Monólogos con Pelé: Realidad y política

Lina Barrantes Castegnaro

En días pasados mi trabajo me llevó a una reunión a la Universidad de Costa Rica, a lo que hoy se llama Edificio de Ciencias Sociales, que en mi época se llamaba Edificio de Aulas. Una primera constatación es lo bonito que está el campus: varias esculturas adornan el pretil en Estudios Generales, y los jardines a su alrededor. Durante todos estos años, solo había ido a la Facultad de Derecho, o a los edificios administrativos a realizar algún trámite.

Pasar por la Biblioteca Carlos Monge, por el Pretil, por Ciencias Sociales, atravesar Economía para salir a pie por la entrada de Derecho, obligatoriamente provocó reflexiones sobre mi juventud, sobre los sueños, y sobre el camino andado.

Entré a la Universidad de Costa Rica, en 1979, justo unos meses antes, la Juventud Liberacionista con René Castro a la cabeza había llegado a la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR). El Grupo Todos (así nos llamábamos) enfrentaba a la Juventud Vanguardista. Dentro de la Juventud Liberacionista, la JUL (Juventud Universitaria Liberacionista) era percibida como un grupo más a la derecha que el resto de la organización. Nosotros (los de mi generación) veníamos de la estructura de enseñanza media, y éramos afines al liderazgo de Marcelo Prieto, lo cual nos colocaba en una extraña situación, en medio de una JUL, cercana a Rodolfo Navas.

Vivimos en la U, la caída de Somoza. ¡Nos tiramos a la calle a celebrarla!

Éramos parte de una estructura disciplinada que nos exigía muchísimo esfuerzo. Recuerdo unas reuniones a las 6 de la mañana que convocaba Marcelo, a las que debíamos llegar cada semana con un libro, que se nos asignaba la semana anterior, leido para discutirlo. Había espacio para la diversión, pero había que sacar el tiempo para formarse. La Juventud Liberacionista era una organización de verdad.

Nos tocó en la U, la “Toma del Edificio de Aulas”. Una huelga que nosotros desde la FEUCR romperíamos. Nos tocó la época de Viviana Gallardo – a quien yo conocía desde el colegio- ella, junto con su grupo, fueron victimas de una campaña anti-comunista feroz, que sirvió para justificar su asesinato en una cárcel nacional. ¿Terrorismo? ¡Sin duda! Lo que no queda claro es de cual de los lados: de su grupo La Familia o del Estado costarricense.

Hace unos días algunos compañeros de entonces, organizaron una reunión en La Catalina. La reunión fue muy emotiva, por que encontrarse mas de 30 años después, es muy emotivo, también por que escuchar a Rolando Araya y a Marcelo Prieto, es siempre inspirador. Marcelo empezó diciendo que aunque el no nació en el 53, como la canción de Ana Belén, si le tocó que le pesara enterrar un fin de siglo distinto del que soñó. A mi también me pasó, y caminar por la Universidad, me hizo enfrentarme a mis sueños y a mis anhelos de entonces y contraponerlos a los de hoy.

La vida me enseñó que la política es ciencia de realidades, y que como tal es el arte de lo posible, es el equilibrio. Muchas veces hay que ceder. ¡Muchas mas de las que uno quiere! También me enseñó la vida que no podemos cambiar el mundo, ni siquiera el país, pero que muchas veces hacemos cosas, que tienen impacto en lo que son nuestras responsabilidades y eso nos tiene que dar el impulso como para no abandonar las causas. Lo importante es que la política es un instrumento de cambio. Es un medio por el cual se puede mejorar el destino y la calidad de vida de la gente. Mientras no nos olvidemos de esto, y sigamos los pasos que nos determina la responsabilidad, caminaremos por la ruta correcta.

* Pele es un perro beagle, mi perro. El escucha pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decido poner en blanco y negro. Por eso en agradecimiento a su complicidad, he decidido poner este nombre a la columna.