Nicolás Medardo López Taleno
Primero se ensañaron en contra de la población civil masacrando a más de 360 nicaragüenses en el contexto de las protestas de abril del 2018, luego, arremetieron sin piedad en contra de los posibles candidatos presidenciables que le podían ganar fácilmente las pasadas elecciones, posteriormente, se fueron con todo en contra del gremio periodístico, lo que provocó una estampida de periodistas hacia otros países y los que no pudieron salir están en las cárceles del Chipote. Guiados por el apetito insaciable, enfermizo y delirante que sienten por el poder, ahora se han encarnizado en contra de la Iglesia dejando como resultado más de quince sacerdotes encarcelados incluyendo al Obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa.
Sin ser católico y menos defensor de los hombres de estrados, me atrevo a reconocer que los pastores católicos se han enfrentado con verdadera valentía a los abusos desproporcionados por parte de la dictadura que le han robado al pueblo nicaragüense todas sus libertades, menos la de adorar a los sínicos y mitológicos patológicos del matrimonio del mal, los ortega/murillo.
La Iglesia Católica, aunque cuestionable, es una sólida institución milenaria que ha sabido sobrevivir no solo al paso corrosivo del tiempo, sino que también a desenas de gobernantes que a lo largo de sus más dos mil años de historia han intentado desaparecerla.
Ortega está muerto, lo que ha costado es enterrarlo, su avanzada edad, las misteriosas enfermedades que lo aquejan, sumado al aislamiento al que está condenando al país, podemos decir, que tiene los días contados y que su lucha en contra de la iglesia es una guerra perdida.
Si en otrora pudieron comprar la conciencia mercantilista del cardenal Miguel Purificación Obando, sépase que el decoro, la gallardía, la voluntad inquebrantable, la honestidad y valentía de los Sacerdotes encarcelados no están a la venta como no está a la venta el deseo de libertad y democracia de todo el pueblo nicaragüense que sufre en silencio y en el olvido internacional, los violentos ataques perpetrado por la desalmada, asesina y criminal dictadura. Fácil es encarcelar a los estudiantes, a la disidencia, a los periodistas, a los sacerdotes pues los tales tan solo esgrimen el arma de la verdad, en cambio ellos tienen a sus pies los órganos castrenses del ejército y la policía que sin rubor alguno han manifestado públicamente su desprecio a la Constitución a favor de mantener a los criminales del Carmen en el poder.
Por otra parte, el Obispo Álvarez representa, con gran dignidad, la valentía de los nicaragüenses que anhelamos la paz, la democracia y la libertad y si imperios verdaderamente poderosos como el de Carlos V de España no pudo doblegar a la Iglesia menos que lo haga éste títere de cuba cuya senilidad lo tiene más cerca de la tumba que del eterno vivir en el poder.
– El autor está exiliado en Costa Rica