La milla extra de la No Violencia

William Alberto Méndez Garita

William Alberto Méndez Garita

Es más que coincidencia, en el contexto de lo que ocurre en Costa Rica, que sea el 2 octubre -fecha del cumpleaños de Mahatma Gandhi- que se celebre a nivel internacional el día de la No Violencia.

Al ver los hechos más recientes del país, debo subrayar que la No Violencia y humanismo se encuentran vivos en esa forma de ser del costarricense al que llamamos derecho humano a vivir en paz.

La No Violencia

En 1964 Martin Luther King Jr. definió la No Violencia como “la respuesta a las cruciales preguntas políticas y sociales de nuestros tiempos.”

Años antes Gandhi explicó que “la violencia es el miedo a los ideales de otros”, “la ira es el enemigo de la no violencia, y el orgullo es un monstruo que la absorbe” y, “la no violencia requiere de doble fe, fe en Dios y fe en el hombre”.

No hace mucho, en nuestro país, en lo que se conoció como “la revolución de las crayolas” se hacían realidad las palabras de la Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai quien afirmó que “tenemos nuestros libros y nuestros lápices. Son nuestras armas más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.

Desde la perspectiva cristiana el tema de la milla extra se encuentra en Mateo 5:410 y 5:41 cuyo pasaje dice “Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa” y, agrega, “Y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.”

En una homilía pronunciada en el año 2016 el Papa Francisco reflexionó sobre esa cita bíblica al decir que el viaje de la milla extra es un “viaje del corazón” que ayuda a sanar.

La filosofía de la No Violencia envuelve en sí mismo un concepto determinante para su plena realización: caminar la milla extra.

Eso implica que cada vez que estamos ante la posibilidad de un conflicto o nos encontramos inmersos, debemos dar pasos adicionales para derivar racionalmente los orígenes, causas, factores y motivaciones.

La No Violencia es una milla extra de tolerancia, pues implica conciencia del problema e interés en la solución.

La milla extra es un propósito inspirador de diálogo, no solo el sendero de la solución, sino de la No Violencia.

Caminar la milla extra en un sentido espiritual es auto sacrificio, auto limitación y hasta desprendimiento de aquellas cosas que pueden impedir o interfieran con la paz interna y externa anhelada.

También tiene un sentido político en la búsqueda de la verdad y el uso de la razón para la materialización de la justicia y la solidaridad.

La No Violencia es una actitud ética frente a las diferencias individuales o colectivas.

El humanismo

Deseo rescatar las palabras de Ignacio Ellacuría  (filósofo, escritor y teólogo español, naturalizado salvadoreño, fallecido, mencionado por Mario Sánchez González en el artículo La democracia y sus desafíos desde la perspectiva ética) el cual dice que «la sociedad está injustamente dividida y fracturada por la desigualdad. En este contexto, las ciencias sociales deben reconocer que hay dos puntos de vista fundamentalmente opuestos: “el de quien desde una situación de predominio ve en peligro sus ventajas, y el de quien desde una situación de opresión ve la necesidad y el derecho que le asiste para salir de ella”.

He expresado antes mi aspiración a construir una sociedad en la que el ser humano sea el centro de todas las políticas públicas y que ellas se encaminen a la satisfacción de intereses común y el crecimiento de cada uno de sus miembros.

En el mismo contexto he abogado -al hablar de la resolución de diferencias para la construcción del futuro- de lo importante que resulta apartarnos de la valoración “maniquea” que fragmenta las posiciones en buenos y malos.
Muchas veces los conflictos pueden ser la acumulación de expectativas no resueltas, injusticia social, exclusión o situaciones propias de la compleja organización de la sociedad en materia económica, política o cultural.

En un Estado de Derecho las diferencias deben resolverse por la vía de la democracia y el diálogo.

Ayer como ahora la solución de un conflicto no resultará viable sin un ánimo en el que las partes se sienten honesta y desinteresadamente a conversar.

El don de escuchar y de intercambiar criterios en la búsqueda de soluciones es posible si en el círculo de diálogo no nos vemos como opuestos enfrascados en una lucha de poder en el que la solución es vencer y ganar.

A diferencia del filósofo Nietzsche, creo en que el triunfo de un ideal moral se logra si prevalece el interés común, la justicia, la verdad, el respeto, la tolerancia y la paz.

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