Manual de la Social Democracia (IV)

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

En esta cuarta entrega del “Manual de la Social Democracia”, nos vamos a referir a los partidos políticos en América Latina, seguidores de esta ideología; o por lo menos con esta inspiración; de los cuales también fueron llamados: “populistas, partidos populares y de la izquierda democrática”. Por ejemplo en el siglo pasado los partidos de la izquierda democrática se denominaban “socialistas”, en el cono sur tenemos el Partido Socialista de Argentina, el Partido Socialista de Uruguay y el Partido Socialista chileno, con una línea de democracia social. Otros partidos políticos con otras denominaciones fueron en Venezuela el Partido Acción Democrática, en Perú la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), en Bolivia el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). En Cuba el Partido Revolucionario Cubano (Autentico), en la República Dominicana el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y en Paraguay el Partido Febrerista.

En nuestro país, en 1945 se da la fusión del Partido Acción Demócrata y del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, para fundar el Partido Social Demócrata, el antecedente más directo del Partido Liberación Nacional fundado en 1951, y el cuál ha gobernado muchas veces hasta llegar al siglo XXI. El profesor chileno Alberto Baeza Flores durante muchos años director del Departamento de Publicaciones y Biblioteca del Centro de Estudios Democráticos de América Latina (CEDAL) sobre este tema señalaba: “Y así podemos encontrar, en otros de nuestros países, partidos y movimientos que representan una ideología de izquierda democrática y de socialdemocracia y que no se llaman, precisamente socialdemócratas.

Esta podría ser una primera característica significativa: se trata de partidos que, aunque en su ideología y en su acción están animados e inspirados por un planteamiento de izquierda democrática o de socialismo democrático, utilizan nombres diversos –bastante sui generis, nacidos de problemas e inquietudes nacionales –para darse a conocer en la actividad política, social, económica y cultural.” (El Socialismo Democrático en América Latina. Introducción, selección de textos, comentarios y notas por: Prof. Alberto Baeza Flores). La característica de estos partidos políticos es que son movimientos sociales, son partidos de masas y representan una alianza de clases (campesinado, obreros, clase media, pequeños y medianos empresarios). También se dicen que son pluriclasistas, representan sin duda a diversos sectores de la sociedad y participan del juego del sistema democrático, de libres elecciones y luchan por las reivindicaciones sociales y económicas a favor de los ciudadanos menos beneficiados y vulnerables.

Los estudiosos de la social democracia en América Latina, coinciden que los antecedentes más directos de la introducción de esta ideología en esta región se sustenta en cuatro bloques fundamentales: a) El Socialismo Argentino (1896), b) La Revolución Mexicana (1910), c) La Reforma Universitaria de Córdoba (1918), d) La fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA – 1924). Sobre los planteamientos y principios de estos cuatro antecedentes históricos, los partidos políticos se inspiraron e implementaron sus propios programas, estrategias y acciones conforme a la realidad local de cada país. El Dr. Juan B. Justo, líder argentino fundador del Partido Socialista, se le considera uno de los precursores del pensamiento en América Latina; señalaba que el capitalismo como sistema económico y político, era el causante de la situación de postergación en que se encontraban los trabajadores, afirmaba: “No son idénticas en todos los países las condiciones de trabajo y de vida del pueblo, en las cuales diversas circunstancias introducen variantes de cierta consideración; pero cuando el capitalismo opera sin trabas, su tendencia a deprimir esas condiciones es universal.”

Las luchas sociales a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, tuvieron como sucesos históricos la Revolución Mexicana en 1910, aunque en sus orígenes careció de fundamentos ideológicos, en la práctica demostró que el pueblo si puede darse estructuras económicas y formas de gobierno diferentes contrario a los esquemas feudales o pre-capitalistas; y la Reforma Universitaria que inicia en Córdoba en 1918, es el hecho político que une a los estudiantes y a los obreros en la lucha por una sociedad más justa; se deben reconocer los derechos de todos los ciudadanos y exista iguales oportunidades de acceso al bienestar. Esta reforma universitaria tuvo seguidores en otros países latinoamericanos como Perú, donde los estudiantes peruanos se enfrentaban al sistema feudal, se unieron con los trabajadores, deseaban una nueva sociedad más justa y equitativa; por ejemplo se crearon las Universidades Populares y los mismos estudiantes enseñaron a los trabajadores técnicas y oficios y formas de organización entre ellas las sindicales y políticas.

Más adelante podemos destacar que entre las dos guerras mundiales, el pensamiento socialdemócrata en América Latina, fue tomando mayor fuerza y se fue estructurando; surgen líderes como Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt en Venezuela, Juan Bosch en la República Dominicana, Víctor Raúl Haya de la Torre en Perú, José Figueres Ferrer en Costa Rica. Estos líderes en conjunto con sus países elaboraron sus propias dinámicas y acciones políticas conforme a sus realidades locales, bajo principios similares y auténticamente latinoamericanistas. El chileno Santiago Maggi lo resume así: “Uno de sus principales méritos fue el incorporar a la vida política a grupos sociales hasta entonces marginados, tales como los aborígenes, las mujeres, los estudiantes, los trabajadores. Antes del surgimiento de esos partidos, la vida política latinoamericana era dirigida por una pequeña élite social y económica, que la manejaba conforme a sus intereses.

Como producto de los elementos anteriores y de la circunstancia de ser policlasistas, es decir, de admitir en sus filas a personas provenientes de todos los estratos sociales lograron aumentar considerablemente la conciencia social y política de sus militantes en comparación con otras agrupaciones y, a la vez, diseñar programas realistas para sus países.” (Era la época de oro del liberalismo). Se concluye que en muchos países de la región, la social democracia tuvo predominio, se afianzaron sus principios ideológicos, la búsqueda y lucha por el desarrollo social y económico de los países. En el concierto de las naciones, y a nivel internacional América Latina levantó la voz y pudo seguir luchando por salir del subdesarrollo; y de esto depende sus relaciones con los países más poderosos de Europa y EE.UU.; y actualmente en un mundo donde reina la globalización y un nuevo orden económico, pueda sacar el mejor provecho en beneficio de los pueblos latinoamericanos.

Finalmente concluyo esta cuarta entrega del “Manual”, con una afirmación del ex Presidente de Costa Rica Luis Alberto Monge (1982-1986) sobre los partidos socialdemócratas: “En América Latina nuestros movimientos y partidos surgen, generalmente, desde grupos de intelectuales de clase media; es entonces cuando se realiza el enlace con los trabajadores y se produce la etapa del impulso hacia la relación del partido con los trabajadores organizados.”

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