Por Carlos Vilchez Navamuel
Halloween En este día, 31 de octubre, muchas personas celebran el día de las brujas o más conocido actualmente como Halloween, grandes y niños son aficionados a festejar este día y acostumbran a disfrazarse, los niños visitan el vecindario pidiendo dulces, mientras que los más grandes asisten a fiestas privadas y discotecas, otros en cambio rechazan las costumbres de otros pueblos y tratan de convencernos con sus razones, de que no deberíamos adoptar costumbres ajenas, sobre todo si vienen de los EEUU, nosotros no vemos problema alguno, ya lo hemos comentado en otras oportunidades, las sociedades evolucionan, cambian y se transforman con el tiempo.
Pero, ¿Cuál es el verdadero origen del Halloween? ¿Acaso es un mito? ¿Es una invención norteamericana?
Jaime Paláez nos explica que “La festividad de «Halloween» no es una invención norteamericana, no es reciente y sus elementos más tradicionales hunden sus raíces en leyendas y mitos celtas con miles de años de antigüedad. Lo que ahora conocemos como Halloween y sus divertidos disfraces y caramelos, comenzó hace ya unos 3.000 años en las tierras celtas de las actuales Irlanda, Inglaterra, Escocia y algunas partes del norte de Francia”.
Paláez nos dice que “El 31 de octubre los antiguos celtas celebraban, ya por el año 1.000 antes de Cristo, la noche del fin del verano a la que llamaban «Samhain». Era una noche muy importante para ellos y en ella recordaban a sus fallecidos y antepasados. Por aquellas fechas los se pensaba que el umbral que unía este mundo con el «más allá» se abría durante esta noche dejando que los espíritus pasaran a través de él. Los celtas invocaban a sus ancestros, y utilizaban trajes y máscaras para ahuyentar a los malos espíritus. Esta tradición del Samhain, además, poseía otros elementos que han pervivido a lo largo de la historia y que han ido cambiando hasta convertirse en la fiesta que hoy todos conocemos”.
Y la verdad todo esto no nos extraña, el mismo autor señala “Al igual que muchas otras fiestas paganas, como la Navidad, cuando el cristianismo junto con el Imperio Romano llegó a las tierras celtas, observó sus costumbres y terminó apropiándose de ellas y transformándolas en su propio beneficio. La celebración del fin del verano o «Samhain» celta fue absorbida por el cristianismo que, aprovechando ese toque de difuntos y espíritus, la convirtió en la festividad de todos los Santos. El nombre «Halloween» no es sino la derivación de la expresión inglesa: «All Hallow’s Eve», es decir la víspera de todos los santos”.
Sin embargo un sitio en Internet nos explica que “La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta (trick-or-treating) se popularizó en EEUU alrededor de 1930. Según se cree, no se remonta a la cultura celta sino que deriva de una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando «pasteles de difuntos» (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores. En esa época se creía que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones, incluso rezadas por extraños, podían acelerar el ingreso del alma al cielo. La práctica se difundió en Estados Unidos como un intento de las autoridades por controlar los desmanes que se producían durante la noche de Halloween. Hacia fines del siglo XIX, algunos sectores de la población consideraban la noche del 31 de octubre como un momento de diversión a costa de los demás, probablemente inspirado por la «noche traviesa» (Mischief Night) que formaba parte de la cultura irlandesa y escocesa.
Como ven, el origen de esta costumbre viene de Europa, sin importar la versión que aceptemos, lo que sí estamos seguros es que los norteamericanos convirtieron este día no solo en un día festivo, si no, en toda una industria, donde el comercio –la máquina que mueve al mundo- se beneficia una vez más.
Fuente: http://wp.me/p2elI2-1AN