Daniel

Desde La Mina 2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

Mauricio Castro

Para cualquier persona de mi edad decir “Daniel” es suficiente para saber que se habla de Daniel Oduber Quirós. El Estadista. El ideólogo. El Presidente. El Presidente guanacasteco.
Hace muchos años escuché a alguien decir que Daniel era uno de los pocos centroamericanos que jugaba en la primera liga mundial de la política, que se daba el taco de poder conversar con cualquier líder mundial (en español, francés o en inglés).

Cuando estábamos más jóvenes y lo encontrábamos hablábamos de libros: “Presidente leyó el libro de xxxxx?” y con una risa maliciosa muchas veces nos enseñó el borrador para comentarios que el autor le había enviado para que aportara los suyos.

Soñó con un país diferente, con bosques para que todas la generaciones tuvieran el derecho a tenerlos: “Álvaro, buscá todas las manchas verdes que quedan y las comprás”—me contó Álvaro Ugalde un día que Daniel le pedía cuando el avión presidencial de entonces (un navajo de dos hélices) estaba a disposición del naciente Servicio de Parques Nacionales.

Soñó con energía limpia, con un aeropuerto internacional en Liberia, con un puerto en Caldera, con un puerto en Moín, con una ruta 27 y con una 32, soñó con un país diferente, sin niños desnutridos, con campesinos con tierra, donde la revolución que se podía hacer simplemente era “la posible”.

Su papel en la firma del tratado Torrijos-Carter fue fundamental, siempre estuvo presente apoyando al General Torrijos, de la misma forma en derrocar a Somoza y a las dictaduras que pululaban en nuestra Latinoamérica, aunque algunos dirigentes de la izquierda digan que no era así…

Cada vez estoy más convencido que Daniel tuvo la habilidad de evitar un foco guerrillero en este país, apoyó o ayudó en la creación de movimientos que agruparan a jóvenes rebeldes…no era casualidad que muchos hijos e hijas de prominentes liberacionistas militaran en esos grupos, ¿o sí?

No es Benemérito de la Patria por la mezquindad de algunos, por una acusación politiquera que años después quedó desmentida. De nuevo saltan algunos mezquinos para evitar que un nuevo propósito de benemeritazgo concluya con éxito.

Cada vez que eso sucede recuerdo un escrito de Martí que dice:

“Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz.”

En mi casa en La Mina, en Santa Ana, espero con ansia que el tan merecido benemeritazgo finalmente se le otorgue a Daniel.

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