La Patrulla de Bares: De las de verdad (Las Vegas Bar)

Especial para Cambio Político Misión: Las Vegas Bar Dónde: De la esquina noroeste del parque de Tibás 100 mt oeste y 50 sur (ver mapa)

Como parte del riguroso método científico que observa la Patrulla, una vez que el objeto de estudio ha sido meticulosamente seleccionado, se procede a notificar de manera solemne a los integrantes del cuerpo colegiado para proceder a realizar el examen fenomenológico y aplicar las reducciones eidéticas del caso. Para tales menesteres se utilizan las tecnologías de punta, lo que incluye el envió de las coordenadas satelitales acerca de la ubicación del objeto de estudio, con tal de que los examinadores no yerren en la dimensión física tridimensional. Obviamente, tan delicada labor de citación le corresponde al Cronista como parte de su alta dignidad y para la ocasión en cuestión en donde borrachos y glotones serían citados al bar Vega’s en Tibás, procedió a basarse en abundante información periodística, pues ese lugar en cuestión se hizo famoso dado que allí Parmenio Medina se tomó su última birra antes que lo asesinaran, por lo menos se pudo dar ese gusto. Pues bien, el Cronista copió una dirección de una fuente errada y el desafortunado resultado fue un grupo de desorientados patrulleros preguntando señas por medio Tibás. Afortunadamente, cualquier sujeto masculino residente de la comarca en uso de razón estaba en condiciones de brindar la respuesta (de la esquina noroeste del parque de Tibás 100 metros al oeste y 50 al sur o dicho de manera civilizada, calle 4 entre avenidas 61 y 63), por lo que, aunque con cierto retraso, una vez más la Patrulla pudo emprender con feliz término su arriesgada misión y de paso la integridad física del Cronista quedó salvaguardada.

 
No más llegar al Vega’s, la bienvenida al comensal es un agradable olor a fritanga que se percibe desde unos 25 metros de distancia. Y un griterío típico de cantina de pueblo, aprovechando la circunstancia de que ahora todos los días dan fútbol de algo, con lo que siempre hay pretexto para ir a cultivar el cuerpo y el alma en una taberna so pretexto de un altruista espíritu deportivo. Llegamos a un lugar de los de verdad, nada de pretensiones pipis ni de imitaciones al Gran Vecino del norte, aquí todo es auténtico tico.

La única concesión es en el nombre, pues don Vega escogió denominar su noble local con un posesivo a la usanza de la lengua inglesa, lo que además ha dado lugar a que terminaran llamándolo “Las Vegas”, por lo que adentro además pusieron un par de fotos de la capital del pecado gringa. Que la gente lo llame como quiera con tal de que llegue.

Una vez instalados los patrulleros procedieron a iniciar su acostumbrada cata, atendidos por una amable salonera de de inmediato comenzó a mostrarse demasiado amable con la concurrencia masculina. A la memoria de este Cronista de concurrió el original mercadeo que aplicaba la famosa Elvira en su bar de Desamparados de Alajuela, hoy lamentablemente extinto, algo que los lectores antiguos de estas crónicas seguramente recordarán. La degustación comenzó con unos palitos de queso, que en realidad eran tacos de queso, no se sabe si fue una confusión, porque en el menú también había tacos, los sirven sin ningún acompañamiento y con un buen queso, bien cremoso. El moderado comienzo prosiguió con una torta de huevo, la boca más barata del menú a sólo mil colones, pero igual era una torta de mediano tamaño y acompañada con tres tortillas. Hay un par de platos con el nombre del lugar, por lo que son presumiblemente sus mejores creaciones, se pidió una carne Vega’s que son fajitas de tres tipos de carne (res, cerdo y pollo) en una salsa de tomate, viene muy bien presentada y acompañada de ensalada y arroz, aunque la carne de res estaba durona. Los frijoles tiernos con pellejo de chancho también vienen en una generosa ración, son frijoles tiernos de verdad, nada de cubaces y con el caldo justo, nada de venir ni muy secos ni muy aguados, el patrullero que lo pidió tuvo que aguantarse las ganas de pasarle la lengua al plato. El filete de pescado al ajillo viene con buen ajo, apenas para ahuyentar a buena distancia al conde Drácula, no todo paladar lo puede soportar. La estrella de la noche fue la costilla de cerdo, enorme, viene acompañada con frijoles molidos y además se pidieron unos patacones adicionales y el gusto fue complacido, los patacones estaban muy sabrosos, bien tostados, aunque el chanchito no correspondió en sabor a su buena apariencia. Se pidió un espagueti, pero no había. Las carnitas mexicanas también estuvieron muy buenas, servidas en generosa ración y con el picante por aparte por aquello de los que no aguantan. Y cuando los patrulleros al fin consiguieron dirimir un serio conflicto acerca de a quien le correspondería el honor de degustar las papas Vega’s, resulta que la amable salonera que a esas alturas de la velada se había puesto mucho más amable, informó que la cocina había cerrado desde las 10 de la noche. Como que el segundo apellido de Veguita es Garro.

Vega’s como corresponde a una cantina de verdad abre todos los días de la semana, aunque el departamento de bocas trabaja a un ritmo distinto y no labora los lunes. La que parece que sí trabaja todos los días es la amable salonera que resultó no ser la salonera, sino una clienta que se pone a ayudar a cambio de abundante comida y bebida. Si tan sólo hubiese tenido unos 40 añitos menos, de seguro nos habríamos hecho clientes fijos del lugar.