La ruta de la tristeza

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Carlos Revilla

Carlos Revilla M.

Esta semana ha estado llena de acontecimientos políticos relacionados con el nuevo gobierno. Se acercan los famosos 100 días y lo que se considera como el momento para evaluar a las nuevas autoridades. Curiosamente o también algo que pudo ser planeado, se le ha querido dar un tinte un poco o muy diferente, y entonces, y en lugar que estos 100 días sean para evaluar el gobierno entrante, lo sean para evaluar el anterior. Con el anuncio —muy publicitado por cierto— que habrá un informe sobre como se encontró el país, lo dice todo. Hmmm… me suena más a estrategia que otra cosa, para que no se hable del gobierno entrante.

Evaluar el gobierno en los primeros 100 días es una costumbre ya vieja, por lo menos yo la recuerdo desde que tengo memoria de estas cosas, y eso ya hace su rato. Lo que nunca he comprendido es por qué 100 días, pero bueno, eso no tiene mucha importancia. Sean 50, 100 o 150 días, hay necesidad de evaluar un gobierno, y especialmente este.

¿Y por qué es tan especial este gobierno? Muy sencillo, porque este es un gobierno PAC, y no solo eso, es el primer gobierno PAC. Y el PAC recuerden, es el adalid de la ética, y ni se diga su fundador y actual diputado Ottón Solís. Son los que desde el 2002 —año de su fundación— vienen insistiendo y machacando en ese tema, dele que dele todos los días sin parar. Nosotros los del PAC somos los honrados e impolutos y los otros los corruptos, especialmente Liberación Nacional.

Generalizar es muy peligroso y grosero. La corrupción es un mal endémico en todo lado, incluso fue una de las causas principales para ir a una guerra civil (1948) con tribunal de probidad y todo para enjuiciar a los corruptos. Pero… y aquí quiero hacer la diferencia este mal es cosa de personas, no de partidos o instituciones. No se vale decir que Liberación Nacional o cualquier otro partido es un partido corrupto o un partido de corruptos. Qué ha habido corruptos, los hay y los habrá, es totalmente cierto.

Esto nos dice que es muy fácil criticar y hablar cuando no se está en el poder. Siempre pensé ¿qué pasará si ganan las elecciones? en referencia al PAC y la pasada elección al Frente Amplio también. El dicho que popularizó nuestro presidente últimamente de «no es lo mismo verla venir que bailar con ella», lo cambiaría a «para hablar y comer pescado hay que tener mucho cuidado». En casi 100 días de gobierno, las faltas éticas y cuestionamientos ya son muchos, como para atribuirlos a la novatada, o porque son muy inocentes e inexpertos. Que va.

De los cuestionamientos quiero destacar dos de los últimos, uno del PAC como partido y el otro del gobierno, eso si, dejando claro que hay más casos, pero por la brevedad del análisis solo me referiré a estos, que son 1. el pago del PAC de 277 millones de colones al abogado Jorge Sibaja; y 2. la asesoría de Iván Barrantes al gobierno y el «premio» de 75 millones colones que le dio el PAC.

Vamos con 1. Simplemente esto es inaudito, es claramente beneficiarse de una forma contraria a la ética, y tampoco creo que haya sido legal, esto porque estamos hablando que el pago era con plata de la deuda política. Al día siguiente de destaparse el escándalo por esto, con premura el PAC le pidió al TSE que no le pagara esa plata. Pero no hicieron esto por desprendimiento o porque reconocieron el error y querían enmendarlo. No, fue porque si mantenían el cobro los podían acusar de estafa.

Esto lo que nos indica es que el PAC está agarrando mañas de las partidos tradicionales. O sea se está convirtiendo en un partido tradicional también. Esto es bueno, no por las estafas por supuesto, si no más bien, porque el PAC se está dando cuenta de la forma más dura, de lo que es ser un partido político de verdad con sus virtudes y defectos.

Ahora 2. Este es el caso más terrible de todos, porque involucra directamente a la presidencia. Recuerdo un cuento de un candidato presidencial que ganó las elecciones y hubo una persona que la ayudó mucho en la campaña; entonce el presidente electo se reunió con él, era una persona de su confianza y le preguntó «bueno ¿qué querés que te de, una presidencia ejecutiva, una junta directiva, una embajada?» y el otro muy astutamente le contestó «no me des nada», por lo que el presidente electo se quedó sorprendido y le dijo «¿entonces que querés? y le contestó «yo lo único que ocupo es que me dejés poner una oficina a la par de la tuya y que digás que soy tu amigo»… sin comentarios. Lo mismo de ahora con el presidente Solís y este señor Iván Barrantes, con la enorme diferencia que en el caso que acabo de narrar, no se dio lo de poner la oficina, y ahora si. Que triste

Dice este señor Barrantes que no hay nada de malo ni ilegal en la asesoría que le está dando a la presidencia de la República. Por supuesto que si, desde que se le dan bienes públicos para su uso ya estamos en problemas, y de lo que hace ahora al delito de tráfico de influencias hay solo un paso y muy pequeño. Sin olvidar que le pusieron una oficina a la par de la del presidente. Y lo horrible de esto es que es en ¡un gobierno del PAC! donde no deberían pasar estas cosas, y sin embargo suceden. Que mal.

El premio de 75 millones de colones que le dieron a este señor Barrantes, fue por hacer la llamada «Ruta de la alegría» que era una especie de plazas públicas llevadas a cabo durante la campaña política, creo que para la segunda ronda. En la tal ruta de la alegría habían payasos, cimarronas y cosas de esas. Ahora más bien parece que vamos hacia una «Ruta de la tristeza», donde una orquesta toca la marcha fúnebre y hay lloronas, solo que en esta ocasión ya no hay premio, más bien todos perdemos.

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