La práctica del bloqueo debe terminar

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría E.

Carlos Manuel Echeverría

Al costarricense le gusta manejar poder y ejercer autoridad. Se puede inferir que el pachuquismo por ejemplo, es una derivación de esa aspiración de ejercer autoridad y de que “mi criterio se imponga sobre los otros”.

Ese poder ha servido para defender su derecho a participar en política y de que la democracia que hemos construido no sea mancillada. Ese es el lado bueno de esa aspiración de ejercer el poder, pero también hay un lado negativo.

En Costa Rica como en cualquier país que no tiene su moral bien cimentada, la manipulación está a la orden del día. En los últimos años y precisamente en lo más cercanos, he visto manifestaciones de carácter en el costarricense que llaman la atención y repugnan, expresadas por personas de ambos sexos, con una actitud tan agresiva y prepotente, que no deja margen para pensar que la tesis motivacional que esbocé al principio es correcta. Ejemplifico: en una huelga de maestros, ilegal dicho sea de paso, individuos no dejan pasar por calles bloqueadas ni siquiera a ambulancias con mujeres embarazadas….olvidémonos de que pasen productos de cuya producción vive gente o que circulen los turistas que nos traen empleo y divisas que necesitamos para importar todo lo que requerimos y no producimos con valor agregado 100% nacional.

En esta última manifestación bloqueadora, la que irresponsablemente promovieron si se quiere sediciosamente trasnochados políticos dando cabida a facinerosos y llevando a gente buena y decente a comportamientos vergonzosos, no faltó un energúmeno con su nivel de poder exacerbado queriendo machetear a un motociclista, como si la vía bloqueada fuera parte de su propiedad privada; al mismo presidente de la República intentaron machetear. Digo sediciosamente porque incentivaron a gente seguramente desinformada y manipulable, atentaran contra la producción, la actividad comercial y la seguridad de costarricenses y extranjeros. Lo hacen además en un pésimo momento, en medio de una emergencia sanitaria y cuando el país, golpeado por huelgas recientes, trata de reactivarse económicamente y dar confianza al turismo internacional.

Es evidente que el desconocimiento de como operara la economía en una nación y a nivel internacional es prácticamente total. La ciudadanía se siente herida por la propuesta del GOCR al FMI, pero hay sectores que no quieren reducir el gasto público, que es donde está la raíz del problema, que como un cáncer, requiere ser extirpado de raíz antes de que haga metástasis. Tremenda contradicción a resolver. Presumo el GOCR prepara una nueva propuesta y un diálogo intersectorial. ¿Qué esperar del Congreso? Difícil saberlo. No hay cura sin molestia.

Las autoridades han sido prudentes, pues creo que nadie en el poder o la gente decente quiere mártires, lo que algunos descabellados si puede ser que quieran. Quizás han sido más prudentes de la cuenta. Llega un punto en que tienen que intervenir con firmeza y violencia contenida, lo que por supuesto no es del agrado de los bloqueadores que a eso y más se exponen. Mientras escribo, la violencia y la anarquía recrudecen. Creo debería haber arrestos, juicios y condenas y se acaba la práctica de bloquear vías de comunicación física.

El bloqueo para impedir el libre tránsito que es constitucionalmente ilegal excepto cuando el gobierno lo autoriza por razones justificadas, se ha convertido en un arma para llamar la atención a veces justificadamente, pero también en una forma incorrecta por medio de la que facinerosos promueven sus propios intereses o afanes de ejercer autoridad aunque sea por un ratito. Por sus antecedentes, un bloqueo que me llamó la atención fue el de Abangares, en la que a mi juicio la ciudadanía no salió muy bien parada.

El bloqueo no es el camino. Hay otras vías para ejercer presión. Recordemos la famosa expresión del gran Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Nuestros valores morales (un bien social), lo que se traduce en éticas personales (la ética un bien individual) deficientes, se han desgastado. Es evidente que nuestro dinámico país de cambiante composición demográfica además, no ha podido hacer que su acervo moral evolucione sin tropiezos. La solidaridad y el respeto son cosa del pasado. Hoy cada sector quiere para si toda la cobija, una que ya no dá. Se arriesga un desgarre total y los girones no servirán ni para pañales.

Hay razones justas de desatención por parte del GOCR que estimulan a ciudadanos decentes y otros no tanto, a ejercer presión tomándose atribuciones autoritarias que no les corresponden, como es el bloqueo de vías de comunicación física. El GOCR falla administrativamente y en la gestión política, su principal función. Requerimos mayor cuidado de aquel con sus acciones, que prevea más lo que puede pasar, así como mayor efectividad al solucionar carencias o dar camino a legítimas aspiraciones comunales de progreso. Pero también, los costarricenses tenemos que reflexionar más, informarnos y manejar mejor nuestras ansias de ejercer autoridad, que como ya se dijo, puede ser correctamente ejercida por las vías legalmente vigentes y siempre promoviendo el diálogo. Es peligroso jugar con fuego irreflexivamente. La democracia y el pacifismo de los que nos ufanamos no están blindados. Las alternativas extremas o basadas en economía vudú no son buenas.

Exprofesor de Ciencias Políticas UCR

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