Por Klaus Blume (dpa)
Berlín, 10 ago (dpa) – Entre los partidos del Parlamento alemán, el partido La Izquierda es, con diferencia, el más pequeño. En las elecciones a la Cámara Baja (Bundestag) de 2021, apenas consiguió la reelección y con solo 39 de los 736 diputados, su grupo parlamentario es más bien marginal.
Ahora, el debilitado partido alemán corre el riesgo de sufrir un cisma.
Desde hace algún tiempo, La Izquierda se ve sacudida por una lucha de poder entre la antigua líder del grupo parlamentario Sarah Wagenknecht y sus seguidores, por un lado, y la dirección del partido, con los copresidentes Janine Wissler y Martin Schirdewan, por otro.
A principios de semana, el conflicto se agravó cuando la copresidenta del grupo, Amira Mohamed Ali, anunció su retirada. Se la considera una íntima confidente de Wagenknecht, que por su parte coquetea con fundar su propio partido.
El partido La Izquierda surgió del antiguo partido estatal de Alemania Oriental, el SED, cuyos sucesores se fusionaron con izquierdistas de Alemania Occidental para formar un nuevo partido en 2007. Sus bastiones siguen estando en el este de Alemania y gobiernan el estado de Turingia.
Mientras que en el oeste alemán solo ha tenido éxito en la ciudad-estado de Bremen, en el este tiene un potencial de votantes entre los antiguos funcionarios de la RDA y entre los ciudadanos que se sienten «perdedores de la unidad» a consecuencia de los trastornos económicos y sociales que también trajo aparejados la reunificación alemana.
Como partido de protesta, sin embargo, La Izquierda ha perdido muchos votantes en favor de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en los últimos diez años.
Wagenknecht, según los analistas, podría recuperar a algunos de ellos y acceder a nuevas capas de votantes. Nacida en Jena, en la extinta RDA, en 1969, Wagenknecht, doctora en Economía, es la estrella mediática de La Izquierda, elocuente, guapa y presente en numerosos programas de entrevistas.
En concepto de honorarios por libros y conferencias obtuvo 750.000 euros (820.000 dólares) de ingresos adicionales en 2022, lo que la convierte en una de las diputadas mejor pagadas del Bundestag.
Wagenknecht perteneció durante unos años a la «Plataforma Comunista» dentro del partido sucesor del SED, el PDS, pero de eso hace ya mucho tiempo.
Hoy mantiene algunas posiciones bastante conservadoras para la izquierda, por ejemplo en política migratoria, donde quiere limitar la inmigración. También está en contra de una protección climática demasiado estricta si esta encarece la vida de los ciudadanos.
Wagenknecht defiende posiciones de izquierdas en política económica y social. A pesar de la guerra en Ucrania, está a favor de seguir importando gas ruso, una postura popular en Alemania del Este. Junto con la feminista Alice Schwarzer organizó este año una manifestación en Berlín para que se entablen negociaciones de paz con Rusia.
Durante meses, Wagenknecht ha criticado a La Izquierda por alienar a su electorado actual al no tomarse en serio las preocupaciones de la gente sobre la inmigración masiva o el coste de la calefacción. Por su parte, la ejecutiva del partido pidió en junio a Wagenknecht que renunciara a su mandato.
Recientemente se produjo una nueva polémica cuando la dirección de la formación designó a la capitana de barco y rescatista de refugiados Carola Rackete como principal candidata a las elecciones parlamentarias europeas del próximo año.
Se sabe que los partidarios de Wagenknecht están sondeando entre bastidores las posibilidades de fundar un nuevo partido y haciendo preparativos para ello. La decisión al respecto, sin embargo, es solo suya, y aún no se ha tomado, dicen.
Ya a finales de 2022, el instituto demoscópico Civey preguntó a unas 5.000 personas si en principio podían imaginarse votando a un partido de Wagenknecht. El 30 por ciento dijo que sí o más bien que sí, en el este de Alemania incluso lo hizo el 49 por ciento. Queda por ver hasta qué punto son significativas estas cifras.
El propio partido La Izquierda languidece en las encuestas en torno al cuatro por ciento. Esto significaría que dejaría de estar representado en el próximo Bundestag.
Si más de dos diputados abandonaran el partido como consecuencia de las luchas intestinas, La Izquierda perdería su condición de grupo parlamentario en el Bundestag durante la actual legislatura. Esto significaría menos recursos financieros, menos tiempo de intervención en el pleno de la Cámara y la pérdida de derechos de iniciativa política.