Gracias, don Pepe

…¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Este 1 de diciembre se celebró un año más de la abolición del Ejército Nacional por don José Figueres Ferrer. ¡Gracias infinitas, don Pepe!

Basta solo volver los ojos hacia los países hermanos de América Latina, independientemente de que tengan gobiernos de izquierda, centro o de derecha, para entender la grandeza de esa histórica decisión, en medio de las enormes turbulencias que sacuden a esos pueblos, en que los ejércitos juegan el papel de poderosos árbitros de la voluntad popular y de la vida política.

Gracias también a los grandes Padres Liberales que sembraron, en nuestro país y en nuestro pueblo, las ideas democráticas de la libertad y el espíritu independiente y liberal del ser costarricense que es individualista, crítico y reacio a todos los autoritarismos y extremismos de derecha o de izquierda.

Gracias infinitas al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia por la Reforma Social y el Código de Trabajo de los años cuarenta y también al liderazgo de don Manuel Mora y al excepcional arzobispo Sanabria y a la Iglesia Católica, por su apoyo y respaldo a esa otra decisión trascendental de nuestra historia.

Gracias a la brillante generación del 48 que recogió esa herencia liberal y, con visión de futuro, les dio solidez, fuerza y contenido institucional y económico a las reformas sociales, impulsando a la vez políticas progresistas e integrales de desarrollo económico en que la “estrella que nos guíe sea el bienestar del mayor número”, como decía ese gran estadista que fue don Pepe Figueres.

Gracias a Luis Alberto Monge por su Proclama de Neutralidad en los Conflictos Bélicos y gracias a Óscar Arias por su histórica lucha por la paz en Centroamérica que le mereció y le dio a Costa Rica un Premio Nobel de la Paz.

Sin ejército, en paz, orgullosos de nuestras sólidas raíces, por el camino costarricense de la libertad y la democracia, debemos seguir viviendo y construyendo el futuro de nuestro país, entendiendo y viviendo a la vez el signo de los nuevos tiempos y reconociendo, crítica y constructivamente, los aciertos y los errores cometidos, para hacer así las trasformaciones que sí necesitamos en este cambiante y tecnológico siglo XXI.

Esta celebración de la Abolición del Ejercito llega en tiempos turbulentos para América Latina, en que la defensa de la democracia es la más grande e importante obligación ciudadana, haciendo válida aquella premisa básica de que “los males de la democracia solo se resuelven con más democracia”. Eso es ser progresista y significa luchar siempre por la libertad y la justicia social.

Celebremos con orgullo nuestra institucionalidad desarmada y sin ejército.

Sigamos en paz, resolviendo nuestras diferencias en libertad y democracia. Volvamos críticamente los ojos hacia América Latina y sepamos valorar y defender las formidables conquistas de nuestro Estado Social de Derecho.

Transformemos el Día 1 de diciembre en el Día Nacional de la Paz y honremos por siempre a todos aquellos que forjaron el destino y el ser costarricense.

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