Monólogos con Pelé: La razón de ser del derecho, reivindicar injusticias

Lina Barrantes Castegnaro

Hace ya muchos años, en 1998, todos vimos con satisfacción como un juez español, valiente y decidido procesaba al asesino chileno Augusto Pinochet.

Lo persiguió con decisión, y de alguna manera muchos nos sentimos renovados en nuestra confianza en la justicia, y en la justicia internacional, cuando este juez español consiguió detener en Londres al personaje mas funesto de la historia latinoamericana.

De igual manera llevó adelante otras causas de enorme trascendencia para la justicia.

Alguna vez incursionó en política brevemente. Igual en la Academia, pero lo suyo es la magistratura. Sin embargo surge una tercera acusación ayer, y esta está relacionada justamente con la academia. ¡Todo parte de lo mismo!

El Juez Garzón que ha dedicado su vida, justamente a reivindicar injusticias, hoy para vergüenza de España y del mundo, afronta tres procesos judiciales. Aunque muchos le buscan explicaciones jurídicas, basadas en los problemas del sistema español, en el cual es juez es el mismo instructor y no la fiscalía, lo que realmente indigna, es que la realidad no es ni mas ni menos que Baltazar Garzón tocó algo que aun hoy, es intocable en España: tocó al franquismo.

Garzón toco intereses franquistas en dos casos, al menos, por los que esta afrontando dos procesos: en el primero, trato de individualizar responsabilidades de quienes asesinaron y desaparecieron miles de españoles durante la Guerra Civil Española del 36. Aunque en España no se dio una ley de perdón y olvido (punto final) como negociaron muchos países después de períodos de represión e infamia como el español, tampoco se dio nunca un proceso claro de señalamiento de responsabilidades. Ni siquiera, ni tan siquiera, se exhumaron, durante muchísimos años, las fosas comunes para encontrar y determinar de quien son los cuerpos. Federico García Lorca, fusilado por el franquismo en 1936, por revolucionario y por homosexual, continúa sin tener un reposo conocido.

Una de las consignas con las que cientos de españoles respaldan a Garzón cuando se apersona a su proceso es: “heridas abiertas, fosas cerradas”. Pues bueno, Garzón intentó darle respuestas a las familias de las victimas. Pecado capital.

El segundo pecado de Garzón, fue tratar de no dejar en la impunidad delitos de cuello blanco perpetrados por los franquistas modernos. Garzón ordenó escuchas telefónicas entre reos en la cárcel y sus abogados. Conversaciones que involucran personajes de la ultra derecha española (los mismos franquistas de hoy). El caso se llama popularmente “Trama Gurtel” apellido de Francisco Correa en alemán, empresario vinculado con el Partido Popular, hoy en el poder en España. El caso fue denunciado por el Diario El País, en 2010, y justamente esa investigación, le valió el Premio Ortega y Gasset de periodismo. La misma investigación por la que hoy el Juez Garzón arriesga se ponga fin a su carrera, por que de ser condenado, en cualquiera de las dos causas, se le inhabilitaría para ejercer su profesión.

Todos los observadores internacionales (Amnistía Internacional, Human Rights Watch, etc, etc) coinciden en que los juicios están plagados de irregularidades. Igual muchos abogados españoles.

Que vergüenza que como dicen las pancartas: ¡el juez juzgado y los criminales impunes!

El mundo no puede quedar indiferente ante este horror, personalmente con la frase de Luther King, hago un llamado contra la indiferencia: “ No me duelen los actos de la gente mala. Me duele la indiferencia de la gente buena”.

* Pele es un perro beagle, mi perro. El escucha pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decido poner en blanco y negro. Por eso en agradecimiento a su complicidad, he decidido poner este nombre a la columna.