad es que con ese menú no sabe uno para donde apuntar, otro infaltable para probar es el pozole tapatío, con tres tipos de carne de chanchito, apenas para acompañarlo con una buena “Pacífico”, otra cerveza local que a juicio de este curtido Cronista supera en mucho a su hermana de fama internacional. Los chiles rellenos en México son buenísimos en el Parián los rellenan con carne, duraznos, manzanas y peras y los sirven en nogada, que es una salsa de nueces, para poner los ojos en blanco y bajarlos en compañía de una “Victoria”, otra exquisita birrita de producción local. Y es una lástima no haber podido seguir analizando el menú, pues la lejanía le impidió a este Cronista contar con más voluntarios que lo acompañaran en su sacrificada faena.

Y como a las vacas que siempre ven más verde el pasto del potrero ajeno, no dejábamos de ver con envidia a la mesa de al lado en donde devoraban con fruición algunas delicias a base de maíz. Cuando creíamos que habían culminado su ingesta, les llegó una de las famosas parrilladas del lugar, que traen pollo, bistec de res, chuleta natural, chuleta ahumada, arroz, frijoles molidos, guacamole, carnitas y unas quesadillas para terminarse de llenar. Una vez más, como sucede en nuestras aventuras internacionales, mientras escribimos esto nos enjugarnos nuestras lágrimas y nos preguntamos ¿porqué nos queda tan lejos?

Rótulo en un minisúper al frente del Parían. Muy considerados, no venden guaro al amanecer…
Rótulo en un minisúper al frente del Parían. Muy considerados, no venden guaro al amanecer…
 

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