Patrulla de Bares Retro: El que busca encuentra (Bar Los Cipreses)

Patrulla de Bares Especial para Cambio Político

Misión: Bar Los Cipreses
Dónde: Límite entre Tibás y Moravia, 200 mt norte del Automercado (ver mapa)
Fecha: Agosto 2009

Bar Los Cipreses

El buen Patrullero debe ufanarse de no buscar buenos bares únicamente frente a las calles principales. Y no en balde, varios de los integrantes de la Patrulla olfatearon un local en Tibás, bastante sombreado, 200 metros al norte del Automercado de Los Colegios, de nombre Los Cipreses (no confundir con Los Pinos, el de San Isidro de Heredia, mundialmente famoso por su exquisita decoración), que luego de los rigurosos exámenes previos que sacrificadamente algunos realizamos, fue objeto de visita por parte de la noble y valiente Orden de catadores.

El lugar fue recientemente remodelado, lo que no dejó en su momento de suscitar temores de un eventual cierre, y para ser sinceros a juicio de este Cronista no se ve qué tanto le hicieron, porque el local se ve igual, tal vez más aseadito por la pintura nueva. El sitio es bastante amplio, aparte de una barra que puede acomodar a un equipo de fútbol entero con todo y banca, hay bastantes mesas. Hasta dos baños para hombres hay en esquinas distintas. El único problema es que parece no haber suficiente personal para atender a tantos comensales, y ante un parroquiano hambriento y sediento esto suele ser normalmente una afrenta.

 
Pero pasemos a los piropos. Imagínese después de un arduo día de trabajo deseando complacer a su paladar y castigar a su sistema digestivo con una buena dosis de alcohol y grasa. Y que ya con un buen caldo fermentado de cebada y lúpulo en la mano le traigan a uno un menú kilométrico, de esos que que so sabe uno por dónde comenzar, con el salonero parado al frente y uno que todavía no se decide. Este es el placer sibarítico que experimentamos en Los Cipreses.

En cuanto a la reseña de bocas he aquí el resultado de nuestra cata: la sopa de mariscos la sirven bien cremosa, y con una gran surtido de bichos. El chile relleno es para mover las hormonas, aparte de grandote viene bien bañado en una buena salsa. Los patacones con frijoles son fritos en manteca nueva, nada de sabor a pescado u otras viandas que hayan pasado por la freidora (aunque el Comité Filosófico de la Patrulla se enfrascó en la discusión de si esto era demérito o virtud), pero los frijolitos estaban demasiado dulces, al final de cuentas la boquita resultó no muy allá. La sopa negra vino demasiado llena de condimentos (otro problema filosófico, un sector mayoritario de la Patrulla opina que el culantro y la cebolla en exceso le matan el sabor al caldo original) pero con su buen par de huevitos. Las prensadas como su nombre lo sugiere son dos tortillas fritas con buen quesito derretido en medio, la crítica es que la boca la presentan muy simple, a veces somos muy milindres. El taco de carne resultó ser de apreciable tamaño y con bastante carne adentro. El chifrijo, esa gloria de la gastronomía boquera nacional, en este lugar también es homenajeado como merece y resultó ser la estrella de la velada. Para los verdaderos muertos de hambre, se puede pedir un pinto con distintas opciones, el patrullero que lo pidió luego de haberse hartado previamente dos platos de apreciable tamaño, igualmente dio cuenta, aunque a duras penas de una buena ración de pinto con salchichón (insistimos en que el pinto debería incluirse en todos los menús de bocas de nuestro país por mandato constitucional). Ya cuando el hambre desfallece pero hay ansias por seguir engrasando el tracto digestivo, las yuquitas son una buena opción y aquí están muy buenas. Otra de las glorias de la gastronomía nacional es el rabo en salsa, y aquí estaba sencillamente delicioso. Una de las preferidas entre la Patrulla, los palitos de queso, aquí no salieron muy bien parados, pues estaban un poco insípidos, aunque la salsa ayuda. Y ya para terminar, cuando la pancita no da para más, para pedir algo pequeñito también hay gallos en el menú, pedimos uno de papa, pero resultó singración.

Y a pesar del banquete la comitiva patrullera le entró a menos de la quinta parte del menú, estábamos como chiquitos en una juguetería. Definitivamente, el que busca encuentra y advertencia, los fines de semana suele haber retén del tránsito frente al Automercado, así que bien portados, y tomar calmaditos pero adelante con las bocas que a los hartones no nos hacen parte.

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