Cuesta arriba…

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Las negociaciones con el FMI se han puesto cuesta arriba y podrían fracasar.

Además de las fuertes críticas que se escuchan en la Asamblea Legislativa, al rechazo de algunos de sus 11 puntos, se unieron UCAEP, Cámara de Industrias, cooperativistas, solidaristas, el sindicalismo y otros sectores nacionales.

No es solo cuestión de que el país entró en un año electoral. Es que la segunda propuesta del gobierno PAC, tiene el mismo formato de la primera, disparando directamente contra los sectores de ingresos medios y en contra del Estado Social de Derecho, sin ningún aporte en reactivación económica productiva.
El peor de los absurdos es la propuesta, solapada, de renta mundial que destruiría la economía y generaría una fuga de la inversión extranjera directa.

Nadie discute que el país atraviesa por una crítica situación fiscal. Los datos fríos nos sitúan, como país, ante una seria crisis que debe enfrentarse y superarse. Todos los partidos políticos y los sectores, además de la prensa, están en la obligación de aportar a una solución realista y pragmática.

Oponerse por oponerse a una negociación con el FMI es un absurdo, propio de posiciones ideológicas extremistas y sin ningún sentido en el actual mundo interconectado y globalizad. No solo porque el FMI ha evolucionado en su visión de los problemas de los países en desarrollo, sino porque para cooperar y asistir a los países con crisis estructurales, como es el caso de Costa Rica, es que existen las organizaciones como el FMI, su hermano el Banco Mundial y los bancos de desarrollo como el BID, el BCIE y otros.

El asunto es tener la capacidad de presentarle al FMI una buena propuesta en términos técnicos que, a la vez, sea viable en términos políticos, por tratarse de un acuerdo que debe ser aprobado en la Asamblea Legislativa.

En eso es en lo que ha fallado aparatosamente dos veces la Casa Presidencial quienes han estado al frente del Ministerio de Hacienda, el Banco Central y Mideplan. Pareciera que su único propósito es tirar la bola para adelante y así no se vale. Eso es un engaño.

Está claro que un acuerdo con el FMI no es un programa de reactivación económica, como el que necesita urgentemente el país. Tampoco es una reforma integral y funcional del Estado costarricense, en donde radica en lo fundamental el problema. Es tan solo un conjunto de medidas para equilibrar y estabilizar progresivamente la situación fiscal y de caja del Estado.

Sigo insistiendo que es muchísimo más lo que debe ser el propio sacrifico del Estado costarricense, condonando parcialmente y renegociando la deuda pública interna de las instituciones y empresas estatales con sus bonos del Ministerio de Hacienda. Como he afirmado gráficamente, es una bolsa que le debe a la otra bolsa del mismo pantalón, cuando la billetera es una sola.

El problema está en el mismo Estado y hay una gran falta de liderazgo político.

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