Las alcaldías desde otro ángulo

Gilberto Jerez

Gilberto Jeréz

Vistas las elecciones municipales desde la personalidad y preparación de los candidatos a alcaldes se generan muchas dudas…

La política aquí y allá pareciera que es un asunto de emoción donde está presente el corazón y sus reglas muchas veces son irracionales…

La mayoría de los electores no leen ni les interesan los programas, no piensan, no valoran a la persona que se presenta como candidato, los hechos realizados no los ven objetivamente, sencillamente se convierten en aficionados.

No les interesa saber que muchos políticos, en nuestra Costa Rica contemporánea, primero dicen una cosa, segundo piensan otra y tercero hacen otra totalmente distinta…

Lo que hoy le prometen, lo cambiaran mañana y en una semana o un mes dirán que nunca lo dijeron…prometer es muy fácil, cumplir no lo es tanto.

Como suele ser normal y es interna a algunos seres humanos, para alcanzar el poder inflan su ego en dimensiones insospechadas casi hasta parecer una caricatura, otros sufren ataques de metamorfosis que incluso cambian su paladar de plebeyos por el de nobles «estigmatizados» en revistas de rancias sociedades.

Por eso vale ver estas elecciones desde el ángulo de su cambiante personalidad con respecto a su realidad.

Es mucho lo que se juega en estas elecciones municipales obstaculizadas por la interferencia de los partidos políticos, en el afán de sus cúpulas de mantener su estructura, porque quienes lean esto han de saber que a muchas grandes ambiciones no les interesa, en la realidad, un comino sobre lo que suceda en un Gobierno Local.

Una gran oportunidad de mejorar sustancialmente a la democracia, la convierten en un asunto de individuos, donde el interés personal y del partido privan sobre la necesidad de un significativo cambio en el quehacer del asunto municipal e interés local.

Escribir y opinar en esta forma significa un riesgo, pues quienes solo conocen una forma de hacer política se pueden sentir aludidos y hasta ofendidos…

Evidentemente, por bien de la democracia, la forma en que se determina a los candidatos debe ser pensada más profundamente, no es democracia permitir que para algo tan serio pueda aspirar cualquier persona.

Además de que el régimen municipal sigue mostrando una profunda crisis de conducción y visión y más pareciera que se potencia, como un disparador de debilitación democrática, además de la ambición por salarios y oportunidades «políticas».

Normal dirían unos, nefasto para nuestra cada vez más alicaída democracia pensamos algunos…

Nuestra Costa Rica se mueve por intereses políticos y el régimen municipal no está excepto de esto, nada nuevo, pero no evolucionamos por el sentido de la razón y la necesidad de cambio.

Por un lado está forma de elegir nuestros alcaldes, con requisitos mínimos, le asegura cuadros a los partidos políticos para sus campañas nacionales a la medida de sus intereses…

El andamio y el «perpetuom mobile» aplicado a la maquinaria electoral.

Por otro lado alimenta, bajo el precepto que suele tener el «dirigente», de que se está preparado para cualquier cargo, el apetito de quienes viven constantemente preocupados por puestos que implican sobrevivencia y seguridad alimentaria a través del presupuesto, ya sea este nacional o municipal…

Si no fuese así, el concepto de region y su fortalecimiento, hace mucho que hubiese mejorado la calidad del gobierno local. Tenemos regiones gran logro disminuido por estas conveniencias

El «Concejo Regional», compuesto, concebido y estructurado por el sector institucional y politico; debería funcionar como un complemento fundamental al desarrollo de la region vendría a ser también un suplemento importante en la formación de otro tipo de líderes y el fortalecimiento de esas municipalidades pobres con bajos índices económicos y sociales.

Pues la meta importante para el fortalecimiento del régimen municipal sería lograr robustecer integralmente cada día más a las ciudades y municipalidades, hacerlas autosuficientes, política y económicamente, en otras palabras, que logren permanentemente estar en condiciones de financiarse su propio mantenimiento y desarrollo con la participación ciudadana.

Las elecciones municipales a medio periodo fueron concebidas precisamente para centralizar el interés en los gobiernos locales, mejorar la participación y lograr reclutar, ajenos al color político, a ciudadanos interesados en el desarrollo del cantón.

Cierto, algunas figuras de la contienda destacan y dan seguridad de visión en pro del desarrollo local, pero desgraciadamente son muy pocas y, por el contrario, saltan a la palestra los mismos de siempre, esos que intentan convencernos de que son los únicos que pueden desarrollar el territorio para el que se postulan.

Hablo de ciudadanos con «concha política» que no entienden de otra forma de vivir, se creen tan indispensables que consideran al presupuesto público como el comejen, la termita que deben roer y de por vida habitar!

Eso si, sin poder demostrar con hechos la fuente de su convencimiento.

Vemos así tránsfugas intentando, desde otros partidos, seducirnos de su «capacidad e intelecto comprobado», abrazando y besuqueando, prometiendo y afirmando que sin ellos el mundo está perdido…

Buscando, unos, que de nuevo les «contraten», otros que les permitan terminar sus grandes obras no concluidas y los neófitos afilando el machete para repetir el mismo rezo, vale empezar y si no la pega en esta, la pega entre cuatro años…

Sus ofertas no cambian; cifran sus esperanzas en el clientelismo tradicional aplicado en su vida política y cuentan con un ejército de acólitos todos acostumbrados a vivir siempre de sus artes en la conducción del ayuntamiento.

Nuestra Costa Rica está inmersa en una tempestad de problemas muy grandes y profundos, esto no es nada nuevo, vemos cómo nos envuelve la indiferencia y la desesperanza y sabemos en el pensamiento de muchos candidatos a alcalde no hay campo para la patria.

Los intereses personales, grupales y políticos, igual que en la política nacional, nos han convertido en una Torre de Babel donde no hay idioma común, tampoco intereses comunes, el diálogo es débil y la buena voluntad en favor de la patria podría decirse que no existe.

Por eso quisiera llamar la atención en este articulo, ante la carencia de requisitos que tienen muchos oferentes para ser candidatos a alcaldes; de cómo nos pasa desapercibida una triste realidad:

Vemos una campaña de más de lo mismo, pocas buenas excepciones, pero si una comedia de mediocridad y una muda sinfonía compuesta por una total ausencia de verdaderas y nuevas propuestas nada acordes con la realidad del ciudadano y los recursos reales con que puedan contar que es el presupuesto municipal.

Propuestas que vislumbren un cambio importante en la vida local y por ende en la nacional son muy pocas.

Intento entonces recomendar y llamar la atención sobre la importancia de averiguar sobre las verdaderas intenciones y la capacidad real de las personas que nos quieren gobernar.

Los buenos candidatos deben tener buena concha, estar dispuestos, con paciencia franciscana, a escuchar críticas sin argumento de gentes que del régimen municipal saben mucho menos que ellos o no saben nada…se deben acostumbrar a la palmadita en el hombro, a la falsa sonrisa mientras dentro del bolsillo del pantalón le están haciendo la fisga.

En lo poco que incursione en la política descubrí que para eso hay que tener un estómago dispuesto a digerir de todo, el cual yo no tengo y nunca quisiera tener…

Por eso escribo, no callo y me arriesgo a caer mal a quienes hasta su paladar de plebeyo pierden por aparentar señorío político.

Tomando en cuenta que, en nuestro país el significado de las «hojas de vida», en la mayoría de las veces, se han convertido en un papel «aguantatodo» nos cuesta encontrar el balance entre la verdad y la exageración.

Es importante entonces encontrar una forma de conocer al candidato a través de su personalidad, eso implica que tenemos que incursionar hasta en el análisis de la gente con que se ha hecho acompañar.

Ahondar en sus programas de gobierno es sumamente difícil, descubriremos algo así como un plagio de millones de propuestas sobre un mismo tema, que lo localizan, lo personalizan y lo presentan como suyo.

Pareciera que el salario, muchas veces desproporcionado con relación al presupuesto, les hace «mugir» y arremeter con furia por el puesto, tal como dicen, figurativamente, que corre el conejo tras la zanahoria.

Debemos reconocer que no puede ser de otra manera, en la mayoría de las veces, el pago es hasta irracional y la forma de definirlo más, puesto que se parte del salario más grande que pueda haber en la Institución, que por lo general es el del auditor.

Ante la falta de experiencia, plagio y de visión de algunos candidatos, debería de penarse a quien no aplicare obligatoriamente es programa supuestamente salido del estudio, su capacidad de propuesta realmente y conocimiento de los problemas locales…

Una forma de adecentar esto seria pagarle al alcalde en función de su preparación, su capacidad administrativa y sus resultados en la ejecución de su programa…

Seguro que la fantasía y la exageración disminuirían cuantitativamente.

El bienestar comunal de un pueblo basado en el régimen municipal y amparado a un Gobierno Local como instrumento de equilibrio y desarrollo, la ordenanza, obliga al Concejo a la aprobación de ese programa y a priorizar dentro de las propuestas…

Por eso es fundamental responsabilizar y vincular por ley a quien presenta un programa tan importante y fundamental para el municipe que intenta gobernar por 4 años; de la misma manera se debería exigir que lo cumpla y ejecute.

Esto debería ser de un análisis obligatorio para definir el voto, pues no se vale que se inflen y propongan metas basadas en falsas expectativas y promesas imposibles.

Nada extraño, pues, como lo he venido repitiendo, lo que se nos quiere representar muchas veces como «equipo» que aspira a gobernar localmente no es más que un grupúsculo donde se concatenan todos los intereses personales, ambiciones y necesidades a resolver con los instrumentos del poder local y político.

De esa realidad debemos de partir, por eso es necesario incursionar con lupa en la verdadera huella que la experiencia comprobada que el «líder» ha dejado en su vida real ciudadana.

Nada fácil, muchas veces es como encontrar una aguja en un pajar de promesas.

Hoy cuando el pueblo en su mayoría piensa que la política y quienes luchan por ser elegidos no son instrumentos para resolver sus problemas crece la apatía y el abstencionismo.

La razón es que, quienes aspiran muchas veces no logran permear en el alma colectiva.

Igual vale analizar cuando se propone obra pública cuando, por lo general, muy someramente se dice cómo y con qué dinero se harán las obras, la gente piensa en muchos millones.

Aquí la poca credibilidad se impone y se piensa con certeza ciudadana en piñata y en ocasión de ganancias amparadas a la corrupción y la impunidad.

No debemos dejar pasar el hecho comprobado de que la CGR no ha podido lograr pronta justicia ante las denuncias que se acumulan contra algunos alcaldes, entonces al ciudadano no le queda claro bajo que régimen sancionatorio se juzgan la honradez, la moral y la ética de los alcaldes.

Tanto hemos fallado denigrando a la clase política, donde todo político se considera ladrón, que para el ciudadano es muy importante auscultar, no solo la procedencia de los dineros públicos, sino como se gasta, pues una cosa es conseguir bienes que son públicos y otra el objeto donde se gastan esos recursos, la forma y quienes se encargan de realizar esas obras.

Lo anterior para hacer énfasis en la creencia masiva que tiene el pueblo, donde se suele decir con toda razón, que los recursos públicos sirven para hacer demagogia politiquera…

El vicio de ponerse flores con los dineros del pueblo: cacareando como dicen algunos.

Entonces es muy importante dilucidar y estar claro que en realidad propone y qué clase de valores tiene el ciudadano que aspira a un lugar de elección popular que tramite e intente conseguir dineros de las exiguas arcas publicas.

Además, el elector tiene ya conciencia que ese dinero, nuestro dinero,por lo general no es otra cosa que los impuestos que todos pagamos y parte de esa enorme deuda pública que cada día crece por la falta de seriedad de algunos gobernantes que así, muchas veces pagan favores al vasallo local.

Flaco favor le hacen a la democracia local quienes se valen de los recursos públicos y camuflar su verdadera personalidad y capacidad para hacer política.

La municipalidad elegida a medio periodo, reitero, era para enajenar a los partidos políticos de la política nacional, buscar enaltecer y fortalecer al régimen con más calidad, más conciencia y más participación ciudadana local.

Sin embargo pareciera que la clase política no entiende ni quiere razonar que nunca como hoy hay tanto ciudadano sin partido político, la cifra que muestran sistemáticamente las encuestas ya casi ronda la mitad de los electores.

La participación ciudadana se concibió en este proyecto de ley como una oportunidad para que, distante de los partidos políticos, los vecinos de un cantón o de un Concejo de Distrito pudiesen, por afinidades, visión, pertenencia y conocimiento; conformar un equipo que aspirará con ideas afines e intereses comunes resolver los problemas de desarrollo, la planificación y la mejor calidad de vida para sus municipes.

Alcalde, regidores, síndicos y concejales se vislumbraban unidos, en equipo, por los proyectos y la realización de los sueños que sus coterráneos exigen en favor de la comunidad y TODOS sus integrantes.

Lamentablemente hoy no es así, reitero, se postulan personas que han formado ese equipo con intereses político partidarios, vinculados, en la mayoría de las veces, a sus intereses personales, a los intereses de un grupo que aspira al poder para mantener su estatus o lograr desbancar a quienes hoy gobiernan, lo que en ambos casos no quiere decir que sean los deseos del pueblo.

Los candidatos, vuelvo a repetir, para elaborar sus programas aplican el mismo principio con que elaboran sus currículos, los atiborran de promesas y propuestas diciendo que van a hacer, pero difícilmente dicen como, con qué recursos y con qué herramientas lo harán.

Olvidan lo fundamental: tendrán que gobernar y ejecutar con un Concejo Municipal con diversas ideas, pluripartidista, desconocedor, en gran medida, de la ley.

Ningún «equipo» ajeno a lo local y con principal interés en el juego político nacional, logrará mayoría, puesto que, por no ser un grupo escogido balanceado, popular y consciente, difícilmente podrán obtenerla.

El mismo TSE en su «bienintencionada propaganda», no atinó a dar un mensaje más real al ciudadano sobre la importancia de estas elecciones, asumiendo que sus máximas necesidades están supeditadas a tener un confort y una serie de prerrogativas que jamás están al alcance de la mayoría de municipalidades con presupuestos sumamente deficitarios, pues ni siquiera han logrado resolver sus básicas prioridades en el ámbito de la gobernanza local.

Se olvida también, insisto en la promesa desproporcionada, es que en el sistema municipal no es nada fácil quitar funcionarios, vale arar con los mismos bueyes, a sabiendas de que existen leyes que hay que respetar en esos casos y que gran parte del plantel operativo municipal es consecuencia de nombramientos políticos y de compromisos adquiridos.

Pretender ignorar que un alcalde entra a ejecutar un presupuesto definido y comprometido muchas veces, por lo general, con un pendiente de cobro muy alto, es una osadía.

Con mucho más razón cuando descubra que tendrá que resolver miles de problemas generados por miles de de irresponsables promesas y falsas expectativas creadas por el mismo.

Se convierte así, el alcalde electo, en víctima de un divertido fenómeno representativo de nuestra idiosincracia y malicia indígena:

Todos le felicitan y todos votaron por él o ella; asimismo TODOS van por hacer cumplir la promesa dada.

El clientelismo puro en una fase de reclamo constante.

Debe entonces saber la ciudadanía que los ofrecimientos donde se recurría al presupuesto nacional y al ejecutivo, son como cantos de sirena pues, pertenezcan los elegidos, por bandera, o no al gobierno de turno sus posibilidades de financiamiento son exiguas.

La capacidad gerencial y negociadora de un individuo por lo general se adquiere por estudios o por pertenencia a la empresa privada donde se aprende por prueba y error.

Con las excepciones del caso que también son abundantes, los burócratas en su mayoría no son buenos administradores.

¿Alguien se atrevería acaso a discutir que nuestra actual gobernanza nacional no está en manos de un burócrata?

¿Un hombre, bien intencionado tal vez, pero que anda perdido, algo así como un «pisote solo» que perdió la autoridad que le dio un millón trescientos mil ciudadanos?

¡Para gobernar se necesita algo más!

Cuantos de ellos son hoy candidatos, cuantos burócratas han llegado a ostentar grandes puestos precisamente por ser buenos para nada?

El carácter, el criterio y la independencia en esta fase de la política nacional como que no son bien aceptados por los gobernantes de turno, principalmente por que no son estadistas en el buen sentido de la palabra.

Es más fácil para ellos contemplar y apoyar la opacidad de otros para que su escaso brillo no fenezca ni se vea amenazado.

Esa es la realidad que conocen y practican muchos de los políticos en nuestro país! No hay que perderla de vista en el análisis!

Todo lo anterior, incluso reiterativo en algunos temas como el programa, para pretender llamar la atención de lo que nos espera si no observamos bien la hoja de vida de quien se postula…

Observar el patrón de su comportamiento pasado y presente, real y fingido, que nos de la posibilidad de una legítima esperanza, por el bien del sistema municipal, la mismísima democracia y la importancia del voto a emitir.

Es de rigor entonces pasar a los candidatos entonces, por es análisis comparativo que intento describir, pasarlo por un tamiz comparativo que nos permita emitir un voto con plena seguridad.

Recordar que muchos grandes y bien intencionados hombres, no lograron alcanzar el poder, ni tuvieron la oportunidad de dirigir un gobierno, por decir las realidades, que no se quieren escuchar.

Pasar entonces por esa zaranda a TODOS es indispensable, los buenos saldrán gananciosos y a los falsos y mentirosos se les caerá la careta y abonará a la democracia con su boñiga…

Claro, esto debe hacerse indiferentemente de los partidos políticos, diputados o grupos y personas que, en esta triste coyuntura electora, se comprometen, abandonan sus puestos de trabajo para apoyar al correligionario en el que ven, muchas veces, al candidato como un objeto de inversión manoseable a través del cual se pueden eludir las leyes y las ordenanzas locales.

Los candidatos a alcalde, regidores síndicos concejales e intendentes deben, por el bien de nuestra democracia, ser honestos y dispuestos a demostrar con hechos sus capacidades, en vista que no se cumplen con las expectativas básicas plasmadas en una elección de medio periodo; esto deben asumirlo como una obligación.!

El vecino, el ciudadano debe ir a votar, debe hacerlo aunque no haya oferta por qué suspirar.

Si no lo hace está contribuyendo a que el régimen municipal se disipe, poco a poco y más y más en una institución sin proyecto, sin futuro y cómplice de la decadencia de una democracia que hace aguas por su polarización, por su anarquía y principalmente por la tozudez de sus habitantes que prefieren estar todos contra todos queriendo demostrar que cada uno tiene la razón.

Esta vez no podemos darnos el lujo de ser indiferentes, en la historia de muchos de los 81 cantones se escribirá una página en blanco que solo dirá: 6 años perdidos antes de esta primera elección de medio periodo.

Si los ciudadanos activos o preocupados renuncian a la política local, están abandonando su sociedad a sus funcionarios más mediocres y venales, asimismo están siendo copartícipes de 4 años de historia en blanco.

No debemos olvidarlo ni permitirlo, analice al candidato y salga votar.

¡Aunque sea por el menos malo!

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