Los amigos venían del Sur

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Han pasado largos 35 años de la caída de la dictadura de los Somoza en Nicaragua; una familia que mantuvo el poder desde 1936 hasta 1979, terminando con el exilio y huída del sátrapa Anastasio Somoza Debayle, sus familiares y amigos de andanzas. El Frente Sandinista de Liberación Nacional -FSLN-, finalmente se alzó con el poder por la vía de las armas, en una dura guerra civil en todo el país. La Revolución había iniciado; los sueños, retos, desafíos, los ideales de verdaderamente transformar al país en una sociedad justa y democrática, con Estado de Derecho, en síntesis un gobierno al servicio de las mayorías y el bien común.

Pero no fue así, los ideales se fueron disipando rápidamente, cuando los sandinistas afirmaron que querían ser “una segunda Cuba”, en lugar de ser la primera Nicaragua; crearon el Ejército Popular Sandinista, andaban vestidos ya no como comandantes, sino como generales llenos de medallas, siguiendo el mismo patrón castrense y militar de la Guardia Nacional de Nicaragua; alineándose de inmediato a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URSS-, con su credo marxista-leninista. La Revolución en esos términos nació muerta, se convirtió en la “Revolución perdida”, craso error histórico; se dedicaron a fortalecer un ejército militar con gastos en gran armamento como aviones, tanques y toda la locura y ludopatía al juego de la carrera militar; hicieron la famosa “piñata” con los bienes privados de muchos nicaragüenses, y se entronizó la corrupción.

Hace unos meses salió publicado un interesante libro: “Los amigos venían del Sur”, con una compilación del salvadoreño-costarricense José Picado Lagos “Comandante Inti”, escritor y activista, segundo al mando de la Brigada Calufa; participó en las luchas sociales durante más de 40 años a nivel estudiantil, sindical, combatiente con el FSLN y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador. El libro recoge el testimonio de varios costarricenses que participaron en la Guerra de Nicaragua. Lo interesante de la organización de ciudadanos (as) costarricenses, son sus antecedentes directos con la participación de la Guerra Patria en 1856 contra los filibusteros y más adelante con la Guerra Civil de 1948, y en 1955 la lucha ante la invasión contrarrevolucionaria de las fuerzas calderonistas, apoyadas por la Guardia Nacional de Anastasio Somoza García.

Al igual como se dio en 1856 en la lucha contra William Walker y sus filibusteros, la solidaridad de Costa Rica repitió la historia; esta vez contra una opresora dinastía familiar, una dictadura militar que había convertido a Nicaragua en su propia finca; con un pueblo cansado y triste; se alzó en armas en una epopeya histórica, de la cual el pueblo costarricense brindó toda su ayuda con suministros, recursos económicos, armamento, atención de heridos en nuestros hospitales, la atención de miles de refugiados, la presión política, y por supuesto no podía faltar el apoyo de combatientes que fueron a exponer su vida en la lucha armada. Se organizaron brigadas de costarricenses revolucionarios especialmente por los Partidos Vanguardia Popular, Socialista Costarricense y el Movimiento Revolucionario del Pueblo.

Las brigadas Carlos Luis Fallas -Calufa- y Juan Santamaría, estaba compuesta por más de 300 combatientes, que salieron de San José hacia la frontera norte, para participar en la guerra junto a las tropas revolucionarias nicaragüenses. El libro en mención se basa en narraciones vividas por sus protagonistas, sus sueños juveniles, sus recuerdos, su valentía y coraje, sus experiencias, su internacionalismo solidario, lo que consideraron el “llamado de la historia”, en fin lo realizan en memoria de los internacionalistas caídos en combate y desaparecidos en la guerra. Manuel Mora Salas “Comandante Ramiro”, su nombre de batalla, hijo de Manuel Mora Valverde, líder del comunismo criollo, estudió militarismo en la URSS, dirigió y organizó la estrategia militar de la brigada Calufa. Tenía experiencia en organizar grupos de seguridad interna dentro del Partido Vanguardia Popular, en la década de los setentas, y estableció la relación política superior en los años previos a 1979 con Humberto Ortega Saavedra, quien dirigía los diversos grupos revolucionarios del FSLN.

Es importante señalar que a lo interno del Frente Sandinista existían tres tendencias políticas: la Guerra Popular Prolongada (GPP), la Tendencia Proletaria (TP) y la Tendencia Tercerista o Insurreccional (TI) dirigida por Humberto Ortega. La tercerista era la más amplia y organizada; se dio cabida a muchos sectores que no necesariamente eran de la izquierda marxista, como los socialdemócratas y otros aliados a nivel nacional e internacional. Fue importante el apoyo del Caudillo costarricense don José Figueres Ferrer que envió armas que tenía almacenadas, muchas viejas pero funcionales de la 2da Guerra Mundial, el apoyo de los presidentes de Venezuela y Panamá, Carlos Andrés Pérez y Omar Torrijos, que creían en la lucha revolucionaria de los sandinistas. Se debe recordar la enemistad que siempre existió entre Figueres y la dinastía Somoza, porque el primero siempre estuvo en contra de las dictaduras militares en América Latina.

En Costa Rica, gobernaba Rodrigo Carazo Odio (1978-1982), quien simpatizo con la lucha armada del FSLN; junto a su ministro de Seguridad Juan José Echeverría Brealey, apoyaron de muchas maneras la insurrección, en especial de las operaciones de armas, se permitió el apoyo de la aviación venezolana. Guanacaste, se convirtió en un bastión del Frente Sur, se establecieron campamentos de los brigadistas costarricenses, recibieron instrucción militar, se coordinaba el tráfico de armas para el apoyo al FSLN. Cabe destacar el apoyo de finqueros guanacastecos que no querían a Somoza por sus constantes hostigamientos y robo de ganado y otra serie de problemas con el gobierno vecino. La mayoría de jóvenes brigadistas pertenecían a los grupos de izquierda existentes dentro del Movimiento Estudiantil de la Universidad de Costa Rica, así como campesinos, bananeros y obreros de los partidos de izquierda dentro del país.

Luego del triunfo del FSLN, muchos costarricenses colaboraron con la incipiente Revolución sandinista, en temas de educación, agrarios, apoyo logístico, militar y otras áreas, según sus fortalezas; la mayoría de los brigadistas regresaron a Costa Rica, a insertarse en sus estudios o trabajos. No obstante la Revolución fue perdiendo rápidamente su norte, su declaratoria marxista y alineamiento con la URSS; su enfrentamiento político contra Estados Unidos de América, rápidamente hizo que éste país reaccionara con bloqueos comerciales y el temor de que se le hiciera otra Cuba en su patio trasero (impulsado esto con la llegada al poder en 1981 de Ronald Reagan), dispuesto a recuperar a toda costa la influencia de EE.UU en Centroamérica; agregado a esto hubieron problemas a lo interno de la Junta Revolucionaria de Gobierno.

Los somocistas de rearmaron y formaron la contrarrevolución, con el apoyo de EE.UU., construyeron bases militares en Honduras “Palmerola” y Panamá. En Costa Rica se utilizaron pistas de aterrizaje en apoyo a “la contra”. EE.UU, le otorgaba un apoyo económico de $ 2 millones de dólares diarios al gobierno de Luis Alberto Monge (1982-1986), sin embargo ante tanta presión Monge proclamó la Ley de Neutralidad Perpetua, a fin de mantenerse neutral en el conflicto bélico. Nuevamente, en 1983 el gobierno sandinista le solicita a las organizaciones políticas costarricenses su apoyo y conforman la Brigada Mora y Cañas, que envió tropas en julio de 1983 para combatir a “los contras” de la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE) lideradas por Edén Pastora, en el Río San Juan, derrotados en 1987.

Después vino la firma del Plan de Paz, del cual nuestro ex presidente y Premio Nobel de la Paz Oscar Arias Sánchez, tuvo un enorme protagonismo para lograr el cese al fuego en toda el área centroamericana que estaba en guerra, con miles de muertos, el sufrimiento de civiles y de las familias desplazadas de los hermanos países. Para 1990, triunfa en las elecciones presidenciales doña Violeta Barrios de Chamorro, de la oposición al FSLN; le suceden dos gobiernos antisandinistas, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, de ingrato recuerdo y regresa al poder en el 2006 Daniel Ortega, reelegido en el 2011 y quien gobierna hasta la fecha. El balance de 20 años en el poder del FSLN, ha sido lamentable; con una revolución perdida, y sin haber logrado una democracia con justicia social, ni mucho menos un desarrollo de la sociedad nicaragüense.

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Un comentario

  1. Cristina Majado

    El juego democrático tal y como está al uso en el mundo occidental. Concluir, por tanto, que después de una historia de sangre y fuego, que se ha extendido a lo largo de los siglos, un pueblo ha de salir adelante, en 20 años, no parece que sea razonable. Objetivamente, pueden compararse las cifras de pobreza, analfabetismo, salud, o cualquier otro indicador en el espacio de estos 35 años y así veremos cuál es el balance.
    No obstante, insisto, lo fundamental es que han sido los mismos nicas los protagonistas de su historia. Cuestión de dignidad, la mejor enseñanza de. Augusto César Sandino.

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