Quedamos pocos como Costa Rica

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

Hace poquísimos días, se aprobó en Uruguay la despenalización del consumo de marihuana.

Cada día está mas confirmado que la marihuana tiene efectos terapéuticos extraordinarios y con menos efectos secundarios que drogas preparadas en laboratorio. Muy recientemente supe que era recomendable para disminuir la ansiedad en pacientes con alzheimer (a los que los ansiolíticos les hacen muchísimo daño), y en esos mismos día, supe que para controlar la presión de los ojos, era una de las cosas mas efectivas, es decir, prevención del glaucoma. En Costa Rica de este tema ni se habla. No permitiremos quien sabe en cuantos años la marihuana terapéutica, aunque vendimos el tafil sin prescripción médica. Bueno, lo permitiremos el día que las grandes farmaceuticas lo comercialicen, cuando tenga la marca ABBOTT, o PFIZER, y fluya el dinero de esas firmas para “convencer” políticos.

Días atrás el Papa en su viaje a Brasil, habló a favor del Estado Laico. En Costa Rica, ese es un tema tabú. De toda la clase política, solamente el Presidente Arias se ha manifestado abiertamente a favor. El actual gobierno, no habla del Estado Laico, habla de un concordato con el vaticano. Ni siquiera se atreven a poner sobre el tapete la discusión sobre “estado laico”.

La Presidenta se tomó muy en serio lo de ser hija predilecta de la Virgen de los Ángeles —a quien acaban de nombrar algo así como comandante de la fuerza aérea de Costa Rica (rangos militares que no existen, ni para la Virgen y Fuerza Aérea que tampoco existe: extraña nominación, ¿no les parece?). Pienso en aquella canción, que conocí por Violeta Parra y por Quilapayn “Que dirá el Santo Padre”, y me pregunto: que dirá el Santo Padre que vive en Roma, de que el Gobierno de Costa Rica militarice a su Virgen dándole un rango militar, y que lo contradiga sobre el estado Laico.

Pero no nos quedamos ahí: como Costa Rica tiene una religión del Estado, participa de los actos litúrgicos de la Iglesia. Eso explica por que el día de la Virgen de los Angeles, todo el gobierno se traslada a Cartago y participa de una misa en la Basílica de los Ángeles. La presidenta Chinchilla además participa de la Romería, y camina determinada distancia con los feligreses que vienen desde distintos puntos del país para honrar a su Patrona. Este 2 de agosto, los presidentes de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) han hecho un acto de contrición, y han pedido perdón en sus lecturas, durante la misa. Es decir, la Iglesia arrodilló a los políticos y los hizo pedir perdón. Recuerdo la anécdota de un amigo, que siendo asesor de un ministro, fue a visitar al Arzobispo de San José, y su Jefe, el ministro, lo instruyó para que se arrodillara y le besara el anillo. Mi amigo no lo hizo y le contestó a su jefe poco mas o menos que él no estaba asistiendo a un acto litúrgico ni religioso, que era un asunto profesional. Su jefe, paso de ser ministro de justicia a ser uno de los hombres mas poderosos de este país hasta su muerte. ¿Habrá tenido algo que ver su actitud hacia la Iglesia?

Otro tema del que no podemos siquiera hablar en Costa Rica: el matrimonio gay. También Uruguay promulgó una ley que posibilita el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Aquí creemos que la fertilización en vitro es pecado. Tenemos una sentencia de la Corte Interamericana, y seguimos sin aprobar el proyecto de ley que la posibilitaría. Tenemos diputados —aliados con el Gobierno— que no están dispuestos a aceptar que querer tener un niño no puede ser un pecado.

Ojala, que todos estos asuntos tan ridículos se terminen el próximo 8 de mayo, cuando tengamos un presidente que no sea hijo de la Virgen de los Angeles y que no goce con la protección divina de algunos columnistas de prensa que han de estar incómodos con que el Vaticano dé algunos pasos pequeños y cuidadosos, como es normal en una institución con 2000 años de vida, pero pasos al fin y al cabo hacia una modernidad, hacia la tolerancia y hacia el respeto de todos.

* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.