¿La reina Isabel II fue feminista?

Por Larissa Schwedes (dpa)

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La reina británica Isabel II, durante su visita a Alemania en 1965. Foto: Kurt Rohwedder/dpa

Tenía cuatro hijos, un trabajo a tiempo completo y más influencia que cualquier otra mujer de su tiempo. Isabel II hizo historia no solo como reina, sino también como mujer.

Durante su reinado de más de 70 años, los derechos de las mujeres avanzaron mucho en el Reino Unido, al igual que en otros tantos países. ¿Pero convierten esos cambios a Isabel II en un ícono feminista?

«La reina es la máxima feminista. Ella es el sostén de la familia. Es la que aparece en nuestros billetes y monedas, y el príncipe Felipe tiene que caminar detrás de ella», señalaba eufórica la actriz Olivia Colman, que encarna a la reina en la serie de Netflix «The Crown», en una entrevista años atrás.

Para Colman, el poder que ostentaba Isabel II y el hecho de que muchos hombres, tanto en su familia como en público, tuvieran que someterse a «Su Majestad» en un mundo dominado por los hombres era prueba suficiente para hablar de una feminista. Sin embargo, no hay un consenso al respecto.

«Sería absurdo calificar a la reina de feminista», enfatizó Rachel Cooke, columnista del diario inglés «Guardian», unos días después de la muerte de la monarca.

Por su parte, Lucy Delap, profesora de historia británica moderna y cuestiones de género en la Universidad de Cambridge, está de acuerdo con Cooke.

Según analiza Delap en una entrevista con dpa, aunque la reina fue una madre trabajadora y jefa de Estado, no sirvió realmente como modelo de mujer poderosa y liberada de limitaciones, porque era muy privilegiada en términos materiales. Y agrega: las circunstancias de su vida no eran comparables a las de ninguna otra mujer.

La profesora comenta que para ella es un misterio la manera en que la reina pensaba en las grandes cuestiones del feminismo. No hay constancia de que la reina haya pronunciado alguna vez la palabra feminismo. Sin embargo, hay anécdotas que al menos insinúan con cautela una posible vena feminista en Isabel II, a pesar de toda su contención política.

En 1998, por ejemplo, insistió en llevar al entonces príncipe heredero de Arabia Saudí, Abdullah, por su propiedad, conduciendo ella misma el coche. La reina debía seguramente saber que en aquella época la conducción estaba todavía prohibida para las mujeres en Arabia Saudí.

En 2015, también destacó en un discurso que las mujeres «desempeñan hoy un papel mucho más importante en la vida pública, por méritos propios». El Instituto Británico de la Mujer celebraba entonces su centenario. Durante ese período, las mujeres británicas obtuvieron el derecho al voto, muchas escalaron el Monte Everest y una de ellas, Margaret Thatcher, se convirtió en 1979 en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra británica, enumeró la monarca.

En sus memorias, la periodista y política laborista Joan Bakewell, de 89 años, recuerda lo que sintió como joven cuando la reina subió al trono en 1952.

«Una mujer en el trono que no era mucho mayor que nosotras. Se vivía un clima relajado y de algún modo se sintió como algo contemporáneo, como un punto de inflexión para nuestra generación», escribió Bakewell, quien hoy es miembro vitalicio de la Cámara de los Lores.

Cook apunta que a la joven Isabel II le siguieron muchas que fueron las primeras mujeres en sus campos, como Barbara Mandell, la primera presentadora de noticias británica en 1955; Hilda Harding, la primera mujer directora de un banco; o las primeras mujeres en la Cámara de los Lores.

Que la reina Isabel II no fuese feminista no significa «que su reinado no haya sido un hito decisivo en el camino hacia la segunda ola del feminismo», señala Cooke. La periodista se refiere a las luchas de las mujeres en los años sesenta y setenta por la igualdad en el trabajo, en las relaciones y por la autodeterminación sexual.

El hecho de que el Reino Unido estuviera presidido por una mujer durante tanto tiempo tuvo un fuerte impacto. Sin embargo, la muerte de la reina marca el fin de una era femenina que no será seguida tan pronto por otra. Su hijo Carlos, su nieto Guillermo y su bisnieto Jorge son los sucesores naturales en la línea real. Sus mujeres, como la «reina consorte», son meras acompañantes que, de ser necesario, caminan un paso por detrás de sus maridos.

dpa

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