Editorial: No halemos esa hebra política

Editorial

Si alguien ha demostrado eficiencia, buenas obras, método, buen manejo de los recursos públicos, eficiencia y entrega, ese es el Ministro Rodolfo Méndez.

Las contribuciones de Rodolfo Méndez al país lo han vuelto en una suerte de hombre que conjuga el idealismo con el mejor pragmatismo. Pero, sobre todo, hay suficientes evidencias de que Méndez ha puesto adelante los intereses del país con vastedad y seriedad.

Méndez llegó al gobierno de Carlos Alvarado desde el PUSC, cuando algunos quisieron que este gobierno fuera una fuerte reunión entre diversos. De esa selección, Méndez fue el mejor de todos los que llegaron.

Incluso, desde el gobierno del ex presidente Luis Guillermo Solís, Méndez colaboraba con la creación de programas y obras para reconstituir la red de infraestructura de Costa Rica. Sin duda, ha sido un hombre que cree en lo que hace sin importarle a cuál signo político le sirve

La obra que deja, y tiene en sus manos, Rodolfo Méndez lo rodean casi de una jornada casi épica. No reconocer eso sólo lo hacen los opacados. Pero todos sabemos que éste, y el anterior gobierno, juntan, a su modo, una enorme obra vial que necesitaba Costa Rica hace muchas décadas.

Todo eso llevó al Presidente Alvarado a decidir, hace pocos días, que Rodolfo Méndez encabece un esfuerzo, temporal, para fijarle una nueva dirección a la gobernanza pública de este gobierno.

Poco después de asignarséle esa nueva función, Rodolfo Méndez llamó al liberacionista Rodrigo Arias y al miembro del PUSC, Rolando Laclé, para incorporarlos a ese esfuerzo nacional para fijarle un nuevo mapa a los dos últimos años de esta administración pública.

Méndez escogió, sin duda, a dos veteranos políticos, responsables de alto calado en sus agrupaciones en un esfuerzo de unir el país, para encontrar nuevas vocaciones democráticas y de juntar visiones diversas para arreglar los problemas del país.

Pero en medio de eso, ahora surgen los malsanos intereses de los resentidos, de los disociadores, con argumentos cada vez más opresores y chantajistas.

Algunos han comenzado a atacar a Méndez por su edad. Otros por sus ideas. Hay quienes rechazan a los políticos que ha convocado. Hay un diluvio de metralla en esos temas. Los mentideros políticos están abiertos.

Las cosas deben cambiar. Guiar un país, adecuadamente, no es un asunto de ideas o edades. Mucho menos de efluvios políticos o de risotadas del poder. Démosle una oportunidad a Rodolfo Méndez y a sus dos nuevos colaboradores. El país es proyecto más grande que la mugre que pueden heredar esos resentidos donde las uniones y los socios están más allá de las pasiones y los excesos.

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