El triunfo de José María Figueres

Pizarrón

Vladimir de la Cruz
vladimirdelacruz@hotmail.com

Vladimir de la Cruz

La Convención del Partido Liberación Nacional terminó, en su primera fase, el pasado domingo 6 de junio. Para los liberacionistas sigue su segunda fase, la Convención Nacional del 6 de febrero próximo. Su resultado era previsible. Se impuso José María Figueres Olsen, quien había ejercido la Presidencia de la República en el período 1994-1998. Se sentía no solo como la fuerza interna más importante dentro del Partido y del proceso convencional, sino como una fuerza política nacional, trascendente a su propio partido, quizá como el candidato mas fuerte y más presente que haya para las próximas elecciones, considerando lo que a la vista se está viendo en este momento.

Los cinco candidatos participaron exitosamente. Cada uno de ellos ganó en lo que correspondía. Cada elector por ellos puede pensar que perdieron los que no votaron por su particular candidato. Eso es lo normal, lo correcto, lo natural. En una elección ganan todos los electores que con pasión, compromiso y esperanza depositan su voto y confianza en el candidato que han elegido.

La elección interna del Partido Liberación Nacional no era una elección de cinco partidos, ni de cinco fracciones o tendencias dentro de ese Partido. En ningún momento se presentó este escenario de lucha de tendencias, más lo fue de dirigentes o de destacados políticos o militantes de ese Partido. Al menos así no se presentó el escenario electoral interno, aunque desde fuera hubo quienes quisieron encasillar a algunos de esos candidatos dentro de tendencias, que eran inexistentes en la realidad, porque algunos de esos candidatos recibieron apoyo de expresidentes de ese Partido, pero que no estaban jugando ningún papel protagónico a su interior en estas elecciones, y porque partidarios fieles de esos expresidentes ya habían tomado posición con Figueres u otros candidatos.

Del candidato que gana en la elección, igualmente, sus votantes pueden decir lo mismo, que más perdieron los que no votaron por él.

Cuando se trata de una elección interna de un partido político no se puede ver que la suma de los votos de los que no resultaron ganadores es porque rechazaron en votos al ganador. Aquí votaron todos los liberacionistas, los miembros de Liberación Nacional, y algunos ciudadanos que yendo a votar, por el carácter abierto de la Convención, intentaron escoger, de esa terna de candidatos, a quien les parecía mejor en posibilidad de que quedara electo y, eventualmente, también en posibilidad de llegar a ser Presidente de la Republica en el 2022.

Todos los votos recibidos por los distintos candidatos fueron votos a favor del Partido Liberación Nacional, en esas cinco candidaturas. Esto es lo correcto de interpretar de ese resultado. Eso hace que ya Liberación se vea con una base de inicio para la campaña nacional de casi 400.000 personas que ya manifestaron su intención de darle apoyo a ese Partido, y voto en febrero. Y, de esas personas, entre candidatos a elegir en los distintos puestos que se disputaban, que eran cerca 20.000 inscritos, y las 18.000 personas que lograron movilizar para apoyar toda la logística de la atención de las mesas electorales, y de la organización de ese día de elecciones, evidencia una clara fortaleza del Partido Liberación Nacional, a menos de 9 meses de la elección nacional, que hasta ahora no tiene ningún otro partido político de los que están preparándose para las elecciones de febrero.

Se equivocan los que segmentan solo los votos recibidos a favor de Figueres para considerar que con el 40% del total de esos votos, es más fácil derrotarlo. No. Liberación Nacional desde hace muchos años es una máquina electoral, es una organización compacta si no se divide en una Convención como ha sucedido en los últimos procesos electorales, donde fallaron además en sus elementos táctico estratégicos de la campaña electoral, alrededor de los candidatos que pusieron en el 2014 y en el 2018. El apoyo de Antonio Alvarez a José María Figueres en esta Convención fue decisivo, pero fue lo más inteligente que pudo suceder y que sumó inmediatamente a otros precandidatos que estaban originalmente inscritos. En esta Convención no se dividió el Partido en el desarrollo de la Convención. No tiene por qué dividirse en esta otra etapa electoral, salvo que empiecen a actuar culebras y víboras divisionistas que nunca faltan.

Las lecciones del pasado inmediato han sido bien asimiladas. Figueres, y el grupo que lo ha acompañado en la dirección de la campaña interna, ha sido muy claro, hasta ahora, en ese sentido. Ha actuado con gran sensatez, madurez y visión política frente a sus oponentes, y frente a la unidad del Partido que hay que mantener.

Dentro del figuerismo pueden moverse aguas orientadas a no reconocer la realidad de las fuerzas que resultaron de la Convención, para cualquier negociación interna que haya que hacer, lo que sería un grave error, con ese triunfo en las manos. Del mismo modo los otros candidatos no pueden envalentonarse con sus propios resultados o más allá de ellos.

El arte de la política es la suma, no la resta ni la división de voluntades, de partidarios y de simpatizantes. La elección de febrero va a ser muy compleja y posiblemente tensa contra José María Figueres, porque se le va a percibir como el candidato con más posibilidad de ganar, por lo que algunos partidos equivocadamente muevan sus baterías hacia él y Liberación Nacional, en lugar de mantenerlas contra el Partido Acción Ciudadana como el partido al que hay que derrotar para evitar un tercer gobierno suyo.

Todos los que participaron, como candidatos en la Convención, que no resultaron ganadores tienen más que ganar que perder sumándose a la lucha electoral nacional que viene alrededor del candidato José María Figueres Olsen. Todos tienen la posibilidad de seguir siendo activos militantes y dirigentes de ese Partido, y todos tienen la misma oportunidad de continuar hacia el 2026 en su mismo surco, ya abierto, de aspirantes a la Presidencia de la República, que de mantenerse en esa brega, después de febrero, difícilmente les resulten otros candidatos más fuertes. Son de alguna manera los que representan esos nuevos esfuerzos y candidatos que tienen que irse puliendo más hacia el 2026.

La Política, con P mayúscula, para parafrasear a Claudio Alpízar, ya no permite candidatos improvisados. De alguna manera se impone la formación de liderazgos, de reconocimientos de líderes, que además de sus espacios públicos de participación, deben meterse en los espacios organizativos de sus partidos.

De los otros que participaron en la Convención Rolando Araya, con un muy buen resultado, de segundo lugar, es el que más ha sabido combinar su presencia pública y su presencia partidaria. Además por haber sido candidato presidencial oficial de ese Partido, en el 2002, es miembro del Directorio Político, sitio al que regresó hace pocos meses, lo que en ese momento me pareció muy importante para Rolando como para el propio partido.

Los dirigentes políticos nacionales, de un partido político nacional, requieren tener contactos y realizar visitas periódicas a todos los rincones del país, para visitar partidarios, para atender problemas de la organización del partido, mas ahora que hay elecciones municipales dos años después de la nacional, y con mayor importancia para Liberación Nacional porque tiene la mayoría de las municipalidades y alcaldías bajo su dominio político.

No conozco cuanta presencia tienen, como partido, con las personas electas en las municipalidades, pero hacia el futuro tienen que fortalecer esa presencia en formación y atención política. Y, especialmente, atender esas alcaldías que dominan en esta etapa que sigue hasta las elecciones de febrero. Figueres tiene esa capacidad de trabajo, de movilizarse, de recorrer el país. Más obligación tiene ahora, sabiendo que ha desatado fuerzas externas a Liberación Nacional que se han movilizado contra él y que trataron de influir en la votación de la Convención.

La Convención abierta que convocó Liberación Nacional tenía esos riesgos. Que se llamara a votar contra Figueres votando por cualquiera de los otros candidatos. Si eso sucedió no dio resultados. Pero, significó también haber hecho a Figueres el más visible, importante e imponente de la Convención. Le dieron más publicidad, sin que hubiera una clara consigna de por qué no votar por él.

Si hubo gente que se movilizó a la Convención a votar por Figueres, y lo hizo, también votaron por Liberación sin prejuicios partidarios, y los coloca en posición de volver a votar por Liberación y por Figueres si su discurso electoral los encanta, los enamora, les da esperanzas. Eso puede suceder porque las campañas electorales tienen mucho de esos cantos de sirena y de flautistas de Hamelin.

Atacar a Figueres por atacarlo, con la vaina vacía, con rumores, sin fundamentos reales, que se hayan plasmado en acusaciones penales o judiciales, en sentencias contra él, algo lo pueden afectar acudiendo al concepto hitleriano de que una mentira dicha mil veces llega a ser verdad. Pero le hará más efecto propagandístico de imagen, por negativa que sea esa campaña, lo que lo va a favorecer. Los que atacan a Figueres pierden tiempo en propagandizar a favor de los candidatos que creen que pueden derrotarlo, que por esos mismos motivos pasan más anodinos, ignorados, desteñidos. Una campaña negativa puede convertirse a favor de quien es víctima de esa campaña. Los que atacan a Figueres no se dan cuenta del propagandón que le hacen, aunque sea hablando mal de él.

La realidad desde el 6 de junio es que José María Figueres, guste o no, es el candidato oficial del Partido Liberación Nacional. El el candidato que en este momento se visualiza como el mejor aspirante a suceder al Presidente Carlos Alvarado, y su partido, Liberación Nacional es el que se percibe, en este momento, como el capaz de sustituir en el Gobierno al Partido Acción Ciudadana. Si dentro de Liberación Nacional, en la Convención, se veía como un portaviones, en la campaña nacional, en este momento se ve como el portaviones que ya zarpó hacia su puerto, el 6 de febrero próximo. Por ahora los dos navíos que han anunciado su salida son yatecitos.

La noche del domingo 6 de junio Figueres hizo un discurso, al conocer el resultado de la Convención excelente, bien hecho, inteligente, de gran madurez y profundidad, ecuánime, sin pasiones negativas, ubicado en la Costa Rica que enfrentará de llegar a gobernar, haciendo un llamado a la conciencia de quienes le oían en todo el país de los retos que enfrentamos y de las posibilidades de enfrentarlos con él y su partido. Más parecía un discurso de un estadista que de un simple candidato electoral. Un discurso unitario al interior de su partido, reconociendo y destacando a sus contrincantes de la Convención, tendiéndoles la mano y puentes, reconociendo que antes de ese discurso ya habían hablado con cada uno, quienes le habían reconocido como triunfador, y dispuestos a colaborar como ya habían pactado en la Convención que harían con quien triunfara.

Su discurso pareció el de una toma de posesión de Gobierno, trazando rutas, sueños, esperanzas. Hizo una valoración del país, de sus principales problemas, de la necesidad de acabar con el Gobierno del Partido Acción Ciudadana, para tener un “bien vivir”. Y, señaló que ese “bien vivir” no es maná del cielo, no es producto del azar, que debe ser el resultado del fruto de una visión clara y de trabajo tenaz. Así llamó a trabajar con él por esa nueva Costa Rica, la del Bicentenario, que le tocará administrar si llega a Gobernar. Terminó su discurso con un llamado al “bien vivir”. Dijo:

“Eso es lo que ofrezco queridas amigas y amigos. Forjar una visión compartida de futuro, y unir las mejores mentes y voluntades en torno a un proyecto ambicioso para asegurar la recuperación nacional, con la persona, las familias y la comunidad como protagonistas.

Nuestra misión será contribuir al bien-vivir de las personas en nuestra patria. Trabajar sin descanso para ampliar las capacidades y las alternativas de cada persona, para aspirar a una vida más plena, una vida en equilibrio consigo mismo, los demás y la naturaleza.

El bien-vivir no es una utopía. Es nuestro más sentido anhelo y nuestro firme compromiso con el pueblo de Costa Rica.

Bien-vivir es tener casa digna para la familia, con servicios de calidad, y con internet de banda ancha para conectarse al mundo.

Es tener acceso a una educación que prepara no solo para el trabajo, sino para la vida, facilitando a cada persona alcanzar su máximo potencial. Es comprender los desafíos como parte de la vida, y desarrollar el temple para superarlos.

Bien-vivir es alimentar el espíritu con los frutos de la cultura y las artes, para trascender las necesidades básicas y disfrutar a plenitud de nuestra condición humana.

Es vivir de forma saludable, y con un sistema de seguridad social solidario y eficiente, capaz de velar por nosotros en todas las etapas de nuestras vidas.

Bien-vivir es tener empleo de calidad, bien pagado, con derechos laborales y protección social.

Es vivir sin miedo, vivir sin rejas en la casa. En comunidades seguras, luminosas, y limpias, con árboles y espacios para el deporte y la recreación.

Bien-vivir es ser libres para soñar y emprender, para transformar nuestras ideas en empresas exitosas y sostenibles.

Bien-vivir es también cuidar nuestra parte del planeta, con amor y devoción, como se cuida lo más querido.

Es contar con sistemas modernos e integrados de movilidad, desde ferrocarriles hasta ciclo vías, utilizando solo energías limpias.

Bien-vivir es ser solidario con las personas que más nos necesitan, es involucrarse en la comunidad y sumarse a las causas nobles que procuran el mejoramiento de la colectividad.

Es pagar lo que nos corresponde al Estado, exigiendo a cambio servicios eficientes y de calidad.

Bien-vivir es también actuar con ética, en lo público y lo privado, combatiendo sin reparos la corrupción.

Es respetar todos los derechos de las personas, las creencias y las preferencias de los demás, convencidos que el respeto cambia la vida y que esos derechos son irreversibles.

Bien-vivir es reconocer la invaluable contribución de la mujer al bienestar colectivo y garantizarle las oportunidades y los derechos que merecen.

El bien-vivir es nuestro norte, la estrella que guiará nuestras decisiones y nuestras acciones. Esta es mi promesa solemne al pueblo de Costa Rica esta noche.

Esta será la misión del próximo gobierno de Costa Rica”.

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