Cambio Político Opinión, análisis y noticias
Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com
El primer factor, y el principal, es que tiene que nacer un optimismo entre la clase empresarial y en especial los emprendedores. Ambos, pero en especial los audaces, siempre tienen “proyectos” para expandir sus negocios actuales y para entrar en la producción de productos y servicios nuevos. La implementación no depende tanto de la disposición de capital si no en la percepción de oportunidad y riesgo. Si es un producto o servicio ofrecido en el mercado nacional, el empresario tiene que llegar a la conclusión que en el primer semestre del año venidero habrá costarricenses con dinero e interés en gastarlo. Si es para exportar es más complejo porque el éxito dependerá en el interés y la capacidad de compra fundamentalmente en el mercado norteamericano que es el principal para productos nacionales.
El país ha desarrollado una planta manufacturera que exporta su producción al exterior. Estos empresarios están siguiendo para tomar decisiones el debate nacional y el interés de algunos de cobrar impuestos a las zonas francas. Están conscientes que existe un grupo importante, incluyendo algunos políticos, que expresan hostilidad frente al modelo económico del mercado como base de la prosperidad nacional. ¿Prevalecerán los “grupos del no?”
El segundo factor es que tiene que ofrecer mayor seguridad Costa Rica. ¿Pueden los trabajadores llegar a su lugar de empleo? ¿Puede el exportador lograr que sus productos lleguen al puerto de manera expedita? ¿Puede el empresario encontrar un lugar tranquilo para establecer su residencia—uno donde no asaltan? ¿Cuánto le costará al empresario nacional mantener la seguridad en su fábrica, tienda, restaurante, oficina? ¿Cuánto apoyo puede recibir del gobierno en el esfuerzo de cuidar al lugar de operación?
El tercer factor es que debería haber orden financiero que conduce a la inversión. Existe un consenso entre todos los habitantes menos jerarcas de gobierno que quitar más dinero de trabajadores y empresas en impuestos es la manera de asegurar que no haya recuperación, o que sea una de tipo “U” con mucho tiempo al fondo de la curva. Muchos han pasado en ayunas en casi todo el año a merced de la pandemia. Ahora cuando comienza a entrar dinero de nuevo quitarles para usar de paliativo al problema crónico de un gobierno muy engrosado sería un error de consecuencias drásticas. Si logra el gobierno llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional FMI y luego procede a usar los fondos en gastos corrientes, lo que han hecho por más de diez años con múltiples préstamos, en 2022 de nuevo habrá colapso. El gobierno debería implementar el programa CERRAR, propuesto por Ottón Solís, de forma expedita para asegurar que el dinero que entra a sus arcas no impacta negativamente en la muy necesitada recuperación.
¡Queremos una recuperación tipo “V” y no de tipo “U”!
