Las armas como paradoja en Costa Rica

Monólogos con Pelé

Lina Barrantes Castegnaro

Lina Barrantes

Al conmemorarse un año mas de la abolición del ejército en Costa Rica, quiero aproximarme a lo que considero algunas aparentes paradojas nuestro país: mientras no tenemos ejército y hemos venido construyendo desde hace muchos años un entramado jurídico que nos lleva a hablar de un derecho a la paz, en el país existen alrededor de 250 mil armas registradas. Se calcula un subregistro de más del doble. Es decir, de cada 100 adultos hay 25 armados en Costa Rica. ¿Exagerado verdad? Pues además de exagerado nos parecerá absurdo si revisamos la encuesta latinoamericana de Gallup de este año que mide la confianza en las fuerzas de policía, y nos encontramos que Costa Rica ocupa un lugar de privilegio: un 69% de nosotros, tenemos confianza en la policía (mientras que en México es un 38% y en Venezuela un 26%). Los números calzan: en abril de 2019, la Fundación Arias que yo dirigía en ese entonces, realizó la única encuesta que se ha aplicado en el país sobre el tema concreto de la tenencia de armas en manos de particulares, y resulta que un 54% de los costarricenses asocia tener armas en su casa con peligro, un 65% cree que las armas se usan para atacar y solo un 28% (lo cual casi coincidiría con el porcentaje que tiene armas) considera que estas se usan para defenderse. UN 60% coincide con lo expresado por nuestra sala constitucional, la cual ha dictado que el Estado tiene potestad legítima para regular una actividad que es susceptible de causar daños a terceros, y que «No existe ningún derecho de rango constitucional a portar o tener armas. Ha expresado también que Costa Rica es un país con vocación pacifista y sin ejército, que promueve la utilización del diálogo y negociación como mecanismos de solución de controversias.

Un estudio reciente, de tan solo unas semanas sobre la tenencia de armas en los Estados Unidos, compara unos datos y en su análisis concluye que cuando se abre una venta de armas, los homicidios en área circundante de 100 millas aumentan hasta un 3,9% en los años siguientes.

Porque si los números son tan claros, periódicamente tenemos que hacerle frente a los embates de los pro-armas para que reformemos legislación y aflojemos las limitaciones para la tenencia de armas? La respuesta es muy evidente: siga el dinero! Como le gusta decir a mi amigo Yayo Vicente. Las armas son el comercio licito más grande del mundo. Es por eso que el NRA (National Rifle Association de los Estados Unidos) destina a sus campañas y lobbies en América Central –dicho por ellos mismo- aproximadamente cinco millones y medio de dólares anuales.

La empresa Smith and Wesson –el mayor fabricante de armas cortas de los Estados Unidos- en 2012, reportó que sus ventas de armas fuera de ese país, fueron solamente un 6%. Muy poco. Sin embargo, ese poco fue en ese año 27 millones de dólares. América Latina represento un 8.9 del total de esas ventas en el extranjero. Es decir: ¿cuánto es poco? Esto también probablemente será la misma razón por la cual con la última reforma a la ley de vida silvestre -que además fue un proyecto de ley, de iniciativa popular, prohibimos la cacería. Sin embargo, seguimos vendiendo armas de cacería, esas no son prohibidas. ¡Es demasiado fuerte ese lobby!

La Pandemia nos debería haber enseñado cuan inútiles son las armas, cuan inútiles son los ejércitos. Sin embargo, lamentablemente no estoy segura de que así haya sido. A inicios de la Pandemia, Estados Unidos, el país con mas enfermos de COVID del mundo, tuvo filas para comprar provisiones y también para comprar armas… En muchos estados se consideró como comercio esencial las armerías, igual que la farmacia o el super, para que durante el confinamiento, la gente pudiera seguir armándose. Se cerraron escuelas y librerías pero se mantuvieron abiertas las armerías. Smith & Wesson el principal fabricante de armas de ese país, este año celebró que por primera vez en sus 169 años de vida, superó el tope de mil millones de dólares en ventas de armas.

Mientras tanto en Costa Rica hay quienes seguiremos dando esta pelea para que la seguridad siga siendo un monopolio que nos habla de la unicidad del estado, y para que cada día haya menos armas en manos de particulares, y por qué no, por hacer cierto algún día ese sueño de que el mundo tenga una región libre de ejércitos.

Pele fue mi perro durante 10 años. Hace casi 10 años, un tumor en el cerebro me hizo tomar la decisión que me gustaría que alguien pudiera tomar por mi: una inyección que lo hiciera descansar y nos hiciera dejar de sufrir a el, y a nosotros, su familia humana. Durante esos 10 años, oyó atentamente mis comentarios sobre la vida y sobre el mundo. En honor a ese monólogo prolongado llamo con su nombre mi columna.

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