Lo mejor que llegó a hacer Jimmy Carter

Andrew Cockburn Leslie Cockburn

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La hostilidad israelí hacia Jimmy Carter se remontaba a los primeros días de su administración, cuando dio indicaciones de que podría ponerse de veras serio a la hora de presionar a Israel para que hiciera concesiones a los palestinos que vivían bajo la ocupación e hizo referencias incluso a una “patria” palestina.

Los israelíes estaban bien informados de esas iniciativas amenazadoras gracias a fuentes suyas situadas en las altas esferas. En marzo de 1977, por ejemplo, Henry Kissinger invitó a cenar al embajador israelí, Simcha Dinitz. Según una información israelí sobre la conversación, Kissinger hizo un aparte con su invitado y le dejó claro que, en tanto que judío, no podía continuar si no compartía cierta información. Carter, dijo, le había dicho al presidente egipcio, Sadat, que los EE.UU. harían que Israel se retirase a las fronteras de 1967 y se aviniera al establecimiento de un Estado palestino. Dinitz le preguntó a Kissinger que creía que debía hacer Israel para contrarrestar esa amenaza.

“Organizar a sus fuerzas en los EE.UU. e Israel”, le aconsejó el que había sido Secretario de Estado hasta menos de dos meses antes. “No aparezca como demasiado halcón, pero muéstrese decidido. El truco está en combatir los planes de Carter de manera resuelta”.

En octubre de ese mismo año, la administración hizo gala de una insensibilidad temeraria a las inquietudes israelíes al emitir un comunicado conjunto sobre Oriente Medio. Quedaba claro que al antiguo gobernador de Georgia les estaba costando algo de tiempo entender algunos de los fundamentos de la relación EE.UU./Israel. Moshe Dayan, que había abandonado a sus colegas laboristas para convertirse en ministro de Exteriores en el gobierno del Likud de Menachem Begin, se dio prisa en aclararle las cosas al president norteamericano. Unos pocos días después del anuncio soviético-norteamericano, el ex-general de un solo ojo exigió que Carter declarase públicamente que se adhería a todos los acuerdos secretos alcanzados con Israel por anteriores administraciones. De no hacer esto, dijo Dayan, “Israel consideraría hacerlos públicos”, lo que habría resultado desde luego embarazoso a todos los efectos. Las ingenuas nociones de Carter acerca de un acuerdo generalizado en Oriente Medio se vinieron rápidamente abajo, y el juicio inicial de Begin sobre el presidente -“debilucho”- pareció justificado.

Por otro lado, Carter tuvo al año siguiente la oportunidad de recordar a su vez a los israelíes algunas otras realidades de la relación, como el hecho de que las guerras de Israel necesitan el respaldo de los EE.UU. En marzo de 1978, como respuesta a un ataque palestino en el interior de Israel que causó la muerte de 37 civiles israelíes, las FDI [Fuerzas de Densa Israelíes] arremetieron contra el sur del Líbano en lo que los israelíes denominaron Operación Litani. Se estima que murieron unas 2.000 personas, la mayoría de ellas civiles. Carter insistió en que los israelíes obedecieran una resolución de las Naciones Unidas que pedía su retirada. Aunque al final se avinieron a hacerlo, las FDI siguieron demorándose en sus nuevos emplazamientos al sur del río Litani en el Líbano. El gobierno norteamericano reiteró su petición. Finalmente, los israelíes informaron de que todas sus fuerzas y su equipo habían vuelto a cruzar la frontera. Carter sabia, gracias a las fotografías tomadas por satélite, que estaban mintiendo y le envió una carta a Begin que establecía que, a menos que Israel cumpliera en 24 horas lo que había prometido, tomaría medidas para cortar toda ayuda.

A Richard Viets, Segundo Jefe de Misión de la embajada norteamericana en Tel Aviv, le correspondió el cometido de entregar directamente la misiva a Begin. Encontró al primer ministro en casa. “Conforme leía la carta, muy despacio, se iba poniendo blanco”, recuerda Viets. “Luego se dirigió a un aparador y sirvió dos whiskies largos. Echó un trago y dijo entonces: ‘Mr. Viets, usted gana’”. A Begin le habían recordado por un momento que Carter podia ser duro cuando quería.

Extracto de Dangerous Liaison: The Inside Story fo the US-Israeli Cover Relationship [HarperCollins, 1991]

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