La historia la escriben los ganadores, salvo en Costa Rica

Desde La Mina 2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

Mauricio Castro

Desde hace varios años vengo leyendo comentarios en redes, viendo promociones de libros en las librerías y anuncios de películas dizque históricas que describen lo que sucedió en 1948-1949 y 1955. Durante la revolución para unos, guerra civil para otros.

Incluso lo que enseñan en las escuelas y colegios de esos años es un tanto curiosa: todo estaba bien (garantías sociales), pero un grupo no estaba de acuerdo y se sublevó, y ya en el poder abolió el ejército.

El otro día hice un comentario en redes sociales que hoy repito: en esos años hubo muertos, heridos, balazos, bombardeos, quema de casas, y sobre todo hubo ganadores y perdedores.

Mi familia, como otras familias, estuvo dividida. Y es un tema que se evitó y se evita tocar porque todavía divide y causa resquemores y abre heridas que no se cerraron bien, me imagino que en muchas familias pasa lo mismo.

Mi abuelo Salazar, Fito, fue diputado de los 27, de los que anuló la elección. Luego de la guerra se fue a Nicaragua por un tiempo. Y fue durante muchos años un referente “mariachi” en Guanacaste. Recuerdos sus banderas en los palos de mango de su casa en 1966.

Pasados los años, un día conversando sobre esos hechos en una tarde de ajedrez con don Fito y recibiendo el humo de sus Chesterfield, me dijo: “….algunos de los nuestros siempre decían que Figueres debió habernos fusilado a todos, porque lo que sucedió en esos años obligaba a hacerlo…” Siempre me fue claro su poco cariño por don Pepe, y curiosamente su admiración por Daniel, por lo que supuse que no estaba de acuerdo con lo que decían los suyos…

También me contó historias de dirigentes comunistas y calderonistas y de sus relaciones con los máximos dirigentes de sus partidos, de la forma como se lograron los 27 votos, de los pactos, del “conteo” de votos, de las palizas en las manifestaciones, de la adjudicación de licitaciones, de la construcción de urbanizaciones y casas, actos que hicieron que esa época que no fuera del color tan bonito que hoy la pintan los que publican libros y hacen películas…

Yo le pregunté alguna vez a don Pepe sobre el por qué si él había ganado no había escrito la historia, y me dijo: “¿para qué? Son años que debemos olvidar, para bien de todos, esto no puede pasar nunca más…”

Posiblemente por la insistencia de muchos, se publicó “El Espíritu del 48”, pero si se compara la cantidad de publicaciones del bando perdedor que pululan por ahí es absolutamente superior a las publicaciones de los ganadores.

Los levantamientos populares no se dan simplemente porque a alguien se lo ocurre, hoy que vemos noticias sobre Venezuela, y guardando las dimensiones me imagino lo que sucedió aquí: un Gobierno dizque de izquierda, haciendo lo que da la gana, y la gente cansada protestando.

El Gobierno Venezolano —como se hizo aquí también— repartiendo armas a los más humildes para que defiendan sus conquistas mientras los que disfrutan las mieles del poder, las disfrutan dentro o fuera de Venezuela.

¿Hubo excesos durante los hechos del 48 y del 55? Claro que los hubo, de ambos lados, eran bandos en guerra, en GUE-RRA. Pero de ahí a decir que se organizaron crímenes de Estado es mucho decir (como ahora quieren decir fue el asesinato de Viviana Gallardo). ¿Mataron a cruzrojistas en La Cruz? Sí. ¿Hubo Codo del Diablo? Sí. ¿Hubo bombardeos a San José? Sí. ¿Incendiaron La Lucha? Sí. Fue una guerra. ¡GUE-RRA!

Figueres pasó a la historia simplemente por eso: por su magnanimidad en la victoria. No pasó a la historia por fusilar, ni porque se fugó del país lleno de millones como vemos hoy a caudillos latinos y de otras latitudes. Se le recuerda porque decidió invertir en educación, salud, nutrición y porque abolió el ejército.

En una de esas conversaciones que son raras en otros países pero que aquí no, don Manuel Mora nos dijo: si yo hubiera sabido que el Seguro Social se iba a universalizar, que se iba a crear el ITCO, que se iba a nacionalizar la banca, que se iba a crear el ICE, que se nacionalizaría la Northem Railway Company, que se nacionalizaría la petrolera, que se iban a cobrar impuestos a la Yunai, que se iba a hacer Asignaciones Familiares…quizás no hubiéramos ido a la guerra.

Cuando veo en mi casa en La Mina, en Santa Ana, todas las barbaridades que se dicen a nombre de la historia, solo me digo: este es el único país en que la historia no la escriben los ganadores.

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