…¿Y usted qué opina?
Fernando Berrocal
El país reconoce, sin distinción política alguna, el excelente trabajo del ministro de Salud Daniel Salas y del presidente ejecutivo de la CCSS Román Macaya.A la vez, Michael Soto, ministro de Seguridad Pública, es un excelente profesional y su trabajo, junto al comisario Daniel Calderón, en la Zona Norte y la frontera con Nicaragua, merecen el absoluto respaldo y apoyo de la ciudadanía. El país puede estar seguro y tranquilo con estos dos capaces policías profesionales y con nuestra Fuerza Pública y la Policía de Fronteras.
En donde sí hay grandes y profundas diferencias de opinión es en la política económica y fiscal del gobierno del presidente Alvarado y esto hay que decirlo con franqueza y transparencia. Con esa política económica hay un gran descontento nacional y es que, esa política oficial, nos llevará para fines del 2020 e inicios del 2021, al siguiente y dramático escenario nacional:
1.- Un crecimiento económico que será, al menos, negativo en un 5% o más, con un impacto demoledor en las pequeñas y medianas empresas privadas.
2.- Un déficit fiscal que llegará hasta el 10%, porque no se planteó una reforma tributaria integral y progresiva y no se ha ejecutado un fuerte y estricto control del gasto público, ni está en los planes oficiales ejecutar impostergables reformas estructurales y desregular, racionalmente, al Estado Costarricense.
4.- Llegaremos a un 25% de desocupación: unas 400.000 personas y a una pobreza real y generalizada de alrededor de dos millones o más de habitantes.
5. Habrá una disminución efectiva y generalizada en las condiciones y el nivel de vida de los sectores de ingresos medios y una aún mayor concentración de la riqueza en los niveles más altos económicos y sociales de nuestro país.
6.- Y un fuerte y peligroso aumento de la delincuencia y el narcotráfico.
¿Cómo se puede, entonces, por más que la crisis sea mundial, estar de acuerdo con una política económica oficial que nos llevará a estos resultados reales?
El país va hacia un desplome económico y social y esto, hay que decirlo, no es social democracia, ni social cristianismo y ni siquiera liberalismo social. Esa política económica oficial es neoliberalismo de la más pura ortodoxia universitaria y de un rancio y férreo conservadurismo ideológico y político.
La actual situación es excepcional y se debería estar enfrentando con soluciones excepcionales, imaginativas y heterodoxas. No cargando al país de impuestos y tirando la bola para adelante a base, fundamentalmente, de más deuda en dólares. Y mientras esperamos que se acomode el tercer ministro de Hacienda, el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, y la señora de Mideplan, defienden aumentar el IVA al 15% y vender activos públicos.
Estoy abiertamente en contra de esta política económica.
Hay otras soluciones y todas han sido rechazadas ad portas por la Casa Presidencial y el equipo económico que rodea al presidente Carlos Alvarado.