7 de enero de 2022
La Internacional Socialista condena la violencia mortal empleada en el curso de las recientes protestas antigubernamentales en Kazajstán. Aunque las protestas comenzaron de forma pacífica, la situación se deterioró de forma significativa, lo que provocó la lamentable pérdida de múltiples vidas entre los manifestantes y la policía.
Las órdenes dadas a las tropas por el presidente Kassym-Jomart Tokayev de utilizar la fuerza letal contra los manifestantes sin previo aviso es una medida peligrosa e ilegal que pretende negar a la gente el derecho a la protesta pacífica y a la libertad de expresión y que supone una clara violación de los principios de necesidad y proporcionalidad. La violencia debe acabar con todas las partes, pero el gobierno y sus fuerzas de seguridad tienen la clara responsabilidad legal de evitar el uso de la fuerza letal y nunca deben atacar indiscriminadamente a los manifestantes.
Esta preocupante situación se hace más compleja por la falta de información verificable que surge de Kazajistán, agravada por la grave interrupción de las redes de comunicación en el país. Estas perturbaciones han hecho imposible establecer contacto con la dirección del Partido Socialdemócrata Nacional (OSDP), partido miembro de la IS en Kazajistán, desde el estallido de las protestas. En estos difíciles momentos, la IS se solidariza plenamente con el OSDP y sus miembros, y con todos aquellos que luchan por los derechos humanos y los valores democráticos en Kazajstán.
Durante demasiados años, Kazajistán ha estado en manos de un gobierno autoritario que no ha tolerado ninguna disidencia y ha perseguido a los partidos de la oposición. Las protestas, desencadenadas por la duplicación del precio del gas licuado de petróleo (GLP), revelan los profundos y legítimos agravios de los ciudadanos kazajos contra un régimen que ha supervisado un drástico declive económico y social. El gobierno de Kazajstán debe centrar su atención en atender las preocupaciones de su población, permitir la oposición democrática, atajar la corrupción y ofrecer soluciones creíbles a las graves dificultades económicas que sufren muchos kazajos.