Vía costarricense
Johnny Soto Zúñiga
Las recientes elecciones parlamentarias en Venezuela marcan “un antes y un después” de lo que sucederá de aquí en adelante en el país latinoamericano. Sin duda el pueblo venezolano apostó por el cambio político, ante la desazón, la corrupción, la crisis social y económica imperante. Se reafirma el adagio popular: “vox Populi, vox Dei” (La voz del pueblo es la voz de Dios). La coalición de la oposición conformada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtuvo 112 legisladores (dos tercios) del total de 167 que integran el Congreso de la República. Este resultado contundente demuestra que Venezuela giró hacia un cambio; en este caso por lo menos en el Poder Legislativo. Todavía el Poder Ejecutivo está en manos del Chavismo a través de su Presidente Nicolás Maduro, quién dejaría el cargo hasta el año 2019.
Lo anterior implica “un choque de trenes” entre ambos poderes de la República; con un gobierno chavista acostumbrado a tener el control de los poderes públicos e institucionales. El discurso contestatario y acusador de Maduro contra la oposición, presagiando guerras contra el Régimen, de fuerzas extranjeras e internas que están contra de la denominada revolución bolivariana iniciada por el chavismo. Lástima que el discurso de Maduro no fue equilibrado acorde a una nueva realidad política; leyendo lo que el pueblo expresó en las urnas electorales; pero no, los socialistas de izquierda extrema tienen un discurso de confrontación, de dureza, atacando con mentiras a los que se les oponen; esto va en contra de los ideales de la democracia y el respeto a los principios y derechos fundamentales de los ciudadanos.
No se puede mantener un populismo y un clientelismo, conculcando los derechos humanos de libertad ciudadana, libre expresión, libre empresa, de autonomía de los poderes públicos; especialmente el Poder Judicial e imparcialidad de los jueces. Los social demócratas creemos en el equilibrio, sin caer en los extremismos de izquierda y derecha, que atentan contra los derechos fundamentales. Lástima que el socialismo del siglo XXI no se acercó a una democracia social, que verdaderamente ayudarán a los sectores más vulnerables de la sociedad (sin crear clientelismos asistencialistas); si no que se ciegan y se aferran al poder; entonces dejan de ser demócratas, irrespetan los derechos políticos de los ciudadanos y contra todos los que piensan de forma diferente (inventan delitos como es el caso del dirigente opositor Leopoldo López condenado a 14 años de prisión).
Se impone en este nuevo contexto político, la prudencia, el diálogo, dejando a un lado el revanchismo; ya que a Maduro se le termina su mandato hasta el 2019, y a como vemos el chavismo no se va a dejar fácilmente arrebatarse el poder político, enraizado en un populismo asistencialista en la barriadas caraqueñas, armando grupos de choque contra los opositores, sobornando a través de las famosas misiones de ayuda a los sectores vulnerables. La Asamblea Legislativa debe actuar con cautela a la hora de emitir nuevas leyes, por ejemplo de inmediato podría aprobar una amnistía para liberar los presos políticos y buscar enmiendas económicas para bajar la alta inflación, medidas contra tanta corrupción entronizada en las instituciones públicas y otras importantes medidas para que vuelva el abastecimiento de los productos básicos en los supermercados, tan escasos como el papel higiénico y otros productos de primera necesidad.
Una economía que depende fundamentalmente de la exportación de petróleo, debe tener clara la realidad económica, bajar el gasto público y no festinar los recursos ante la baja de los precios de este producto a nivel mundial (dejarse de estar ayudando a otros países, sin tan siquiera arreglar sus asuntos internos). El chavismo irrumpió contra la corrupción política y económica de los partidos tradicionales: El socialdemócrata Acción Demócrata (AD) y el Demócrata Cristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI); que no supieron ni pudieron leer los signos de los tiempos, y permitieron actos corruptos, de robos de millones de dólares producto de las exportaciones del petróleo, y un enriquecimiento ilícito y rápido de muchos de sus dirigentes. Esto fue carne de cultivo para surgiera el populista y rebelde Hugo Chávez Frías y con un discurso contra la corrupción y los políticos tradicionales se alzara con el triunfo en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998. Su Movimiento V República (MVR) Obtuvo el 56.20 % (el segundo mayor porcentaje del voto popular en 4 décadas) contra el 39.97 % que se distribuyó entre los partidos Proyecto Venezuela, AD y COPEI.
El Presidente Chávez sucedió al dos veces Presidente Rafael Caldera (Partido Convergencia, de tendencia social cristiana y que se nutría de muchos ex miembros de COPEI, incluso también lo apoyaron sectores de izquierda). Rafael Caldera había apoyado tácitamente la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 liderada por el militar Chávez contra el Presidente Carlos Andrés Pérez de AD. La intentona golpista fracasó y Chávez fue encarcelado por dos años, sin embargo Caldera posteriormente lo indulta, y luego se opone a éste pocos años antes de triunfar en las elecciones nacionales de 1998. Aquí marca el inicio de la denominada Revolución Bolivariana, con un discurso antimperialista contra EE.UU.; basado en los ideales de Simón Bolívar el Libertador de América y de tratar de establecer el denominado “socialismo del siglo XXI”, influyendo y expandiendo al resto de países latinoamericanos.
Chávez abogó por derogar la Constitución Política de Venezuela de 1961 y en 1999 impulsa un Referéndum Constituyente aprobado por un 80% de los electores y luego se da un Referéndum Constituyente para ratificar la nueva Constitución con la aprobación del 71.78% de los votos. Entre su legado se destaca el establecimiento de las “Misiones Sociales” que son programas sociales para atacar la pobreza extrema, erradicación del analfabetismo; en fin ayudar a los sectores más vulnerables a salir de la pobreza. Su acercamiento con el Presidente de Cuba Fidel Castro; donde éste envía muchos cubanos a capacitar militarmente y en temas sociales a miembros del gobierno chavista; muchos programas son copias de lo realizado en este país. También se ha acercado a Rusia, China y países musulmanes del Medio Oriente y otros países donde existen dictaduras o son de ideología de izquierda.
En el 2005, Chávez fundó Petrocaribe que es una alianza en materia petrolera entre algunos países del Caribe con Venezuela para obtener unas condiciones de pago preferencial en la importación de petróleo de este país. En el 2001 tanto Cuba como Venezuela impulsaron la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA) es un organismo de ámbito regional para los países de América Latina y el Caribe, que pone énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. También están otros tratados como el Unasur y el Mercosur, que aglutina los países latinoamericanos, etc.
Finalmente, esperemos que Venezuela pase de un Estado fallido a retomar un rumbo democrático, de respeto a los derechos humanos fundamentales. Evitar una explosión de guerra civil; que se logre hacer los correctivos necesarios en materia económica y social. Debe imponerse el diálogo prudente entre todas las fuerzas políticas, incluso el papel de los militares se hace importante (que al parecer están observando en forma cautelosa los acontecimientos recientes). Todos deseamos que exista paz, democracia y solidaridad entre los hermanos venezolanos, que han sufrido y vivido regímenes de terror, de pasadas dictaduras militares, de políticos corruptos, insensibles e irresponsables. Venezuela no merece esta situación y deseamos salgan de esta dura encrucijada, y que los países de América y del mundo ofrezcan su colaboración para que logre salir de esta enorme crisis, de larga noche de extrema izquierda, y ahora en realidad inicie verdaderamente el fin del Socialismo del siglo XXI, y retome el camino de la democracia, la tolerancia y el respeto a los derechos humanos fundamentales.