Israel desoye la condena internacional y se empecina en arrasar Palestina

Por José Antonio Sanz – Público.es

Gaza
Gaza ha sido literalmente pulverizada, dos de cada tres de sus hogares han desaparecido y casi toda su población de 1,9 millones de habitantes ha sido desplazada. Imagen: NRC

Israel intensifica sus ataques por todo el territorio de Gaza, sordo a la condena internacional y amparado por la certeza de que, pase lo que pase, EEUU estará a su lado.

El enviado de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se ha topado en Tel Aviv con un muro de las lamentaciones más infranqueable que el de Jerusalén. El premier Benjamin Netanyahu se queja de que el mundo no comprende su sanguinaria cruzada contra los palestinos e incluso lo condena en la ONU.

Pero Bibi se muestra inflexible y jura aguantar la guerra contra los palestinos el tiempo que sea necesario, «hasta el final, hasta la victoria», y la total aniquilación de Hamás. Pese a las críticas que incluso le hacen Estados Unidos y su presidente, Joe Biden, Netanyahu sabe que, en última instancia, Washington no le dará la espalda, por muy brutal que sean sus actos en Gaza.

De momento, este camino de venganza ha causado ya casi 19.000 muertos y 51.000 heridos palestinos desde el 7 de octubre y podría ocasionar muchísimos más, si se cumplen los vaticinios recibidos en Israel por Sullivan. El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se vio este jueves con la cúpula de poder israelí, incluido Netanyahu y el presidente Isaac Herzog.

Gracias por frenar a la ONU

«Aprecio enormemente el apoyo de Estados Unidos a Israel, suministrando armamento, frenando los intentos de la ONU de detener los combates o ayudando al regreso de nuestros secuestrados», aseguró Netanyahu a Sullivan.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, refirió al enviado estadounidense que la guerra «llevará tiempo, más de unos meses» hasta la total eliminación de Hamás.

«Estados Unidos e Israel comparten intereses y valores comunes y, en esta guerra, también objetivos comunes. Esto es importante para Israel y esencial para el resto de la región, para Oriente Medio», dijo Gallant, obviando de un plumazo las diferencias que pueden haber surgido entre ambos gobiernos, derivadas de las barbaridades cometidas por el ejército israelí en la Franja de Gaza.

En este sentido, no dijo nada Gallant sobre la estrategia de tierra quemada usada por Israel para erradicar a Hamás y que pasa por el bombardeo generalizado de los habitantes de Gaza, sin distinguir entre guerrilleros, civiles, mujeres o niños.

EEUU pide precisión e Israel responde con ataques masivos

A pesar de que EEUU ha pedido más «precisión» al ejército israelí, las fuerzas ocupantes han intensificado su ofensiva en los últimos días y extendido sus ataques indiscriminados por toda la Franja de Gaza, con los núcleos poblacionales como principal objetivo.

Los bombardeos sobre la población civil han llegado incluso hasta Rafah, en el extremo sur de la Franja y en la frontera con Egipto, con decenas de víctimas de las incursiones nocturnas de la aviación israelí sobre los campamentos donde cientos de miles de desplazados tratan de sobrevivir desde que la devastación de la guerra se desató sobre Gaza.

El 7 de octubre, miles de milicianos islamistas de Hamás lanzaron una ofensiva en el sur de Israel, masacraron a más de 1.200 personas y secuestraron a unas 240.

Inmediatamente, Netanyahu y su gabinete ultraconservador ordenaron la movilización del ejército israelí y el ataque a Gaza. A los bombardeos iniciales siguió una invasión a gran escala del norte de la Franja y después del resto del territorio. Una tregua de siete días concluida hace dos semanas permitió la liberación de un centenar de esos rehenes a cambio de varios cientos de prisioneros palestinos, la mayor parte mujeres y niños.

Tras la tregua, Israel relanzó su ofensiva si cabe con más intensidad. El resultado son esos casi 19.000 muertos, la mayor parte en bombardeos de ciudades, campos de refugiados y, en general, contra cualquier asentamiento de población civil.

Gaza es ya inhabitable

En opinión del comisionado de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, Gaza «ya no es un lugar habitable». Allí solo queda la miseria, el dolor y miles de personas expuestas a la intemperie, al frío y la lluvia, sin comida, agua potable y medicinas. Es una crisis «sin precedentes», explicó.

Lazzarini describió como cerca de un millón de personas se hacinan en el suroeste de Gaza, tras huir del norte arrasado por el ejército israelí. Ese distrito de Rafah es el más depauperado de la Franja y ahora ha visto multiplicada por cuatro su población, con miles de personas en descampados y sin un techo, pues las propias instalaciones de la ONU han sido destruidas y muchos de sus trabajadores, hasta el momento 135, asesinados por los ataques israelíes.

«Muchos de nuestros empleados, que a su vez son desplazados, llevan a sus hijos a trabajar con ellos para asegurarse de que están a salvo juntos o mueren juntos», dijo Lazzarini en unas declaraciones en Ginebra, apenas unas horas después de regresar de Gaza.

Israel desoye a la ONU con la aquiescencia de EEUU

Israel ha ignorado los llamamientos internacionales a un alto el fuego, incluida una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU bloqueada por el veto de Estados Unidos el viernes pasado, y otra que fue aprobada por la mayor parte de los países participantes en la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada esta semana.

En Europa, Austria y Chequia han votado negativo; Bulgaria, Italia, Hungría, Alemania, Países Bajos, Rumanía y Eslovaquia se han abstenido y el resto han votado a favor. Algunas capitales como Berlín se ha escudado en que pedir un alto al fuego significaría poner trabas al derecho de Israel a defenderse.

En el resto del mundo, además de EE.UU e Israel, votaron en contra de la resolución Guatemala, Liberia, Micronesia, Nauru, Papua-Nueva Guinea y Paraguay.

En este contexto, Estados Unidos juega un papel ambiguo que podría costarle muy caro electoralmente a la Administración de Joe Biden, ante la ola propalestina que crece en ese país y por su descarado cierre de filas con un Gobierno, el israelí, que está cometiendo auténticos crímenes de guerra para acabar con Hamás sin importar las bajas civiles.

Aunque el mismo presidente estadounidense ha mostrado su inquietud ante la pérdida de apoyo internacional a Israel por sus ataques «indiscriminados» y ha sugerido incluso a Netanyahu que cambie su Gobierno para reducir las cifras de víctimas civiles palestinas, EEUU opta por no apoyar un alto el fuego, mientras arma al ejército israelí y coquetea con los halcones de Netanyahu.

El asesor Sullivan, quien llegó a Israel procedente de Arabia Saudí, donde se reunió con el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, tiene en estos dos días de visita una tarea muy ingrata. La matanza de palestinos sigue, pero la Casa Blanca considera el apoyo militar a Israel como un asunto de seguridad nacional estadounidense.

Al contrario que Ucrania, que podría quedar en breve desabastecida de armas estadounidenses en su guerra contra Rusia, Israel es un caso aparte y Estados Unidos jamás abandonará a su suerte a sus aliados judíos.

«La seguridad de Israel puede apoyarse en los EEUU», a pesar de que ese país «esté perdiendo el apoyo (internacional) por sus bombardeos indiscriminados», reconoció Biden en un reciente encuentro de donantes para la campaña presidencial de 2024.

Israel utiliza el doble rasero de EEUU como escudo internacional

Israel ha utilizado en su interés esta ambigüedad manifestada por Estados Unidos. Por eso, Netanyahu se pavoneó esta semana y dijo que Tel Aviv disponía del pleno respaldo de Washington desde el comienzo de su invasión de Gaza y que la Casa Blanca había bloqueado «la presión internacional para detener la guerra».

Todo ello a pesar de que en EEUU son conscientes de que el Gobierno de Netanyahu no es partidario de la solución de dos estados (uno israelí y otro palestino), que Washington defiende, al igual que gran parte de la comunidad internacional.

La solución de las actuales fuerzas en el poder en Israel pasa en realidad por la obliteración de los dos territorios palestinos: Gaza y Cisjordania. En este último territorio han muerto casi 300 palestinos desde el comienzo de la guerra, la mayor parte a manos de colonos ilegales israelíes y choques con el ejército, que apoya a éstos.

Biden ha criticado la actitud de Israel con Cisjordania, pero lo máximo que ha hecho es prohibir la entrada a Estados Unidos de algunos colonos de esos asentamientos ilegales israelíes.

EEUU, el único obstáculo para detener la guerra

En medio de esta tensa situación, el doble rasero del que hace gala Estados Unidos en Oriente Medio está siendo vilipendiado por algunos de sus aliados en la región. En unas duras declaraciones realizadas este jueves, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, indicó que EEUU es el único obstáculo que impide parar la guerra.

«En estos momentos, sólo Estados Unidos se alza entre las masacres de Gaza y un alto el fuego», aseguró Findan en referencia al reiterado veto de Washington a las resoluciones que en el Consejo de Seguridad de la ONU condenan a Israel.

Recordó también que 153 países apoyaron ese alto el fuego en una resolución no vinculante votada por la Asamblea General de Naciones Unidas este pasado martes.

«Hemos visto que los países que antes se abstenían o votaban en contra ahora han decidido apoyar a Palestina. Se evidencia así la voluntad de la comunidad internacional de poner fin a la opresión», dijo el jefe de la diplomacia de Turquía, país aliado de EEUU en la OTAN.

El día después

EEUU es el último clavo ardiente al que se agarra Israel a pesar de las diferencias entre Tel Aviv y Washington sobre la manera de acabar con Hamás, sobre los daños que puede recibir la población civil y, sobre todo, sobre el destino incierto de Gaza y, en general, de Palestina, cuando concluya la guerra.

El nivel de destrucción llevado a cabo por Israel en la Franja de Gaza y los imparables asentamientos ilegales en Cisjordania refuerzan la realidad de que ni Netanyahu ni sus acólitos quieren un estado palestino vecino al que, además, habría que devolver buena parte de los territorios robados.

Y eso es lo que EEUU teme más, que la desaparición de Palestina, forzada su población a dejar Gaza y refugiarse en el Sinaí egipcio o en cualquier otro lugar, siendo su hogar arrebatado por Israel, sentencie un estado de tensión permanente en Oriente Medio que, más tarde o más temprano, reventará en una conflagración regional de la que la actual guerra es solo el prólogo.

Vía Other News

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