Joe Biden y el desafío latinoamericano

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto

Las elecciones nacionales del 3 de noviembre del 2020 en Estados Unidos de América, tuvieron en vilo al mundo; logrando una atención y expectativa única en muchos años; producto de la aparente polarización y división entre los seguidores de los dos partidos políticos dominantes el Demócrata y el Republicano. En realidad hubo tensiones ideológicas, todo tipo de insultos nacionalistas populistas, étnicas, racistas, sexistas, culturales, contra las minorías, etc.; de pensamientos políticos, de afirmaciones y argumentos encontrados; donde los millones de electores pudieron analizar las mejores propuestas y finalmente decidir por el continuismo del Presidente Donald Trump por cuatro años más; o hacer un cambio y poner de nuevo en la Casa Blanca a Joe Biden quien estuvo 8 años como Vicepresidente de Barak Obama; y ahora hace un retorno a quien conoce muy bien la sede del Gobierno Federal en Washington.

Incluso se afirmó que estaba en juego la sólida democracia que goza los EE.UU. desde su fundación; por las acusaciones de Trump hasta de ser de izquierda (socialistas y comunistas) contra sus opositores y una serie de infundadas afirmaciones casi nunca vistas en el país de la Estatua de la Libertad. Finalmente, el Colegio Electoral conformado por 538 delegados elegidos por un determinado número por cada uno de los 51 Estados de la Unión Americana; al ser elecciones indirectas; donde los candidatos deben ir ganando los Estados con el voto popular y así ir sumando los votos electorales hasta alcanzar el número mágico de un mínimo de 270 votos electorales para ganar la Presidencia. Asimismo, se elegían 35 nuevos senadores por seis años (un tercio de los 100 escaños del Senado) y los 470 escaños de congresistas de la Cámara de Representantes elegidos por dos años; que al parecer ambas cámaras van a ser dominadas por una mayoría de los Demócratas; más otros cargos locales de cada Estado y sus Condados.

Pero voy a tratar de referirme a algunos factores de la posible política internacional de EE.UU; y que posteriormente en otros artículos se podrá ampliar: en esta nueva era demócrata que inicia el 20 de enero del 2021 con el nuevo Presidente Biden (N°46 en 244 años desde el primer Presidente de EE.UU.)) y su Vicepresidenta Kamala Harris por cierto la primera mujer en ocupar este puesto en la historia estadounidense; y además con el plus de ser afroamericana y asiática, siendo una mujer destacada como abogada y política quien ha ocupado importantes cargos como Fiscal general de California en 2010 y fue reelegida en 2014 y senadora junior por California desde 2017, y que la hacen una persona muy capaz y experimentada; que ayudarán a Biden en las acciones y decisiones fundamentales en materia.

EE.UU. como Imperio mundial que es, tiene una serie de políticas internacionales que se mantienen en la realidad independiente de quien gobierne en la Casa Blanca; a veces los cambios son formales o de matices; de tener característica y énfasis diferentes. Con respecto a la política de apoyo contundente a Israel se mantiene en el tiempo; tanto Trump como Biden han sido aliados de Israel en el Oriente Medio; sin embargo, Trump se había retirado unilateralmente del acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, realizó el traslado de la Embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Jerusalén y redujo la presencia militar del general iraní Qasem Soleimani al ser asesinado. No obstante, Biden señaló la posibilidad de reintegrar el acuerdo sobre el programa nuclear con Irán alcanzado en Viena en 2015, y que Irán debe cumplirlo y de retomar un diálogo diplomático con este país sobre otros asuntos más amplios.

Todos estos aspectos pueden incomodar al Gobierno del Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu y más que el pasado 20 de setiembre de 2020 firmaron unos acuerdos con Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos que normalizan los lazos internacionales entre esos Estados e Israel; así como una política favorable de Arabia Saudita. Es posible que Biden prosiga esta nueva política internacional entre varios países árabes y sus relaciones con su gran aliado Israel. Recordemos que el Congreso de mayoría demócrata había tomado resoluciones antisauditas ya que Arabia Saudita interviene militarmente en la guerra de Yemen desde el año 2015; y Trump las paró y no ejecutó.

Sobre la política dura y de enfrentamiento durante casi los 4 años del gobierno de Trump con China; donde ha prevalecido una guerra comercial con aranceles para ejercer presión y las acusaciones sobre la supuesta propagación del covid-19, otras fricciones entre EE.UU. y China que ya venían dándose antes de Trump; pueda ser que cambie de matices; pero lo más seguro es que las fricciones seguirán en el nuevo gobierno de Biden, aunque se ha señalado que las tensiones comerciales se puedan reducir, y que las políticas comerciales sean probablemente más positivas con las compañías asiáticas, con nuevos acuerdos comerciales etc. Otro aspecto fundamental es que seguramente EE.UU. retorne de nuevo al Acuerdo de París del Tratado de la lucha contra el cambio climático; el que Trump se retiró oficialmente hace poco. El Partido Demócrata y Joe Biden creen en todo el problema ambiental del mundo, e incluso en la campaña presentó un plan para abordar el cambio climático con una inversión de 1.7 billones de dólares y lograr un 100% de energía limpia para el año 2050, etc.

Sobre la región centroamericana y América Latina en general; existe la esperanza que el nuevo gobierno de Biden; vuelva un poco los ojos hacia acá; el diario The New York Times han informado que Biden propondría un paquete de $ 4 mil millones de ayuda económica para Centroamérica, para poner atención a la violencia, el crimen organizado, la migración y otros temas fundamentales; y si el Partido Demócrata tienen la mayoría en las cámaras; sería más probable su aprobación en el presupuesto estadounidense. Biden conoce muy bien la región y ha sido el vicepresidente que más visitó la región en la historia, con 16 visitas a América Latina; incluso ha afirmado que los intereses nacionales de EE.UU. se avanzan cuando se apoya a la región; esto sería una señal positiva para lograr el surgimiento de nuevas y mayores inversiones extranjeras directas etc.

En el 2018 Joe Biden en un artículo expresó: “Durante mis ochos años como vicepresidente, liderar el compromiso de los Estados Unidos con nuestros aliados a través del hemisferio occidental fue uno de los desafíos más gratificantes de mi gestión en la Casa Blanca. Inicialmente, el avance fue lento. La confianza entre los Estados Unidos y nuestros vecinos se encontraba en niveles muy bajos debido a los desacuerdos sobre la guerra en Irak, el impacto de la crisis económica de 2008, un creciente desacuerdo con respecto a la política de los Estados Unidos hacia Cuba y una percepción general en la región que habíamos perdido interés. Cuando el presidente Obama y yo terminamos nuestro período en la Casa Blanca, habíamos establecido una nueva base de cooperación en nuestra región centrada en la responsabilidad compartida, el respeto mutuo y trabajar como socios.” (Escrito por Joe Biden para la revista Americas Quartely en 2018)

Finalmente, si el Partido Demócrata conquistó en estas elecciones la mayoría del voto hispano y latinoamericano; lo que implica un compromiso de colaborar ayudando con políticas económicas internacionales a la región y a lo interno resolver el tema de migración y seguridad social. Existe la esperanza en la región de que realmente EE.UU., impulse políticas de colaboración para la reducción de la pobreza, la inversión directa, el combate al crimen organizado; que como señala Biden volvamos a ser socios y apoyarnos mutuamente dentro de todos los vecinos y hermanos de Occidente y de todo el continente americano y sus islas. Esperemos en esta realidad preocupante por la pandemia del covid-19; existe una esperanza de que “las cosas van a cambiar en positivo” y vengan muchas bendiciones de Dios y guía a los gobernantes de buena voluntad para el bienestar de toda la ciudadanía regional.

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