Dos vetos hermanados

Pandemia

Yayo Vicente

Costa Rica ha sido consistente en establecer y reiterar la prohibición para las peleas de gallos. El sistema legal costarricense prohíbe las peleas de gallos desde el año 1870, con la emisión de la “Derogación de la Ley que Autoriza Juegos de Billar y de Gallos”, Ley Nº 17, del 9 de mayo de 1870.

Luego se sanciona la “Ley de Prohibición de las Peleas de Gallos” con la emisión de la Ley Nº 47, de 1 de julio de 1889. La prohibición se levanta con la promulgación de la “Ley de Juego de Gallos en Cabeceras Cantón y los Domingos y Feriados”, Ley N° 22 del 18 de julio de 1902. Esta legalización dura solo cuatro años, pues entra en vigencia la “Ley para Restituir la Vigencia de Ley que Prohíbe el Juego de Gallos, Ley Nº 34, de 7 de junio de 1906. La Ley de Juegos, Ley Nº 3 de 31 de agosto de 1922, vuelve a reiterar la prohibición.

Imaginemos a Costa Rica en 1920, 500 mil habitantes, agricultores pobres, el estado sin recursos, y gobiernos locales paupérrimos. En 1897 se había inaugurado el Teatro Nacional y la diversión era escasa. Arreglarse los domingos para la misa y emparejarse, los turnos en pueblos distantes que celebraban el onomástico de su santo patrono. En ese entorno, algunos creían que los gallos eran una opción a su ocio.

Un veto oportuno y trascendente

Fue a finales de junio de 1912, que el diputado Dr. Carlos Durán Cartín, en su discurso al discutirse en tercer debate la derogatoria de la prohibición de las luchas de gallos, argumentó que:

  • Las peleas de gallos son una diversión impropia de hombres serios.
  • Que el ocio debía utilizarse para practicar fútbol.
  • Que las galleras eran sitios de apuestas, tortura y muerte de aves.
  • Que los gallos se peleaban con la presencia de menores de edad y el expendio clandestino de licores.

La piedad es una de las más bellas cualidades del hombre, la cual debía practicarse con los animales y en más alto grado con los niños, con los enfermos y con los desvalidos.” Dr. Carlos Durán Cartín

A pesar de los argumentos de Don Carlos, el Congreso aprobó el proyecto de ley, que permitía las luchas de gallos, el cual fue pasado al Poder Ejecutivo para su sanción final. Para el 25 de junio de 1912, el Presidente de la República, Lic. Ricardo Jiménez Oreamuno VETÓ el decreto legislativo.

El veto es una pieza a la moral y la civilidad que ambicionaba don Ricardo Jiménez para el pueblo costarricense. Leerlo es casi obligatorio.

Las razones de don Ricardo son destacables:

  • Conseguir nuevos ingresos a las municipalidades, atropellando valores morales superiores, no es aceptable.
  • Fomenta las apuestas, no incentiva el amor al trabajo, el ahorro, el bienestar del hogar, la honradez y la compasión humana.
  • La sangre de animales, sacrificados y torturados para promover el morbo de los jugadores.
  • El juego de gallos no es un pasatiempo inocente.
  • Unos pocos jugadores, no son el país y sus costumbres.
  • Son una extrema crueldad en el trato de los animales.
  • Existe desaprobación mayoritaria.
  • La libertad, no debe ser humillada, degradada ni prostituida. Quienes invocan el argumento de que, a pesar de la prohibición, con frecuencia y clandestinamente se organizan peleas de gallos y por lo tanto es preferible que la ley las tolere y reglamente, no tienen razón. Eso sucede con todos los delitos.

No pondré mi firma en el decreto que me habéis enviado: que sean otras las voluntades que lo autoricen. Ayudaré cuanto pueda a que Costa Rica sea una segunda Suiza, Suiza por lo pequeña, por lo montañosa, por lo culta, por lo libre; pero ayudar a que Costa Rica se convierta en un segundo Principado de Mónaco, eso nunca jamás.” Ricardo Jiménez Oreamuno

El VETO de don Ricardo, es claro en poner por encima de intereses particulares de un reducido grupo de ciudadanos y de factores económicos, el interés superior del país y su moral. Aquella Costa Rica bucólica tenía también prohombres que evitaron que el país se saliera de su curso.

Otro veto también oportuno y trascendente

Ciento ocho años después, volvemos a encontrarnos con una circunstancia parecida, en el distrito de Puntarenas, del cantón de Puntarenas de la provincia de Puntarenas, un grupo de vecinos consigue el apoyo de una mayoría de diputados para volver al “arte” de arrastre de camarón. Otra vez se olvidan que el lucro cortoplacista no es el norte que el país desea. Olvidan que la ciudadanía ha desarrollado una sensibilidad por los animales y el ambiente, que domina el sentir nacional.

No es algo nuevo, nos es una pose de moda, tampoco esnobismo. Este comportamiento social inició a finales del siglo XIX y viene consolidándose. Las amenazas de extinciones, cambio climático, a lo que se le suma el conocimiento de la fragilidad de los ecosistemas y de nuestra capacidad depredadora, dan como resultado esos recientes gritos: “¡Salí a Vetar!”, “El arrastre, arrastra TODO!”.

El presidente Carlos Alvarado Quesada ofrece cuatro grandes argumentos en su VETO al Decreto Legislativo 9.909, “Aprovechamiento sostenible de la pesca de camarón en Costa Rica”, tramitado bajo el expediente legislativo número 21.478:

  • Carencia de certeza científica.
  • Implicaciones económicas de la reactivación de esta actividad.
  • Consecuencias de reinstaurar la pesca de arrastre en relación con el cumplimiento de obligaciones internacionales.
  • Visión sostenible, justa y próspera del Estado de Costa Rica.

Cada uno de estos puntos son ampliamente explicados en el VETO remitido al Poder Legislativo. Lo que no se dice y debe ser comprendido, es que la reacción nacional fue, en medio del contexto de la crisis pandémica, importante y determinante. Científicos, académicos, ambientalistas y personas cuyos argumentos son sus profundas convicciones, adversaron mayoritariamente la propuesta legislativa.

¡Enhorabuena! Esencial COSTA RICA. ¡Pura Vida!, sigamos siendo un pueblo coherente y consecuente.

PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.

Anexo

1. Veto de Ricardo Jiménez (Pdf)
2. Hitos BA y Ambientales (Pdf)
3. Veto sobre el expediente legislativo 21.478 (Decreto N.°9909) pesca de arrastre (Pdf)

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