Suiza No.1
Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com
“Castrosalazar: o te calmas o de verdad te vas ahogar y te lleva puta”
—Fácil decirlo, difícil hacerlo, guevón —me dije yo mismo
Lo cierto es –creo— que me calmé o pude tragar, no sé qué fue primero: tragué y me calmé o me calmé y tragué… pero ya estaba como si me hubiera dado un chapuzón…la camisa empapada, frío y chorreando sudor por todos lados…los pocos colochos tipo Niño Jesús de Praga que me quedan los tenía empapados también.
Me hice un autoanálisis rápido y concluí que había tenido problemas para tragar y por lo tanto concluí también, con esa lógica maravillosa que tenemos los ingenieros, que por eso no podía respirar…–porque como es lógico uno traga y respira por el mismo tubo… —me dije
¡Qué ignorantes podemos ser los ingenieros a veces!
Entonces repasé mi lista de cosas que tenía que hacer sí o sí en tiquicia: dentista (en Suiza es ridículamente caro), urólogo (revisión anual con el mismo doctor que me ve desde hace años…¡uno nuevo mejor no!), otorrino para que me vea ese dolor de frente que me da cuando viajo en avión y ahora uno más: gastroenterólogo.
¡Y orondo y lirondo y lleno de felicidad salí para tiquicia!
A los dos días de llegar ya estaba así:
Dentista ✔
Urólogo ✔
Otorrino ✔
Y me dije: —“ya es suficiente, mucho médico, ya no más, ya me pasó el susto, ya estoy bien, ya puedo comer tranquilo, ¿para qué vas a ir a la gastroenteróloga? A visitar y a conversar con amigos y familiares.”
Pero una voz desde adentro me dijo:
“Castrosalazar: mae no sea ridículo, vaya a ver la gastroenteróloga… ¿y si te vuelve a pasar?.”
Y para no cansarlos con el cuento, me pasé prácticamente el resto de mis días en Costa Rica, casi 3 semanas, haciéndome exámenes: gastroscopia, rayos x de movimiento del esófago, exámenes para determinar la capacidad de tragar, electrocardiogramas, análisis de sangre….solo nombre cualquier vara y estoy seguro que me lo hice.
Me pasó como cuando uno va el mecánico con un carro “rodado”: va porque suena algo raro y está segurísimo que es la faja del abanico, el mae lo ve y dice: si era la faja del abanico lo que sonaba, la cambié; pero… el problema es que el engranaje del abanico estaba gastado, cuando se cambian los engranajes, dice: vi una mancha de aceite, lo que pasa es que el cabezote tiene una grieta…y luego, es que tenía también los empaques gastados, y las zapatas de los frenos estaban gastadas…. y además, tenía esto, y luego esto más….
¡Así estuve tres semanas!
De repente oí una voz desde lo más profundo de mi ser que me dijo:
“Castrosalazar: jajajajajajaja ….el mecánico te diría que el que el problema es que el carro está viejo y no tiene repuestos, ¿verdad que esa fue la conclusión de todos los chequeos?—en una mezcla de pregunta-burla
Y yo humildemente contesté: –“¡sí, pero eso le pasa a todo el mundo cuando llega a cierta edad!
“Castrosalazar: ¿cómo es el dicho? Mal de muchos, consuelo de….”—me replicaron
Al final de todos los días en “el taller”, la doctora me dijo: “yo creí que te había dado un infarto, pero en realidad es que tenés dificultades para tragar, eso pasa a cierta edad, el cuerpo cambia, pero tu capacidad está a más del 50% todavía, así que podés vivir con eso …ahhh y acordate que uno no respira por donde traga…¿o no te diste cuenta que cuando estabas en medio de la crisis podías respirar…?
“Castrosalazar: ¿cómo no sabías que uno no respira por donde traga?¡que ignorante que sos”—me dijeron
Ahora me pregunto: ¿estuve en Costa Rica o en el taller?