Nuestra asombrosa capacidad de enredarnos

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Hay dos temas económicos que ilustran el título de este artículo. Uno es la Ley de Empleo Público y otra es el tema de la famosa lista gris de la Unión Europea.

Cuando se supo de la entrada de Costa Rica a la lista gris de la Unión Europea, la rasgada de vestiduras fue monumental, con cierto grado de politización y “todo el mundo” “capeándose” el tema. Muchos abogaban por medidas extremas, absurdas, recetas ni a medio cocinar, imposibles de implementar, como por ejemplo la renta mundial. Otros han abogado porque nada se haga, lo cual no puede ser.

Por fortuna, la fracción parlamentaria del Partido Unidad Social Cristiana ha presentado un proyecto de ley comedido, plausible y cuidadoso, que todo parece indicar lograría de aprobarse, sacar Costa Rica fuera de la lista gris de la Unión Europea. Se habla también de nuevo, de “operativizar” los llamados Tratados de Intercambio de Información Tributaria (TIIT) entre naciones, que estuvieron en boga en los años “ochentas” y “noventas”. No sé que pasó y por qué dejaron de implementarse, así como de no suscribirse más. Tanto así que hoy jóvenes ejecutivos hablan de ellos como si fueran una novedad. Pareciera que ese tipo de herramientas que facilitan el flujo de información tributaria crítica no se favorecen, supongo que por un lado porque no se capacita a la persona para que las use correctamente y por otro lado, porque a muchos con influencia les conviene la opacidad y la posibilidad de como un buen pescador, “ganar en río revuelto”.

Por cierto, vi a la diputada del Frente Amplio Sofía Guillén, argumentar correctamente que no había que hacer “las cosas” porque alguien “de afuera” se las quiere imponer a uno, sino, porque es lo correcto de hacer. Ella tiene razón. Lo mal es que con el Frente Amplio uno sabe que sus segundas intenciones son peligrosas, pues sus planteamientos, que no sabe uno si son parte de un juego dialéctico vinculado al materialismo histórico y los cambios en el modo de producción o desconocimiento, nos llevarían al descalabro económico y la exacerbación de comportamientos autoritarios por quienes detentan el poder. Nunca he oído a alguien del Frente Amplio hablar de producción, productividad y competitividad…temas claves inclusive para Stalin, pero que los socialistas modernos desprecian seguramente como necedades del capitalismo, contrario a la economía vudú, típica de los regímenes de tendencia socialista autoritaria.

Respecto a la Ley General de Empleo Público (LGEP), que tanto costó aprobar, con todo y sus defectos, partiendo de la idea de que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que la experiencia permitirá depurarla, parece increíble que haya diputados que a estas alturas quieran “patear la bola pa’delante”, con el riesgo de que nunca se concrete. Una ley que el país necesita no solo por razones económicas sino por decencia, pues el esquema de remuneración en el sector público es un desorden que a algunos “tira pa’rriba” sin merecerlo; a otros los deja abajo. El desorden no puede ser mayor.

Hay que obligar a las instituciones a procurarse los fondos que requieren desde adentro, en base a una gestión eficiente y eficaz, con plena decencia, que hoy en general no se da, que les permita hacer más con lo mismo o con menos.

Nuestra economía está mejorando, pero todavía está “pegada con saliva”. Se puede venir al suelo a pesar todo el esfuerzo hecho. La ciencia económica no miente y no puede ser engañada. La dispendiosa economía vudú o mágica, la que rechaza la regla fiscal o quiere dejarla como un queso gruyere por ejemplo, lo que trae es el descalabro.
Por favor señoras y señores diputados, no promuevan ni apoyen lo que no tiene sentido o de consecuencias funestas. Piensen en el bosque; no vean solamente los árboles. Gracias al grueso por no aflojar respecto a la fecha de aplicación de la LGEP, que lamentablemente, ya 31 instituciones la han rechazado, burlándose así de la Asamblea Legislativa y la ciudadanía, que se verá perjudicada.

Exviceministro de Planificación (OFIPLAN de la Presidencia de la República).

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Un comentario

  1. GUSTAVO ELIZONDO

    Coincido con mi amigo Carlos, algo para recalcar es la decisión de este grupo de instituciones de declarar todos sus puestos «exclusivos y excluyentes» que es una ofensa a la razón y una burla a la ciudadanía de a pie, los que pagamos esas gollerías. Cabe aquí aquella frase que se le atribuye a un miembro del apartheid de Sudáfrica: «aquí todos somos iguales, pero hay unos que son más iguales que otros»

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