Carlos Alvarado ganó las elecciones, pero “perdió” el Gobierno

Albino Vargas Barrantes

Albino Vargas

El distinguido ciudadano don Carlos Alvarado Quesada se juramenta mañana como el nuevo Presidente de Costa Rica, convirtiéndose en el mandatario no. 48 de la historia republicana del país.

Con mucha sinceridad y transparencia, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), le desea mucho éxito en su gestión gubernativa pese a que auguramos muchísima dificultad y complejidad en su desenvolvimiento.

Don Carlos, aunque ganó las elecciones obteniendo una inobjetable victoria en las urnas, ha “perdido” el Gobierno. Haberse aliado con el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), le dejó apenas con un 33 % de jerarcas provenientes de su propia colectividad partidaria, el Partido Acción Ciudadana (PAC).

Esta circunstancia es más dramática considerando que el pensamiento ideológico fundamental del otrora partido del Humanismo cristiano costarricense, fue sustituido por la ideología neoliberal del “todo mercado-nada Estado”.

Pensamos que esto generará un cortocircuito cotidiano con la aspiración de afirmación institucional de los postulados fundamentales del PAC, en su pretensión de convertirse en la nueva alternativa socialdemócrata del país, luego del descalabro ideológico y electoral del Partido Liberación Nacional (PLN).

Nada bueno se augura para las personas integrantes de la clase trabajadora asalariada del sector Público.

Las personas al comando de la política económica del gobierno de don Carlos tienen, en términos generales, una idea fija: el déficit fiscal se debe a los salarios que se devengan en el empleo público.

Esta concepción completamente ideologizada y sesgada acerca del papel del sector Público en el desarrollo de la sociedad, colisionará con la abrumadora mayoría del electorado PAC que le votó al nuevo mandatario: capas medias altamente endeudadas, angustiadas por no caer en la pobreza, así como esperanzadas de no quedar del todo excluidas de la distribución de los beneficios del crecimiento económico, en altísimo nivel para el promedio latinoamericano, pero contrastantemente cada vez más concentrado.

Así las cosas, y en el escenario del agravamiento de una crisis fiscal que nunca ha sido responsabilidad de la clase trabajadora en su conjunto (tanto la del sector Público como la del Privado), la tensión social será “el pan de cada día” en las relaciones obreropatronales, tanto al interior del Estado mismo como fuera de él; pero esperanzados de que el diálogo sea sincera brújula gubernativa a todo nivel.

ANEP anhela la consolidación del actual proceso de unidad sindical y social. Recomendamos, de manera muy respetuosa, a todos los gremios, sindicatos, asociaciones, cooperativas y hasta colegios profesionales, fomentar espacios de coordinación para enfrentar los delicados desafíos a la estabilidad laboral de miles y miles de personas trabajadoras asalariadas; tanto como los delicados desafíos de sostenimiento de una amplia diversidad de programas sociales destinados a poblaciones vulnerables que serán objetivo fiscalista-recortista desde el núcleo fundamental que controlará el gobierno de don Carlos: el equipo económico cuya inspiración ideológica fundamental ni cristianohumanista es, ni nada parecido al sueño socialdemócrata PAC.

Desde las aceras mediático-ideológicas contrarias al empleo público y al propio sector Público, se nota ya una intensificación de la estrategia de imposición del miedo en la sociedad ante la gravedad del problema fiscal; y, se nos augura que se viene un ajuste fiscal “con dolor” … Sólo queda preguntarse: ¿dolor para quién?… La respuesta es más que obvia: para la clase trabajadora, obligada ahora más que nunca a unirse y a defenderse.

Secretario General ANEP

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