¿A quién creerle?

Gilberto Jerez

Gilberto Jerez

A como se ven las cosas el famoso tráfico de influencias está haciendo estragos en la poca credibilidad que ya teníamos en el sistema imperante…

Con mucho más razón, cuando ahora las acusaciones que se dan contra un alto cargo en el Poder Judicial que se implica así junto al Ejecutivo y el Legislativo al llamado “cementazo”.

Al poder judicial después del triste capítulo de la huelga por las pensiones solo le faltaba que lo orinara un perro…

¡Ve vos! Y, supuestamente, viene un hombre, pareciera que, con un meteórico acenso a magistrado a cumplir esa misión.

¿Qué saldrá de ese entuerto? Nadie sabe…

Puesto que ahora, pareciera, se desató ahí mismo, en el palacio de los “máximos jurisconsultos”, el más alto templo de la justicia; también el embarre y la sacada de clavos…

Esta supuesta falta de un magistrado hace que algunos quieran demostrar, quién sabe con qué intenciones, que quienes aplican la justicia son propensos a caer en las garras de la corrupción, las componendas y los juegos por debajo del tapete y en provecho propio.

¿Serán algunos magistrados de verdad incorruptibles?

Hombre. Y no deberíamos dudarlo, así debería ser.

Hay mucha gente buena y honorable en ese poder.

Lo fregado es que pareciera que, con lo que estamos observando en ese Poder, podríamos decir sarcásticamente que algunos son tan “incorruptibles” que les cuesta mucho aplicar la justicia…

La pregunta de rigor entonces es que haría un señor de estos «incorruptibles» si tuviese que juzgar a alguna junta directiva de un banco, al CONAVI, al MOPT, Transporte Publico o cualesquiera de esas instituciones donde el tráfico de influencias es vox populi y trasciende gobiernos?

¿Cómo actuaría si a través del proceso, descubre que un colega anduvo prestando por ahí «sus buenos oficios» traficando influencias institucionales?

Estaría consciente y tendría claro de:

Que si las empresas tienen especial influencia en el quehacer de esas juntas directivas significa que la democracia está enferma y que, como tanto se ha escrito, es un deber asegurarse de que los más poderosos económicamente no tengan en ninguna institución una palanca proporcional a su riqueza…

Porque si tuviesen más influencia que usted o que yo, ciudadanos comunes en un estado de derecho; eso significaría que la democracia está fallando, de plano está grave y además está en peligro???

¿Harán entonces justicia, intentarán cumplir la ley honestamente, como es su deber?

El pueblo está confundido y cada día más enredado en esa madeja de chismes, calumnias, verdades a medias y señalamientos en los tres Poderes de la REPÚBLICA que se entrelazan y donde, día a día…

Mira con estupor como crecen los involucrados en ese asunto tan manoseado del CEMENTO sin que nadie, todavía, tenga certeza de su culpabilidad…

Los arteros señalamientos son más visibles, siembran más la duda y vemos como algunos aludidos intentan agazaparse y otros que por su trayectoria en la gobernanza de la patria están obligados a decir algo extrañamente también callan. ¿Será mientras pasa la tormenta…?

Ese mismo pueblo se pregunta también, si ahora con este monumental enredo que curiosamente ya lleva más de tres días, los responsables de aplicar la ley y limpiar la cara del Poder Judicial ya involucrado, ¿condenarán al colega de comprobarse sus andadas fuera de la ética, el juramento, la moral y la misma ley de la cual debería ser un icono?

Ya veremos. Hace tiempo que están en deuda con la patria y con la justicia a quien se deben; es tiempo de reivindicarse.

Por el bien y el fortalecimiento de la democracia deberían hacerlo y rápido.

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