Nadadito de perro

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Comienzo por decir que no me opongo a un acuerdo con el FMI, negociado en buenas condiciones para el país. Para eso son los organismos internacionales.

He sido un defensor del multilateralismo y estoy convencido de que la globalización y la nueva economía verde y de servicios, nos dan excelentes oportunidades que debemos aprovechar, como complemento y ampliación al actual modelo económico agro exportador que iniciamos en los años 80.

A lo que me opongo, es a resolver esta crisis económica y social, aumentando, nada más, la deuda en dólares del país, para conseguirle tiempo y oxígeno a este Gobierno PAC, como pretende el oficialismo.

Me opongo, también, a la tesis oficialista de que sean los sectores de ingresos medios y los vulnerables en condición de pobreza, los que asuman el costo y paguen más impuestos, para seguir tirando la bola para adelante.
Esas dos propuestas juntas son una auténtica estafa política.

Censuro que, la inmensa mayoría de los costarricenses, tengamos que seguir sufriendo que el país se hunda, cada vez más, porque los sectores políticos gobernantes y la prensa que los apoya, por ignorancia, oportunismo, inexperiencia, ideología o por una mezcla de esas cuatro razones, no quieran entrarle, responsablemente, a las causas ciertas y estructurales de la debacle en la que estamos y quieran seguir, nada más, ganando tiempo para ver cómo sobreviven y llegan a mayo del 2022.

He sido transparente al señalar que no toda la culpa es de este Gobierno PAC.

He escrito que este modelo de desarrollo exportador necesita, desde hace 20 años, ajustes estructurales para ser sostenible y competir en mejores condiciones en el mundo globalizado y que urgimos de una vigorosa y potente apertura interna hacia la economía verde y de servicios. Ahí tenemos grandes fortalezas que desarrollar y un prestigio país internacional bien ganado.

He propuesto soluciones para reformar el Estado Costarricense y resolver su falta de funcionalidad e ineficiencia, acabar con las duplicidades y triplicidades, los estrafalarios salarios y pensiones de la alta burocracia pública, las asesorías a los amiguetes y partidarios y la aberrante corrupción grande y pequeña.

He dicho que necesitamos establecer, de una vez por todas, un Sistema Tributario justo y progresivo, en que los que más tienen más tributen y en que se controle la actual evasión fiscal en todas sus manifestaciones.
Ninguna de estas reformas estructurales tiene nada que ver con el Covid 19.

Es hora de entrar de lleno al siglo XXI y sus inmensas posibilidades, haciendo crecer en forma sostenible la economía desde el sector privado, incorporando los enormes avances en tecnología y asumiendo los nuevos paradigmas en Derechos Humanos, para fortalecer así nuestro Estado Social de Derecho y derrotar los actuales e inaceptables índices de pobreza y desempleo.

Sí lo podemos hacer y hay soluciones, pero cerramos el 2020 en un puro “nadadito de perro”. Eso no se vale con Costa Rica. Seguimos para atrás.

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