El Sereno
“Quien mucho habla, mucho yerra”
Álvaro Campos Solís
campos.solis.alvaro@gmail.com
En el caso de los diputados de la oposición hay tres o cuatro representantes del Partido Liberación Nacional y tres del Frente Amplio que no logran disimular ese afán por verse y que los vean en la televisión, no importa si sus intervenciones perjudican al partido que los tiene ocupando una curul.
En el caso del presidente de la república debe ser especialmente cuidadoso a la hora de responder a la prensa u ofrecer mensajes por radio y televisión. El mandatario sabe que un alto porcentaje de la población reconoce y le asigna una alta calificación a su gestión de gobierno. Por lo tanto, su presencia en la televisión debería convertirse en todo un acontecimiento en la vida de los costarricenses.
El presidente debe sentirse satisfecho ante el robusto apoyo popular que revelan las encuestas. Deje, entonces, que la oposición chille y ponga en evidencia su frustración por ejercer de peón en el ajedrez político de nuestro país.
La mayoría de los gobiernos, en diversas partes del mundo, dispone de un funcionario que ejerce como portavoz oficial.
En consecuencia, qué necesidad tiene de atender a la prensa, en algunos casos para responder preguntas baladíes, en lugar de delegar esa responsabilidad en algún colaborador capacitado para hacerlo y que cuente con su absoluta confianza.
En la Asamblea Legislativa ocurre otro tanto con la diputada Pilar Cisneros del Partido Progreso Social Democrático. Esta dama se echa al hombro, prácticamente todos los días, la respuesta a los ataques e insultos de la oposición contra la administración Chaves Robles. La señora Cisneros Gallo debería compartir esa responsabilidad con los nueve compañeros de fracción. Descansa ella y fortalece al partido que representa.
Creo que no tiene sentido contestarle un día sí y otro día también los exabruptos de diputados liberacionistas como Dinora Barquero y Francisco Nicolas, así como a tres diputados del Frente que han dilapidado gran parte de su caudal político, tan solo por andar con malas juntas.
La diputada Barquero y su colega Nicolas se sienten émulos de los ex primeros ministros del Reino Unido: Margaret Thatcher y Winston Churchill, respectivamente. La oposición a un gobierno, para que alcance sus objetivos, debe fundamentarse en estudios serios y expuesta con claridad y señorío.
En todo gobierno legítimo, como es el caso de nuestro país, la oposición cumple un rol de primer orden. Aquí la cuestión es saber si esa oposición esta integrada por gente estudiosa y seria, capaz de comunicarse con el pueblo con argumentos que resulten creíbles y sobre todo atractivos para el electorado.
Al pueblo no le conviene que gobierno alguno permanezca en el poder por dos períodos consecutivos. Ya vimos lo que pasó con el PAC.
– Periodista