Si no vota, no reclame

Ágora*

Guido Mora

Estamos a tres días de la realización de las elecciones municipales.

El próximo domingo los costarricenses a lo largo y ancho del territorio nacional, procederemos a escoger, entre treinta y cuatro mil candidatos, a las seis mil sesenta y nueve personas que ocuparán los puestos de Alcalde, Regidores –propietarios y suplentes-, Síndicos e Intendentes municipales.

Es la primera vez en la historia de nuestro país, que se realizan las elecciones municipales sin que coincidan con las elecciones nacionales.

Para la realización del proceso se habilitaron cinco mil seiscientas juntas receptoras de votos, que pretenden cosechar el sufragio de un padrón de un poco más de tres millones de electores.

El reto que supone este proceso, es superar el abstencionismo que se produjo en las elecciones municipales del año 2010, en que la cifra alcanzó al 72% de los votantes.

El esfuerzo económico, logístico, organizativo del Tribunal Supremo de Elecciones es encomiable.

La emisión del sufragio no es sino la culminación de un proceso que inicia con la convocatoria a las elecciones, la inscripción de candidaturas y la preparación de la documentación, con todas las seguridades que se requieren, para garantizar la pureza del proceso.

Después de todo este esfuerzo contabilizado en millones de colones, es indispensable asumir como ciudadanos, el cumplimiento de nuestro deber patriótico.

Ya el Tribunal Supremo de Elecciones hizo su trabajo, los Partidos Políticos realizaron el que les correspondía, la acción pasa ahora a manos de los costarricenses habilitados para participar en las elecciones.

Pero ejercer el sagrado derecho del sufragio no significa únicamente ir a votar por un partido político de su predilección. Supone necesariamente realizar un proceso informativo; conversar con los vecinos y amigos, informarse en las redes sociales y finalmente, tomar una decisión en la urna electoral, para apoyar al candidato para cada uno de los puestos que debemos seleccionar.

Los Gobiernos Locales en Costa Rica, son instituciones que manejan miles de millones de colones. Si fuéramos los dueños de una empresa que administre esos montos en sus presupuestos, no permitiríamos que la maneje cualquier persona: incapaz o sinvergüenza.

Pues los Gobiernos Locales, al igual que el resto del aparato estatal, no son sólo de los funcionarios que laboran o que se eligen para administrarlos. Los Gobiernos Locales nos pertenecen a todos cuantos vivimos en el cantón, el distrito o el caserío de su jurisdicción.

Es el momento de preguntarse quién es el mejor para manejar esa gran empresa y tomar una decisión para sumar, con nuestro voto, la cantidad suficiente que le permita convertirse en la persona destinada a ocupar el puesto de elección popular de que se trate.

Tengo la impresión de que el cambio de nuestro sistema político y el fortalecimiento de nuestra democracia, pasa por la participación de la mayor cantidad de los costarricenses en los procesos de elección, de supervisión y de fiscalización de las acciones de los funcionarios públicos: de los que ejercen las labores más modestas, hasta el Presidente, los Diputados y los Ministros.

Debe eliminarse esta sensación de impunidad que prevalece en la ciudadanía, cuando un político o un funcionario público falta a sus obligaciones o comete un delito.

Esta es una labor que debemos ejercer todos, denunciando a incompetentes y corruptos, en una segunda instancia. En la primera, evitando que lleguen a ocupar esas posiciones de privilegio, que les permiten abusar y apropiarse de los dineros de la hacienda pública y de todos los costarricenses.

No nos cabe duda que son miles y miles los candidatos honestos que participan en este proceso. Son sin lugar a dudas, la mayoría. No nos equivoquemos escogiendo a los cuestionados.

En los pocos días que quedan ocupémonos de informarnos, busquemos programas, conversemos con quienes puedan brindarnos información para realizar la mejor elección.

El próximo domingo, salgamos a votar temprano, cumplamos con nuestra obligación patriótica. Si ningún candidato le gusta, hágase presente en las urnas y anule su voto: esta es una forma de manifestar la disconformidad ante los problemas que manifiesta nuestro sistema electoral y la oferta de candidatos que presentan los Partidos Políticos.

Pero tenga una cosa muy clara, si usted no participa, si no sale a votar; si con su ausencia permite que elijan a quienes considera los menos indicados, acuérdese durante todo el tiempo que duren estos funcionarios en estos puestos, que usted fue copartícipe indirecto de su elección.

Así que, cuando escuche de sinvergüenzadas, cuando vea calles sin construir, aceras sin reparar o vaya a pagar los impuestos municipales y se percate de que, los dineros que cobran los Gobiernos Locales no son usados para obras, sino que quedan en manos de funcionarios cuestionados.

En ese momento, en que vea como se deterioran cada día más las municipalidades, recuerde este sencillo epitafio, que deberá poner en la lápida con que cubra la sepultura: SI NO VOTA, NO RECLAME.

* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.