COVID-19 en Costa Rica: la improvisación siempre se repite, primero como una tragedia después como una miserable farsa

Kusonogi Kagitachi

Pandemia

Un eminente filósofo del siglo XIX se refirió a G.W. Hegel para analizar la situación política de un momento crítico de su tiempo. En la visión de Hegel “… todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces.” Sin embargo, el eminente filósofo del siglo XIX notó que Hegel omitió mencionar que la historia se repite “una vez como tragedia y la otra como farsa”. Hoy 18 de julio de 2020 vemos como el patrón que Hegel y el eminente filósofo articularon sirve para describir el momento crítico que enfrenta Costa Rica por el manejo de la pandemia del Coronavirus. Al día de hoy se rebasaron las 10000 infecciones por COVID-19, se pasó el umbral de los 50 muertos y como claramente expuso don Román Macaya, presidente ejecutivo de la CCSS, las muertes y casos diarios se multiplican aproximadamente por un factor de 1.5 cada semana, es decir, el número reproductivo básico del COVID-19 se mantiene en 1.5, esto significa dos casos convirtiéndose en 3 nuevos cada semana, lo que implica que en cuestión de días podría observarse 1000 (al menos 800) nuevos casos en un día.

Ante esta grave situación, que a la fecha solamente el Dr. Macaya ha indicado claramente como una amenaza real para el colapso del sistema nacional de salud, en Zapote la improvisación, o farsa de planificación, sigue al orden del día, a pesar de que parte de la tragedia ya ocurrió. Esto, como he argumentado, en parte refleja un menosprecio por el conocimiento científico que pudo haber hecho que Costa Rica pasara a la historia como un país que con un sistema de seguridad social universal y solidario, sin necesidad de ser miembro de la OCDE, fuera el país que manejaba de manera encomiable al coronavirus, dando un ejemplo a seguir a nivel mundial. Ese estatus que se logró cuando las infecciones se concentraban en cantones como Escazú y Santa Ana, se pudo haber mantenido si se hubieran monitoreando de cerca a las poblaciones vulnerables a las enfermedades infecciosas, que ya se saben que son aquellas que han sido excluidas por modelos de desarrollo social y económico que, a diferencia de la CCSS, solo han favorecido a sectores limitados de la población.

Como indiqué previamente, las cuarterías eran bombas de tiempo que ya estallaron, y sobre las mismas no se va a hacer nada. Al menos en el Cantón de San José, como ya lo indicó el alcalde Johnny Araya a “La Extra” el día 8 de Julio de 2020 “Consultado sobre quiénes están detrás de los negocios de las cuarterías, aseguró que no es un asunto de una sola persona, sino que hay varias. Sin embargo, indicó que no está planteada la posibilidad de abrir una investigación porque no hay ninguna señal que eso sea un monopolio de una persona o empresa”. Así que por la falta de disposición de los que monopolizan el poder, la tragedia de las condiciones de vida insalubres seguirá ocurriendo durante esta pandemia y otras que seguirán ocurriendo con un modelo capitalista de interacción con la naturaleza. Esto dada la farsa que es decir que el gobierno y los tomadores de decisiones consideran lo que nos han revelado los estudios científicos sobre el impacto de las desigualdades sociales en salud. Igualmente es una farsa pretender, y generar la expectativa, que va a ser culpa de la población la acumulación de tragedias individuales, puesto que cada persona sufra el COVID-19 o pierda un ser querido será por su irresponsabilidad con el cuidado de su “higiene sanitaria”.

Igualmente se han ignorado recomendaciones de salud pública, basadas en investigaciones científicas observacionales, sobre el uso generalizado de tapabocas en ambientes públicos (abiertos y cerrados) del Centro de Control de Enfermedades de China (compartida a finales de Marzo en la revista Science), la Academia Nacional de Ciencias de Costa Rica el 14 de Abril, este servidor el 9 de julio, y una entrevista del director del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, donde se discutían varios estudios sobre tapabocas, el 14 de Julio en el sitio web de la revista JAMA, una de las revistas médicas más serias y rigurosas sobre la investigación biomédica a nivel mundial (no como los análisis con datos imaginarios del INCAE o la Universidad Lead).

Ante todo esto, el jueves 16 de julio el Ministro Salas, con una asertividad contrastante (por su ausencia, para ser específico) a la del Dr. Macaya se limitó a indicar, trágicamente, que era una mala idea pensando que la gente podía usar mal los tapabocas (asumiendo que el pueblo costarricense es estúpido, como lo indicaba el reporte del INCAE sobre el Martillo y la Danza que le sirve de libreto a Don Carlos cuando interpreta su rol de Cantinflas en Zapote). Ignora el Dr. Salas que una alta participación comunitaria en el uso de los cubrebocas puede reducir la transmisión al nivel comunitario. Dr. Salas, la idea de los tapabocas no es disminuir el riesgo individual, sino reducir la transmisión a nivel comunitario. Por favor, actualícese, si no tiene el tiempo, algo que se comprende, pídale entonces a las mentes brillantes del INCIENSA, que por decreto y reglamento tienen dicha función, que revisen la evidencia científica, pues también está demostrado que las pantallas no son efectivas en la defensa contra gotículas portadoras de coronavirus y es un grave error equipararlas a los cubrebocas. No nos dé evidencia de que la ciencia es ignorada por usted al formular políticas de salud pública en Costa Rica. Denos confianza que usted personalmente no contradice lo que ha indicado, por ejemplo en la cadena del día lunes 13 de Julio de 2020, sobre la ciencia, y que no forma parte de la miserable farsa que se gesta en Zapote.

Preocupa también la aparente falta de planes para los cantones rurales con alta vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas, no basta con que haya ocurrido una tragedia sanitaria en la región Huetar Norte, seguramente no hay plan para contener el coronavirus si llegara a azotar al Caribe. En el caso de que esto ocurra, seguro la farsa será que fue un “accidente”, que la gente no sigue las recomendaciones sanitarias. Podemos imaginarnos como la apertura de fronteras aéreas, anunciada con bombos y platillos, para el 1ero de Agosto expondrá al coronavirus a poblaciones de las áreas de mayor belleza natural de nuestro país. Esto, pues obviamente la apertura de fronteras será para turistas del epicentro actual de la pandemia, dado que Costa Rica no es un destino seguro para nuestra otra fuente primaria de turistas, de acuerdo a las autoridades europeas. En todo caso, dada la imposibilidad de hacer un rastreo de infecciones, será fácil culpar a la población. Es pues una tragedia que en la Casa Blanca se menosprecie la ciencia para combatir al COVID-19, una farsa que el mismo fenómeno ocurra en Zapote.

Es impresionante saber que el modelo matemático de transmisión que ha guiado las estimaciones sobre casos solo considere, y sin probar diferentes supuestos, el movimiento como factor primordial en la expansión del coronavirus, ignorando las diferencias que las desigualdades socio-económicas imprimen en la vulnerabilidad de diferentes sectores de la población a la propagación del coronavirus. Para qué mencionar el modelaje del uso del cubrebocas, que ni siquiera fue mencionado en la exposición sobre estimaciones de modelos matemáticos del Dr. Urcuyo el jueves 16 de julio. No sorprende, sin embargo, pues en otra trágica improvisación la disminución del transporte a un 20% de las flotillas de buses, que llevó a aglomeraciones en las paradas de autobuses el lunes 13 de julio potencialmente aumentando la transmisión, simplemente sugiere que la planificación y análisis situacional en el manejo del coronavirus es una farsa. Se nota que ninguno de nuestros líderes usa el transporte público o tiene idea de los diferentes retos que usar el mismo implica para seguir las medidas de prevención contra una infección por el coronavirus. En todo caso, eso demuestra la desconexión de la clase dirigente con el grueso de la población costarricense. Otro ejemplo de esta desconexión, fue revelada por el comentario hoy sábado, por parte del Dr. Macaya, sobre la expectativa que las donaciones voluntarias lo resolverán todo, tal como lo hizo al referirse a la donación de lavamanos con pedales para instalaciones de la CCSS como fue observado en Curridabat, uno de los cantones más ricos del País, ocurran en la región Huétar Norte o Huetar Caribe, donde se concentran los cantones y distritos más pobres del país.

Hoy, 18 de julio, sin embargo, fue gratificante ver a un asertivo Dr. Macaya hablar sobre el desarrollo de anticuerpos para inmunoterapias contra el coronavirus, un desarrollo científico encomiable. Esperemos, sin embargo, que el orgullo no resida en que dicha estrategia se basa en el desarrollo de una mercancía, hubiese sido interesante que se hablara sobre como dicho desarrollo va a ser aplicado para mejorar de manera equitativa la salud de los costarricenses. No debemos olvidar que la bazofia que escribió Julio Barahona lo hizo siguiendo un acuerdo entre la CCSS y el INCAE de acuerdo al oficio, GG-0840-2020, de la gerencia general de la CCSS. Que se explicara si dicho tratamiento será desarrollado para ser solidario con otros pueblos del planeta (como la vacunas desarrolladas en China y Rusia), o que, al menos, se explicara porque las neutralizaciones y evaluaciones de los anticuerpos se harán en el laboratorio de bioseguridad nivel 3 (BSL-3) de la Universidad George Mason de Estados Unidos. Esto pensando en que el estado costarricense invirtió millones en un laboratorio BSL-3 para el INCIENSA (aunque esto tal vez sea como la secuenciación del genoma del COVID-19, donde las secuencias no han sido depositadas en el Genbank, y donde ultimadamente, a la fecha, no se han evaluado las implicaciones de los linajes circulantes en Costa Rica para entender la heterogeneidad en los patrones de patogenicidad del SARS-CoV-2 en nuestro país).

Al momento sabemos que en Zapote la prioridad de los últimos días fue armar una comedia sobre el ingreso a la OCDE, con diferentes medios de comunicación llegando a decir que la OECD exigía al país aplicar una receta de ajustes neoliberales. Por suerte, bien por ser honesta, naive o narcisista, la ministra de MIDEPLAN confesó a Randall Rivera en su entrevista en Monumental el miércoles 15 de Julio, que dicho reporte fue hecho con la participación de ella y otros miembros del gabinete económico. Mientras tanto Cantinflas hablaba en Zapote a líderes de la OCDE, de proteger el ambiente, a pesar de no hacer nada sobre Crucitas y otras tragedias ambientales, por no mencionar el silencio absoluto sobre actos de abuso a poblaciones indígenas, como ocurrió con el asesinato de Sergio Rojas, o el total silencio de la casa presidencial sobre actos fascistas ocurridos en una instalación, en Turrialba, destinada a atender a poblaciones indígenas afectadas por el COVID-19, que fue rápidamente mencionada por Alexander Solís el 15 de julio durante la cadena nacional, ambos actos merecedores de una condena categórica por un líder, pero que solo merecen el silencio de alguien que solo sabe representar a un presidente como lo haría Cantinflas. Mejor hacerse el paladín del neoliberalismo internacional y pasar a la historia como el presidente que lidero la conversión de Costa Rica en otro país del montón.

En todo caso, esperemos que haya más voces asertivas como la del Dr. Macaya, que hablen claro sobre lo que está pasando y las diferentes repercusiones que puede tener el COVID-19 en la destrucción de la CCSS. Que haya economistas que expliquen que hay otros caminos diferentes a los que propone el gabinete económico o la UCCAEP, que haya propuestas para evitar pérdidas adicionales de recursos a la CCSS como proponen la diputada Vega y el diputado Villalta. Que el Dr. Salas se busque asesores que le hagan los análisis científicos para la toma de decisiones que no le hace el INCIENSA. Que el Dr. Salas, como lo es el Dr. Macaya, sea asertivo al defender la salud de los costarricenses. Que el Dr. Salas se llene de ímpetu cuando diga cosas importantes como que el consumo disminuye con las muertes y casos por COVID-19. Si don Carlos quiere Cantinflear, pues esa es su elección, y por eso lo juzgará hasta la UCCAEP. Esperemos que la gente inteligente hable asertivamente como el Dr. Macaya, con gran humanismo como el Dr. Ruiz (gerente médico de la CCSS), al explicar que un sistema de salud solidario y universal no discrimina en su objetivo de garantizar la salud de los habitantes de una nación, o de manera franca como el Dr. Marín (Jefe de Vigilancia de la Salud) advirtiéndonos que nos llevará putas si las cosas siguen como van.

PhD en Ecología de Enfermedades

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