¿Y usted qué opina?
Fernando Berrocal
Tenemos todo para ser el primer país desarrollado de América Latina, pero, como nunca antes en décadas, son enormes las desigualdades económicas y las diferencias de oportunidades en los distintos niveles y estratos sociales.
Agreguemos: la criminal penetración de las mafias del narcotráfico que genera una violenta e incontrolada inseguridad ciudadana, los escándalos reales de corrupción, el colapso de la infraestructura nacional, la crisis en los servicios de salud de la CCSS y la calidad y alcance de nuestra educación pública.
Frente a ello, no compensa como país que la inflación esté controlada y se haya arreglado a medias la situación fiscal si el modelo de desarrollo dejó de resolver y satisfacer el “bienestar del mayor número” y no progresamos. Lo peor es que, si por la “víspera se saca el día”, la bronca permanente entre el Poder Ejecutivo y los otros Poderes del Estado será la constante en 2025.
Tenemos un problema político serio: ha sido una crisis de acumulación creciente de problemas en los últimos 25 años y entre los “factores reales de poder político”, al contrario de lo que debería ser, no existe voluntad de diálogo constructivo y patriótico para encontrar soluciones y 2025 es un año electoral.
La II República, fundada alrededor de una fuerte institucionalidad democrática y la visionaria tesis del “bienestar del mayor número”, dio vida a un país con altas tasas de crecimiento económico, oportunidades abiertas y una ejemplar movilidad social en la segunda mitad del siglo XX, pero ese formidable “proyecto país” y su modelo de desarrollo, poco a poco se fueron agotando y, con ello, la II República llegó a la crítica situación del presente.
Ahora tenemos que darle salida a una III República y, para ello, en este 2025, necesitamos una ciudadanía bien informada, analítica y participativa, crítica de los últimos tiempos y gobiernos y que, quienes aspiren a gobernarnos en el 2026, presenten las mejores soluciones democráticas, pragmáticas, realistas y efectivas de rectificación, cambio y reforma, así como los mejores y más capaces equipos de trabajo y un firme liderazgo que inspire confianza nacional.
¡Ojalá sea así por el bien de Costa Rica!
– Exministro de Seguridad Pública