Marjorie Elliot de Oduber: La gran dama

Juan Luis Jiménez Succar
16 de abril 2015

Juan Luis Jiménez Succar

Hoy ha partido al infinito, buscando la estrella más brillante del firmamento, la gran dama doña Marjorie Elliot Sypher, viuda de Oduber.

Siendo un joven estudiante de Derecho, conocí a Daniel y Marjorie, aprendí a respetarlos y admirarlos. Los recibía en mi querida Orotina cuando iban para Guanacaste a “La Flor”.

Doña Marjorie pertenecía a una de las familias más distinguidas de Canadá y haciendo un post grado en Literatura, conoció y casó con Daniel en Paris y luego empezó a recorrer los caminos de nuestra tierra enarbolando la bandera liberacionista.

Era una gran dama. Manejaba cuatro idiomas, destacada pianista y una gran intelectual, pero eso no fue limitante para que se sentara con las mujeres y hombres del campo y compartiera sus ilusiones y esperanzas.

Al asumir la presidencia de la Republica en el periodo 74- 78, don Daniel empieza a compartir con su pueblo el conocimiento de doña Marjorie.

Ella es la asesora personal de Daniel, la que va a ser factor clave para el desarrollo del movimiento cooperativo nacional.

“Tengo amistad con el campesino, me siento cómoda al conversar con él, siento que lo conozco, como siempre he podido conocer a los niños” decía doña Marjorie en su libro: “Sembrando”, donde explica la razón de la creación del programa de bibliotecas rurales que ha dado tantos logros a nuestros niños y niñas en todo el país.

Se le debe también, en mucho, el fortalecimiento del Consejo Nacional de Producción, dio gran impulso al programa de Asignaciones Familiares, pero principalmente, marcó a Daniel en las luchas ambientalistas que hizo que ese gobierno liberacionista generara la creación de parques y reservas nacionales.

Si compañeras y compañeros diputados, esos parques y reservas nacionales tienen el sello de la gran señora que impulso políticas de reforestación y protección ambiental en momentos que nadie, en el mundo, hablaba de estas cosas, hoy temas prioritarias en las agendas mundiales.

Al finalizar el gobierno de don Daniel siguió dedicada a la agricultura y a las políticas de reforestación nacional, al desarrollo del cooperativismo y en mayo del 2006, la Federación de Municipalidades del Guanacaste, la declaró ciudadana emérita del Guanacaste, tanto por la contribución del gobierno Oduber a esa provincia, como por la donación que hiciera de su famosa finca “La Flor” a la Universidad de la EARTH y para el desarrollo de proyectos tan importantes como los que desarrolla Franklin Chang en esa zona.

El país pierde a la gran dama, pero al igual que el corazón de Daniel, su espíritu cabalga libremente por su querida Guanacaste y por todo el país que tanto amo.

A sus hijos Adrian y Ana María el abrazo fraterno y a los liberacionistas, aun con el dolor de su partida, reiterarles el orgullo que sentimos de haber contado con esa lidereza.

En paz descanse y que las flores que hoy lloran su partida, sean testigos históricos de su inmensa obra por Costa Rica.

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